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04 de diciembre de 2014

Amancay Ardura

La clase obrera y su rol en la lucha contra la inseguridad y la droga

Desde abril de 2014, la clase obrera incluyó la inseguridad  y la droga en su programa  de reclamos, junto a los económicos y políticos. Fue un salto cualitativo político, pues desde muchos años era el principal problema social que viven los trabajadores y el pueblo. Hace 6 años que el problema está al tope como reclamo en las encuestas que se realizan, junto a la inflación, la desocupación y otros.

Desde abril de 2014, la clase obrera incluyó la inseguridad  y la droga en su programa  de reclamos, junto a los económicos y políticos. Fue un salto cualitativo político, pues desde muchos años era el principal problema social que viven los trabajadores y el pueblo. Hace 6 años que el problema está al tope como reclamo en las encuestas que se realizan, junto a la inflación, la desocupación y otros.
Pero la realidad ha hecho que, de un problema social grave, se vaya transformando en un importante problema laboral. Por el avance de la droga en los lugares de trabajo; los robos, atracos o aprietes a la salida de los barrios y entrada y salidas de lugares de trabajo; la muerte, heridas causadas en las entraderas, en casas particulares o locales comerciales, a los choferes de ómnibus, de taxis, camioneros; la problemática psicológica en trabajadores que tienen hijos o familiares en la adicción, o en el delito fruto de la adicción.
La clase obrera ,junto al pueblo y buena parte de la sociedad, está siendo acorralada tras las rejas en sus casas, mientras los carteles del narcotráfico y el delito organizado -al amparo de un sector de las fuerzas de seguridad, jueces y políticos corruptos- tratan de controlar las calles día y noche.
Es de enorme importancia que la clase obrera, como lo ha empezado a hacer, asuma su responsabilidad, tomando en sus manos el problema,  y luche por avanzar, en el camino de dar vuelta la situación y acorralar al narcotráfico y el delito amparado desde importantísimos sectores del Estado. Para acumular fuerzas también en este plano. Hegemonizando al pueblo que, en su lucha, imponga un poder popular que termine con estas lacras y logre  la liberación nacional y social
 
Algunas razones de la inseguridad
La inseguridad es la gran publicidad mafiosa para que crezca un gran negocio: la seguridad privada y la industria de la seguridad privada, que avanzan a saltos desde hace 25 años en nuestro país y el mundo, junto a la educación privada y la salud privada. 
La seguridad privada mueve más de 3200 millones de u$s anuales en alrededor de 800 empresas. Muchos de los ejecutivos de esas empresas de seguridad privada son jefes retirados, familiares o testaferros de jefes de las fuerzas de seguridad pública, junto a la estructura corrupta de las fuerzas de seguridad del Estado, que hacen de la recaudación por cohecho, o coima, fondos en negro cuantiosos que enriquecen a un sector de jefes y de políticos que lo dirigen, junto a jueces venales, incentivando en ese marco la inseguridad a través de las bandas controladas por esos sectores policiales. Obtienen así, en primer lugar, que las grandes empresas y los sectores pudientes sean los que contraten a esas empresas que le suministran personal, cámaras, centros de monitoreo, alarmas, etc, etc. Y empujan a que sectores menos pudientes también lo hagan. Así le llega en la actualidad esta protección -que tampoco es segura- a unos 2 millones de personas, en tanto el resto del pueblo y la sociedad son  librados a la barbarie y a su suerte.
Desde los comienzos de esta situación, pudieron desarrollarse en el país varios carteles de narcotraficantes -entremezclados con distintos sectores imperialistas que los manejan- haciendo que la Argentina se fuera transformando  – de ser un país de tránsito de cocaína, marihuana, o efedrina-   en un país donde se cocina droga, aumentándose en forma geométrica su distribución  en estado puro y el de  sus excipientes, como el paco, que centralmente se distribuye en los sectores más humildes y en sectores  de la clase obrera. En los últimos 10 años el salto de estos dos grandes negocios, asociados al de los seguros, el juego, la trata y parte de la noche, ha crecido en forma vertiginosa, frente a un gobierno nacional y muchos gobiernos provinciales que se han negado a reconocer  la gravísima situación. Por acción  u omisión.  gran parte de los políticos que dirigen el Estado han dejado correr la situación, porque son parte del problema, y una parte se ha estado beneficiando con él.                                                                                         
 
