Al cierre de esta edición (10/5), la crisis desatada por el pedido de juicio político a la presidenta de Brasil por parte de la mayoría de los diputados, daba un nuevo giro. El presidente interino de la Cámara de Diputados, Waldir Maranhao, anuló la sesión de la cámara baja que había aprobado el “impeachment” contra la mandataria. Maranhao alegó irregularidades en la votación, con lo que el proceso volvía a Diputados. El presidente del Senado aseguró que seguirá adelante con el juicio político.
Brasil se encuentra afectado por una profunda crisis económica, y una recesión que ya lleva más de dos años, vinculada a la crisis internacional, y en particular a la caída de la demanda china. Esta crisis, que afecta a toda Sudamérica, y en particular a nuestro país, ha desembocado en crisis política y social.
El gobierno de Dilma Rousseff tomó una serie de medidas de ajuste, que afectaron la salud, la educación, los salarios del sector público, etc. En los últimos años hubo grandes luchas contra las medidas de ajuste, que incluso se pronunciaron contra la realización del Mundial de Fútbol, en un país donde este deporte tiene tanta popularidad como en el nuestro.
En los 13 años de gobierno del PT, primero con Lula y luego con Dilma, avanzó el agronegocio, tuvieron enormes ganancias los bancos, se mantuvo la educación y la salud privadas, se paralizaron completamente las luchas por la reforma agraria, llevadas adelante por el Movimiento Sin Tierra, no se investigó y se siguió pagando la deuda externa. También se sancionó una ley “antiterrorista”, que criminaliza las luchas sociales
En medio de la crisis, han estallado los escándalos de corrupción, por los que varias empresas de construcción han pagado coimas millonarias para obtener jugosos contratos. Estas mismas empresas han realizado obras en Venezuela y en el puerto cubano de Mariel. Algunos de sus directivos están presos, o acusan a otros para bajar sus penas.
En este marco, avanza un juicio político, para sacar del gobierno a Dilma Roussef y hay manifestaciones contra y a favor del gobierno.
Dilma es la única, de un conjunto de miembros del gobierno y el parlamento, que hasta ahora no tiene ninguna acusación de corrupción. Previamente, el PMDB salió de la coalición gobernante, y el vicepresidente Temer, sobre el cual hay juicios por corrupción, se prepara para asumir la presidencia.
Se trata de un golpe institucional, ya que era casi seguro que el senado iba a aprobar la destitución de Dilma, antes de la anulación del voto en Diputados. Ante esto el PT y distintos movimientos sociales llaman a resistir el impeachment (juicio político). Algunos sectores promueven la la idea de un llamado a nuevas elecciones anticipadas para impedir un gobierno de Temer, que profundizaría el ajuste.