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01 de agosto de 2018

Sobre las economías regionales

La crisis en la avicultura

Entre Ríos es la principal provincia avícola del país. Argentina triplicó y concentró la producción, en los últimos 15 años, pero los verdaderos criadores de pollos, quieren “cortar rutas” por falta de precios justos para producirlos.
Están trabajando por debajo de sus costos. Les llegan facturas de luz de 100.000 pesos mientras piden una mesa de discusión con los frigoríficos y el Estado.
Entre Ríos concentra unas 2.400 granjas. Desde la cámara nacional que las nuclea (Capip), señalaron que las empresas (frigoríficas) les pagan por debajo del costo. En 2016 avizoraban un futuro lleno de inconvenientes para poder sostener la tarea y al parecer, ese futuro llegó este verano. “Estamos peor”, declaró a comienzos de año Ricardo Unrein, presidente de la Cámara Argentina de Productores Integrados de Pollos. La situación es ahora más profunda y compleja. De parte de las empresas no hay respuestas. El pollo ha picado en punta y está a 40 pesos el kilo a la salida del frigorífico, cuando en agosto (2017) estaba a 17 pesos. Y ellos no tuvieron aumento en los costos, pero así y todo a nosotros no nos responden. Este verano el costo de la energía se nos ha ido de 0,3 centavos a estar entre 1,2 y 1,5 pesos (por animal). Nos está matando”, argumentó.
Unrein explicó que los frigoríficos (grandes, aclaramos) están en un muy buen momento, pero la situación para el criador es todo lo contrario. “Estamos cobrando 4,5 pesos a 5 pesos por animal cuando deberíamos andar en los 8 o 9 pesos”, explicó y esa diferencia es la que genera el mayor de los problemas que tiene este sector.
A los productores avícolas integrados, los frigoríficos le aportan el pollito BB, el alimento para el engorde y otros insumos. La estructura, el trabajo y la energía eléctrica corre por cuenta de quien se encarga de la cría. En unos 48 días, las empresas retiran las aves y mediante una tabla de liquidación le pagan al productor.
“Estamos por debajo del costo y eso acarrea un deterioro de las instalaciones y al pollo lo tenemos mal: no cumplimos con las normas de Senasa y así no se puede seguir. Además, sobran galpones porque se achicó la cantidad de pollos”, dijo Unrein y agregó: “Ellos (los frigoríficos) bajaron la producción entre agosto, setiembre y octubre (2017) en un 20% y no la han remontado por completo, por ahí solo un 10% más. Y cerró Cresta Roja en Buenos Aires que era un pequeño monstruo de 250.000 pollos diarios. Eso no está más y le falta al mercado. Por eso aumenta el precio. Al faltar, ponen el precio que quieren”. Los obreros rurales que son el último eslabón de esa cadena, pagan las consecuencias con, problemas de cobro, bajos sueldos y despidos.
Escribe Carlos Retamoza

Hoy N° 1728 01/08/2018