Los/as trabajadores/as de la carne somos sufridos hijos del esfuerzo y el sacrificio. Arrancamos todos los días a las dos o tres de la mañana. A veces llegamos con nuestras motos o bicis, empapados. Soportamos todas las condiciones: frío, calor, malos olores. Llevamos las enfermedades de nuestro oficio a cuesta: manos lastimadas… junto con el maltrato, el acoso a las compañeras y los ritmos de producción agobiantes.
Los/as trabajadores/as de la carne somos laboriosos y los verdaderos y únicos creadores de las riquezas. No hay otra forma de crear riquezas que no sea a través del trabajo.
En nuestra Villa Gobernador Gálvez faenamos más de 4.000 animales por día. Si tomamos sólo nuestra fábrica Swift, faenamos 1.700 animales diarios, que pueden alimentar a 2 millones de personas. Pero migajas quedan para el pueblo. Vivimos en una Argentina injusta y desigual, donde miles de niños tienen problemas de nutrición por falta de proteínas. En el mundo, el 80% de la población sólo come carnes blancas. Hay países donde sólo se comen 4 kg. de carne por año por persona. Para las clases dominantes argentinas, sectores ultra reaccionarios de la vieja oligarquía, es inconcebible que el pueblo coma carnes rojas. En la génesis de este gobierno de linaje oligárquico están los Blanco Villegas (Macri); los Braun (Marcos Peña), asesinos de indios y de peones; los Menéndez Behety, los asesinos de la Patagonia rebelde, mezclados con la mafia Calabresa.
Desde todos los tiempos la carne vacuna fue para exportar; tal fue así que para los originarios e incluso para los obreros de los frigoríficos, quedaban como alimento las vísceras. Ahora ni eso, ya que las mismas se han transformado en un artículo de lujo. Lo único que les importa es exportar, vender en dólares, en euros y pagar salarios en pesos, por eso apuntan a destruir el consumo, el mercado interno y la industria nacional.
Los perdedores
Los mecanismos que han utilizado las patronales y el gobierno para bajar nuestro salario son: devaluación del peso (monetario), inflación por encima de la paritaria e intensificación de los ritmos de producción.
En 2015 los obreros de la carne cobrábamos 5 dólares la hora. Hoy en día cobramos 2,8 con paritarias y todo. De un solo golpe han reducido nuestro salario en un 50% con la mega devaluación del peso. Alberto Fantini (Secretario General de la Federación) acordó una recomposición salarial del 36%, mientras tenemos una inflación del 50%. Al mismo tiempo, atan la productividad al salario.
Los frigoríficos consumeros (para consumo interno) se ven afectados por la caída de la demanda. Estos representan el 80% de la producción. Sólo en Santa Fe hay once plantas que solicitaron Procedimientos Preventivos de Crisis para evitar suspensiones y despidos.
El consumo de carne vacuna por persona cayó 16%. De 58 kilos por año en julio a 49,1 kilos por año en septiembre. La faena cayó un 30% en septiembre respecto a agosto. A la caída de la demanda se le suma el aumento de costos. Entre el 2015 y el 2018 aumentaron un 300% los servicios y las tasas de interés están en un 80% a 100% anual. “Estas tasas de interés son prohibitivas y atentan contra la inversión. En esto, las empresas grandes están protegidas; el problema son las pymes”, dijo Eduardo Paladini, que frenó una inversión para ampliar su planta en Villa Gobernador Gálvez.
Los ganadores
En nuestro país el sector exportador se está desarrollando a pasos agigantados, producto de los bajos costos que generó la devaluación y la creciente demanda internacional.
Este sector está altamente concentrado y extranjerizado. Cinco grupos concentran el 50% de las exportaciones. Entre enero y septiembre, la exportación de carne vacuna creció casi el 73% anual. En el 2017 exportábamos el 10% de lo que producíamos, mientras que septiembre de 2018 exportamos un 20%. El frigorífico Swift de Villa Gobernador Gálvez es el que más faenó en el 2017: 370.759 cabezas. Entre el 2015 y el 2018 multiplicó por siete su facturación en pesos.
La demanda internacional es impulsada por los nuevos ricos de China y la guerra comercial con EEUU. Fruto de este conflicto, China redujo la compra de carne a los EEUU y duplicó su compra en Argentina, tiene el 51% de las exportaciones. Rusia la quintuplicó, tiene el 11%. Europa se quedó con un 9%.
Hoy sólo los trabajadores estamos en condiciones de unir al conjunto del pueblo, profundizar el camino del paro nacional del 24 y 25 de septiembre y elaborar un programa de emergencia que recupere el salario, el consumo y la industria nacional para salir de la crisis.
Peleamos por:
- Una verdadera recomposición salarial, donde los salarios vuelvan a superar los cinco dólares la hora.
- Defender el consumo, que es motor esencial del desarrollo económico.
- Defender la industria nacional sobre la base de restringir las importaciones y bajar la tasa de interés.
- Nacionalizar el comercio exterior y fijar un precio mínimo para los pequeños y medianos productores.
- Difundir nuestra propuesta política, integrándolo a los reagrupamientos electorales y multiplicando la voz de nuestros candidatos y legisladores.
- Unir a los trabajadores y al pueblo en un paro nacional de 36 horas.
Corresponsal
Hoy N° 1743 14/11/2018