Se paga tres veces, se vive con el corazón en la boca
Nosotros, los ciudadanos integrantes de la clase obrera o de ostras clases populares, pagamos tres veces para tener seguridad. Por un lado, al Estado nacional (IVA, impuesto a las ganancias, a los combustibles), y a los Estados provinciales (inmobiliario, rentas, tasas municipales, etc). También pagamos  – en el precio de todas las mercaderías-  el costo de la seguridad privada de las empresas que las producen,  transportan y venden, y de los servicios. Y gastamos otra parte de nuestros salarios en protección de nuestras casas como rejas, luces, cerrajerías, etc. Pero, no obstante ello, vivimos con temor por nuestros hijos cuando van a la escuela o transitan por los barrios o cuando van hacer deporte o divertirse. Si algunos de nuestros hijos o familiares caen en la adicción a una droga nos agobia la vergüenza, la culpa, la impotencia, la desesperación. Y si en el marco de la adicción empiezan a ser esclavos de los narcotraficantes o sectores policiales, sufrimos por el el temor a su muerte o el dolor de que  este preso. Mientras, peleamos para que otros de nuestros pibes no caigan en la adicción.   Y  no existen instituciones del Estado para la recuperación de las adicciones. Lo que nos demuestra que el negocio de la inseguridad y el narcotráfico es planificado para destruir una juventud, una clase obrera y un pueblo rebelde como el argentino, donde las victimas hacen millonarios a sus victimarios. Una política planificada por los imperialistas y las clases dominantes de nuestro país. Una política de Estado , los hechos lo demuestran .
Por otro lado, todos los días se suceden muertes de trabajadores, de pequeños comerciantes, de inocentes, asesinados en robos o al cruzarse  en tiroteos entre bandas. Familias enteras sumidas en el dolor , reclamando justicia, en el marco de una gran impunidad , mostrando que para estos crímenes no hay derechos humanos por parte de los actuales gobernantes. La realidad  muestra  que la situación está fuera de control, que vamos en camino a la barbarie,  decenas de mujeres quemadas por hombres,  violaciones seguidas de muerte, el avance del abuso sexual a niños e infantes.
 
Se va haciendo experiencia en la autoorganización
Frente a todo esto hace varios años que la clase obrera y el pueblo han ido teniendo distintas respuestas frente a los brutales hechos de inseguridad. Se han quemado comisarias, se han hecho centenares de movilizaciones reclamando justicia, seguridad y contra la impunidad, algunas de ellas muy grandes como aquellas encabezadas por Blunberg, que pretendió y logró algunas modificaciones por mano dura y de criminalización de la pobreza. Es decir, sorprendió “por derecha” al kirchnerismo y lo puso a la defensiva. Pero rápidamente los hechos demostraron que el pueblo no quiere ir “por derecha” , y Blumberg termino en el olvido. Ahora,¿por qué fracasa?.  Porque la clase obrera y el pueblo saben que los pobres no son el principal problema a atacar en lo referente al delito y a las adicciones, sino los políticos, los jueces y los  policías corruptos, al servicio de los jefes narcotraficantes. El pueblo y la clase obrera saben que ya van más de 4 o 5 mil jóvenes muertos por gatillo fácil, mientras no hay ningún preso de los funcionarios del poder político.
Lo que ha ido convenciendo poco a poco -en  medio de enormes temores-  que sirve de poco exigir más policía, más patrulleros, más cámaras, porque eso no resuelve el problema. Es así que en diferentes lugares del país  la clase trabajadora y el pueblo se han empezado a autoorganizar, tomando en sus manos el cuidado y protección solidaria entre los vecinos, los padres y la comunidad educativa en las escuelas, en la formación de grupos de trabajadores para autodefenderse en el camino de la casa al trabajo, etc. Incluso frente a hechos de vandalismo organizados, como los ocurridos en diciembre de 2013, durante los levantamientos policiales, se dieron ejemplos de autoorganización masiva en Tucumán, Córdoba y otras provincias, que pusieron en jaque al poder político.
La autoorganización va surgiendo como camino junto a la lucha social, económica y política de la clase obrera y el pueblo.  Algunos políticos como Massa -que percibieron que este camino comienza a avanzar- tomaron, a principios del 2013, el tema de la inseguridad, partiendo de saber que este problema estaba al tope de las encuestas en los últimos cinco años. Y  su práctica como intendente  dejó ver rápidamente que, entre otros patrones,  tenia los de la industria de la seguridad privada, y que proponía las policías municipales para poder controlar los intendentes la enorme recaudación mafiosa de las mismas. Puesto el tema en la agenda pública en la pelea política hacia las elecciones del 2013, se produjo un hecho cualitativo, que es la declaración de los obispos, que siguiendo los lineamientos y opiniones del nuevo Papa argentino, aumentó la visibilidad ante el país de una parte de lo que está pasando en la realidad. Frente a esto el gobierno nacional quedó a la defensiva. Por eso Cristina se va abrazando a Francisco, mientras Massa, jugando de opositor,  gana las elecciones de la provincia de Buenos Aires.
Scioli, que es parte del problema de la inseguridad,  buscó recolocarse desde la “mano dura “, disputando con Massa y siguiendo el camino de Cristina,  que trasladó miles de gendarmes previo y durante el proceso electoral para crear sensación de seguridad, sin que se avance de fondo ni un paso. Scioli piensa, tal vez, que “resuelve” tomando miles de nuevos policías en el marco del clientelismo electoral, sin entregar la caja negra a los intendentes -como pretende Massa-  y, a la vez, quitando enormes sumas del presupuesto –de por sí magro- destinado a la educación y la salud, para volcarlo en manos de la industria de la seguridad privada, de las automotrices, etc. Política que ya está fracasando porque la situación sigue igual, o peor, que antes.
Cristina para mostrar, a la vez, que es bien querida por el Papa, colocó frente a la seguridad al “súper Berni” que se muestra continuamente en operativos contra las protestas de la clase obrera y el pueblo, y a la vez, en operativos antidrogas. Los números demuestran que son miles los procesados por luchar por este gobierno, y sólo se incauta el 10%  de la droga que circula en el país
Debemos abordar integralmente la situación
 
