La especulación de los negocios a futuro y el estallido de la burbuja de las hipotecas llevó el precio del barril de petróleo a 147 dólares el 11 de julio de 2008.
Al estallar la crisis mundial, el barril cayó en enero de 2009 a 32 dólares, y de ahí rebotó hasta estabilizarse en una franja que va de los 60 a 70 dólares.
Teniendo en cuenta que el costo de extracción en la Argentina está entre los 6 y 8 U$S, se demuestra sobradamente que las operadoras de área (Repsol, Pan American, Chevron, Petrobrás, Total, OXY, etc.) han obtenido y obtienen fabulosas ganancias, aún con un precio interno de 42 y 47 U$S el barril.
Pero la crisis origina que se retraigan las inversiones y se replanteen los planes de desarrollo de las empresas en su estrategia mundial.
Repsol, la principal empresa en la Argentina, ha decidido, como lo indica su página oficial, realizar sus inversiones en Libia, Argelia, Golfo de México y Brasil.
Parte del acuerdo de Repsol (Brufau) con Esquenazi-Kirchner fue que a partir de la compra del 15% de YPF SA por el grupo Esquenazi, Repsol deja de hacer inversiones importantes en el país.
¿Cómo se va expresando la crisis en la actividad petrolera?
Desde noviembre del año pasado se han despedido miles de trabajadores directamente vinculados a la actividad. En Comodoro 1.500, 1.400 en Neuquén, 300 en Mendoza, 800 en Santa Cruz, superan los 4.000 en todo el país.
Además, en la actualidad hay compañeros suspendidos o “stand by” en la casa: 850 en Mendoza, 1.500 en Comodoro Rivadavia, 2.500 en la provincia de Neuquén, superando largamente los 5.000 en todo el país. Todos estos compañeros tienen el sueldo reducido, ya que cobran sueldos básicos que no superan el 50% de sus salarios.
Otra manifestación son las renegociaciones que hacen las operadoras con las contratistas y subcontratistas, “achicando los costos” imponiendo cierres, reducción de los valores de los contratos, fusiones, atomizaciones, reduciendo la cantidad de trabajadores, todo esto sobre la base de la reducción salarial y el empeoramiento de las condiciones de trabajo.
Las retracciones de inversiones, si bien todavía no han provocado la caída de la producción en forma considerable, sí han caído las reservas comprometiendo seriamente el autoabastecimiento en el corto plazo.
También ha caído la demanda de consumo de combustibles en el mercado interno, por ejemplo el 9% en el gasoil en agosto respecto del año anterior, y el petróleo procesado en refinerías cayó un 4,7% en los primeros 8 meses del año respecto de igual período del 2008.
Las petroleras en el bloque de clases dominantes
Como plantea el informe del Comité Central del PCR, los monopolios imperialistas del petróleo, básicamente las operadoras de área son sostén de los Kirchner, porque han sido grandes beneficiarios de su política.
Sin embargo, los hechos nos muestran que existen gruesos forcejeos entre algunas operadoras de área y el gobierno; principalmente alrededor del precio interno del gas y el petróleo en boca de pozo.
La situación se tensó mas, cuando la lucha popular rechazó e hizo retroceder el tarifazo que destinaba la mitad de esos recursos para satisfacer las demandas de las petroleras. Esta situación ha llevado a que el gobernador Sapag de la provincia de Neuquén y el sindicato petrolero encabezado por Pereyra estén reclamando un aumento del precio del gas. Este fue el contenido del último paro con corte de la provisión del gas por 24 horas. Exigen que el aumento sea de por lo menos 2.6 U$S el millón de BTU, 5 U$S para el Gas Plus, y que sean las provincias las que fijen el precio de venta de sus recursos.
Esta contradicción se va agudizando cada vez más por los problemas de caja que tienen el gobierno nacional y los gobiernos de las provincias productoras.
Hay que tener en cuenta también que el kirchnerismo ha formado un grupo petrolero para participar de este negocio (Esquenazi, C. López, Lázaro Báez entre otros).
Existen en esta rama de la producción otras contradicciones, como la que se da entre las empresas que son sólo productoras (Pan American, Chevron), las que solo son refinadoras (Shell, Esso), y las integradas (Repsol, Petrobras). Entre las que exportan y las que trabajan para el mercado interno, entre las gasíferas y las petroleras.
Esto tiene su reflejo en las distintas posiciones de los gobiernos provinciales y de los dirigentes sindicales, como vimos en la posición del gobernador Peralta de Santa Cruz que salió a respaldar los cortes que llevaban adelante los trabajadores petroleros contra Repsol.
Frente a esta situación, los trabajadores petroleros han llevado adelante grandes luchas, como el paro y movilización de los 10.000 petroleros contra los despidos en Neuquén, el paro nacional de las refinerías en abril, la de petroquímicos de Bahía Blanca, el paro de los petroleros de Las Heras y de Salta antes de las elecciones, el paro de los petroleros de Skanska en Comodoro, y sobre todo el gran paro petrolero de 19 días en Santa Cruz.
Los trabajadores y el pueblo debemos prepararnos para profundizar las luchas, y terciar en este forcejeo con una política que se plantee:
• Ni un solo despido. Defender los puestos de trabajo y las condiciones laborales.
• Luchar por garantizar el autoabastecimiento de los recursos para nuestro país.
• Terminar con el saqueo que han hecho las operadoras en estos años, no invirtiendo un centavo, agotando las reservas y girando sus ganancias al exterior.
• La estatización de la operación de los yacimientos de petróleo y gas, como único camino para defender nuestros derechos y la soberanía nacional.