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17 de julio de 2019

Un “dólar quieto” sostenido en la especulación financiera

La “bomba” de las Leliq y los plazos fijos

En su afán de mejorar las chances electorales del gobierno de Macri, con la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI) y para mantener el “dólar quieto” aunque sea hasta las elecciones primarias, el Banco Central viene insistiendo en su nefasta política monetaria que ahoga la economía nacional y, en consecuencia, el consumo y la inversión productiva. El principal instrumento para ello es emitir Letras en pesos a intereses leoninos para encubrir la ficción de la “emisión cero” de pesos, que inmediatamente se trasladarían al dólar y a una mayor inflación en los precios de la economía dada la “libertad absoluta” que el macrismo impuso a los movimientos de capitales en el mercado argentino, que es uno de los más concentrados y oligopolizados del mundo según el Banco Mundial.

Tras el descalabro provocado el año pasado al entrar en crisis la especulación financiera por el brutal endeudamiento con las entonces llamadas Lebac, surgieron las Leliq (Letras de Liquidez) como otro instrumento del Banco Central, en un nuevo pacto con el FMI para “tranquilizar al dólar” y evitar que en lo inmediato se vuelva a desbocar la inflación. A diferencia de las Lebac las Leliq son de más corto plazo y su tenencia está limitada a bancos y compañías financieras, mientras que las Lebac no tienen restricciones en cuanto a su tenedor. Así supuestamente serían más manejables, aunque el Banco Central tenga que pagar tasas de interés astronómicas al sistema financiero reeditando el carry trade (“la bicicleta”) para que ingresen fondos especulativos que mantengan el dólar “quieto”, mientras la inflación reprimida permita mantener el diferencial de tasas de interés que “incentive” su ingreso.

Pero este “remedio” se ha convertido en un mayor veneno para la economía nacional, por la bomba de tiempo inflacionaria que implican las Leliq cuyo stock ya supera los $1,2 billones (las Lebac alcanzaron ese mismo nivel en vísperas de la crisis del 2018). Este monto ya es equivalente al 90% de la base monetaria, es decir la cantidad de dinero circulante que se mantiene “congelado” en unos $1,4 millones emitiendo estas letras con exorbitantes intereses. Aunque el Banco Central no paga los intereses emitiendo pesos, lo hace emitiendo más Leliq para pagarle a los bancos: en el primer semestre de 2019 los intereses del Banco Central ya superaron los $304 mil millones. En comparación, los intereses que pagó el Banco Central en todo el año 2018 fueron casi de $132 mil millones. Es decir que ya en los primeros seis meses del año los intereses que nos hacen pagar a través del Banco Central fueron más del doble en relación a todo el año pasado, que en un año superarán con creces lo que nos hacen pagar a través de la acrecentada deuda pública del propio gobierno (en la que no se incluye la del Banco Central), hoy en más de $400 mil millones al año.

Para reforzar “la bicicleta”, con lo que se refuerza su dinámica explosiva, el reemplazo de las Lebac por las Leliq vino acompañado del aumento del porcentaje de los encajes (fondos que los bancos deben mantener inmovilizados), permitiéndoles que ese dinero puede ser invertido en Leliq a las fabulosas tasas de interés con que se endeuda al Banco Central. Así los bancos pudieron aumentar las tasas que pagan por los plazos fijos comprando con esa plata las Leliq, reeditándose una situación semejante a la “plata dulce” de Martínez de Hoz bajo la dictadura videlista. De esta manera se mantiene congelado el dinero circulante derivando a la especulación financiera todos los fondos prestables de los bancos, haciendo inviable el crédito para la inversión productiva o el consumo. Así los plazos fijos del sector privado, que acrecientan la bomba inflacionaria de las Leliq, ya ascienden a más de $1,5 billones, un monto que supera en este caso los $1,4 millones de la base monetaria congelada, con la que hoy se mantiene ahogada a toda la actividad económica del país.

Si toda esa plata que está en la especulación con las Leliq y los plazos fijos se destinara al trabajo y la producción nacionales podrían reactivarse inmediatamente todas las capacidades hoy ociosas en recursos humanos y técnicos (por la desocupación y la subutilización de las instalaciones, que no es por la poca flexibilidad laboral como dicen el gobierno y el FMI, sino porque es mucho más rentable “invertir” en la especulación que en la producción). Además, con esos fondos se podrían resolver inmediatamente todas las emergencias, recuperar los salarios y demás ingresos de los trabajadores, salud y educación acordes con las necesidades, y encarar un verdadero desarrollo agrario e industrial nacionales, básicos para una patria libre y soberana.

Escribe Eugenio Gastiazoro

Hoy N° 1774 17/07/2019