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17 de agosto de 2016

La “Cobertura Universal de Salud” de Macri

Aportes para la discusión

 
Fiel a sus principios, el gobierno de Macri apunta a profundizar las políticas liberales en salud mediante una Cobertura Universal en Salud (CUS) en la Argentina. En este caso tienen que agradecerle a los Kirchner la herencia recibida, ya que con el Banco Mundial y Organización Mundial de la Salud (OMS) mediante, sentaron las bases para que se pueda implementar esta política.
 

 
Fiel a sus principios, el gobierno de Macri apunta a profundizar las políticas liberales en salud mediante una Cobertura Universal en Salud (CUS) en la Argentina. En este caso tienen que agradecerle a los Kirchner la herencia recibida, ya que con el Banco Mundial y Organización Mundial de la Salud (OMS) mediante, sentaron las bases para que se pueda implementar esta política.
 
¿Qué es la CUS?
En el año 1993 el Banco Mundial en forma conjunta con la OMS presentan el informe bajo el nombre “Invertir en Salud”. Este sienta las bases para reorientar el gasto público en salud, direccionando a que los estados realicen el gasto en salud por programas y para los sectores más pobres y vulnerables (Atención Primaria de la Salud Selectiva) esto es: una salud pública para los pobres. Para los que puedan pagarla habrá mejores servicios y alta tecnología en el sector privado. Por otro lado ya comienza como propuesta de financiamiento para garantizar lo que sería mayor complejidad (en manos de sectores privados de salud) impulsar seguros de Salud privados o públicos. 
En 2005, la OMS en su 58 asamblea, formaliza la línea del Seguro Universal de Salud como forma de garantizar “que toda la población pueda acceder a la salud”, en Argentina garantizado por el art 14 bis de la Constitución. En el informe sobre la salud en el mundo, bajo el título: “La financiación de la salud en el mundo. El camino hacia la cobertura universal” deja claro varios puntos.
Básicamente el seguro apunta a financiar la demanda de salud (salud prepaga para la población en general) y que la oferta (centros de atención primaria, hospitales, clínicas privadas, clínicas de diagnóstico y rehabilitación) compitan en igualdad de condiciones por la captación y facturación de los potenciales pacientes. La igualdad de condiciones es relativa por el inmenso desfinanciamiento del sector público de salud desde hace décadas.
Según datos del informe del Sumar: “Profundizando la integración del sector público de la salud y de la seguridad social” del 2014: “El sector de la Seguridad Social en Argentina provee cobertura de salud a cerca de 24 millones de personas en todo el país. Las obras sociales provinciales brindan cobertura a cerca de 7,2 millones de afiliados en las 24 jurisdicciones (23 provincias y CABA). Por su parte, el sector público a través del Programa Sumar cuenta con una población objetivo de casi 10 millones de personas en todo el país”. 
Hoy el número dentro del sumar asciende a 14 millones. Por lo cual representa un negocio para el sector privado de la salud de 14 millones de capitas nuevas.
 
¿Cómo llegamos a la CUS?
Durante el gobierno de los Kirchner se implementó los programas que sentaron las bases administrativas para la implementación por el gobierno de Macri de la CUS en la Argentina. Estos programas financiaban a los establecimientos de salud según su productividad. En el año 2004 nace el “Seguro de Salud para los pobres en Argentina”, bajo la denominación de Plan Nacer. Este programa ya tiene como uno de sus objetivos la implementación de los Seguros de Salud. El Plan Nacer se financió a través de Préstamos del Banco Mundial, la primera etapa el APL I BIRF AR-7225 de US$135,8 millones, la segunda etapa el APL II BIRF AR-7409 por US$300 millones, el Programa Sumar, es decir la ampliación y continuación del Plan Nacer, es financiado por el préstamo BIRF AR-8062 por un monto de US$400 millones. En el marco de este último convenio se otorga una ampliación de préstamos para seguros de salud provinciales planificada para julio del 2016 de U$S200 millones. Por su parte desde la Nación se desembolsaron US$40 millones. Se estima que las provincias en el marco del Programa Sumar invirtieron la suma de US$35 millones. La tasa básica de interés es la Libor. Es decir que estos programas se financiaron con deuda por 1035,8 millones de dólares más intereses.
 
 
La discusión
Con la CUS bajo una “imagen de igualdad de derecho” se apunta a financiar la demanda de salud, en lugar de desde el Estado, aportar recursos económicos al sector público para fortalecerlo. Esto, que a simple vista parece solo un detalle administrativo para cumplir el loable fin de igualdad de derecho y cobertura en salud para todos, abre un enorme nicho de negocio (cerca de 14 millones de personas) para el sector privado, sobre la base del financiamiento desde las cajas de obras sociales provinciales y aportes del Estado. Según el documento de 154/14 de la OPS, el Estado debe ir a un gasto público en salud de por lo menos el 6% del PBI. Según datos del Banco Mundial en la Argentina en los últimos 5 años se ha aportado desde el sector público un 3,011% del PBI en promedio, es decir la mitad.
Si la preocupación por parte del Estado nacional es el sector más vulnerable de la sociedad por encontrarse desprotegido a causa de las falencias del sistema público de salud, la pregunta que surge es si la adhesión a este esquema de salud implica semejante inversión por parte del Estado, ¿por qué no volcarla a un sistema público de salud que se encuentra totalmente desfinanciado hoy pero ya es gratuito? ¿Cómo hará el Estado para financiar la demanda por un lado y para sostener un sistema de salud pública y a sus trabajadores por otro? ¿Cómo hará un sector público desfinanciado para competir en igualdad de condiciones con el sector privado?
En nuestra rica historia del sistema de salud y en la historia de otros lugares del mundo como en China de la década del 70, encontramos muchos antecedentes históricos de cómo es posible y eficiente un sistema público de salud que pueda cubrir las necesidades de nuestro pueblo (como lo desarrollado por el Dr. Carrillo) y además poner centro en prevención de la enfermedad y promoción de la salud, APS como la practicaron los médicos descalzos de China y se planteó posteriormente en Alma Ata.
Indudablemente, las corrientes más liberales no conciben la idea de un sistema público totalmente gratuito, no selectivo y que cubra todos los niveles del sistema de salud, desde APS, hasta alta complejidad. Esto nos lleva a una discusión más de fondo y que se sintetiza en la pregunta: ¿Para quién debe ser gestionado este Estado, para que las grandes mayorías de la sociedad puedan tener acceso al trabajo, educación, salud, deporte, recreación, o para las minorías que obtienen enormes ganancias con estas necesidades?