Correctamente los paros generales de nuestra clase obrera -que expresan la bronca frente a la inflación, la devaluación, la precarización laboral  y la lucha contra la descarga de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores- han incluído también  el fortísimo reclamo contra la inseguridad ciudadana y la droga.
Esto nos exige abordar integralmente el problema, tomando en nuestras  manos la lucha , como hicimos en el 2001 frente al hambre , porque – para que no ingresen nuevos jóvenes en la droga – debemos pelear con prevención solidaria, desarrollando deportes, recreación sana  , cuidados en escuelas y sistema solidarios de autoprotección,
Es necesario trabajar sobre padres, madres y familiares para ayudar a tratar adictos, y luchar muy fuertemente por instituciones libres donde tratarlos , lograr que no se escondan los problemas por vergüenza o sentimiento de culpa.
Debemos estar al lado de cada familia que sufra el dolor de tener un muerto, herido, o simplemente la humillación brutal del delito, acompañando la lucha por desnudar al Estado y la impunidad , y ayudando a unir los familiares y vecinos que luchan por cada caso que ocurre.
Impulsar en los lugares de trabajo la prevención contra la droga, unirse para denunciar los narcos  siempre es difícil porque hay que vencer los miedos , y luego resistir las amenazas  y ataques. Debemos pelear por incluir en convenios y obras sociales las licencias por tratamientos de recuperación  y los costos del mismo en instituciones adecuadas. Hay gremios donde la situación es sumamente degradante, como  en la UOCRA, donde en empresas tercerizadas de grandes empresas , para que un obrero sea escuchado por un delegado debe llevarle de regalo drogas.
Nuestra  lucha por recuperar los cuerpos de delegados debe  también incorporar este aspecto de la política
Obliga en la fábrica y en los barrios a unirse solidariamente, autoorganizándose para protegerse en todos los aspectos y coordinando todas las formas de autoorganización que van surgiendo , sumando a todas las personas que, piensen como piensen, estén de acuerdo en hacerlo.
Se necesitan organizar equipos estables de psicólogos que nos ayuden. Estamos contra la mano dura del Estado y no somos partidarios de la justicia individual por mano propia , pero el pueblo autoorganizado sabe qué debe hacer en cada caso, para parar la brutalidad  a que nos someten, y para lograr sacar a muchos jóvenes de la esclavitud a que los someten los narcotraficantes. Hay muchas experiencias   que se van realizando.   
Debemos tácticamente , en el marco de la lucha política electoral del 2015, analizar cada propuesta  que realicen los políticos del oficialismo y la oposición del sistema , para desnudar su esencia , o si sirven tácticamente , como en el caso de las fiscalías en los distritos. Debemos incluir en cada propuesta sobre el tema la denuncia de un Estado podrido , que no se arregla con parches, o fortaleciéndolo como postulan otros, sino describirlo como un árbol que no da sombra ni frutos al pueblo porque su tronco y raíces están podridas y se lo debe hachar  y plantar uno nuevo. Criado por el pueblo con un nuevo poder, refundando desde sus cimientos una nueva República, a través de una salida popular  que avance en la liberación nacional y social y termine con la dependencia y el  latifundio, y las lacras del delito, las drogas y la trata de personas. Todo lo cual requiere el fortalecimiento del partido de vanguardia.