Slonimsqui enmarcó la fundación de la CEPA, en medio de un auge liberal y con la caída del Muro de Berlín. “Nosotros no compramos esos espejitos de colores, de que no es posible otra cosa. Creamos la CEPA convencidos que anida en millones de estudiantes los embriones de la liberación nacional y social”. Recordó Slonimsqui que en la fundación de la CEPA, “recurrimos a lo mejor de la historia del movimiento estudiantil”, homenajeando a Jorge Rocha, Norma Nassif, Rafael Gigli, Carlos Paillole, y Raúl Salvarredy.
Destacó dos cuestiones “que tomamos de esas experiencias, como continuidad. En primer lugar, en un país dependiente como el nuestro, el movimiento estudiantil es ganable en su mayoría para la lucha por la liberación nacional y social…. En segundo lugar, la Universidad es parte del aparato del Estado… Por eso la consigna de la universidad del pueblo liberado preside nuestra organización estudiantil.”
Contó luego la pelea, en conjunto con fuerzas aliadas, por la disputa en los organismos de masas. Historió Slonimsqui el recorrido en común con otros sectores populares que le permitió a la CEPA ser protagonista en las dos Marchas Federales, y algunos hitos de la lucha universitaria. Y cómo, en esas luchas, la CEPA puso el centro contra la Ley de Educación Superior del menemismo.
“Sin línea de masas es imposible avanzar en el movimiento estudiantil. Y la línea de masas parte de tener en cuenta la necesidad del último estudiante”, dijo Slonimsqui. Finalizó destacando la necesidad que el movimiento estudiantil tenga una dirección capaz de sintetizar las mejores experiencias de lucha y llevarlas a un nivel superior, “de lo contrario es imposible plantearse que el movimiento estudiantil confluya con el movimiento obrero y popular en la lucha por la liberación nacional y social”.