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27 de febrero de 2019

El deterioro se extiende a la mayoría de las economías regionales

La crisis en las provincias

No sólo pierden las industrias y comercios locales sino también la producción agropecuaria que depende del consumo interno.

Según el Semáforo de economías regionales que publica la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), la magnitud de la devaluación del peso produjo un brusco cambio de los precios relativos, con un aumento en los costos en los insumos importados y en los combustibles y tarifas dolarizados que incidieron profundamente en todas las producciones agrarias.

Así, el Índice de Competitividad, elaborado por Coninagro, en conjunto con la consultora Ecolatina, arrojó para 2018 una merma interanual de 1,7%. También, en el último trimestre del año pasado la capacidad del agro de competir bajó 3,4% contra igual período de 2017. En cuanto a los sectores, las mayores pérdidas de competitividad se registraron en el maní, con 18,3%; la miel, con 6,6%, la carne avícola, con 6,3%; la carne bovina, 6,1%; los lácteos, 4,5%; y la yerba y el tabaco, con 3,4%.

Al presentar el Semáforo, el titular de la Confederación, Carlos Iannizzotto, había dicho: “La preocupación, frente a lo que muestra este semáforo se centra en dos temas: las producciones que pueden dar trabajo y generar empleos están mal. Y está complicada la economía por la caída del salario, que afecta el consumo y termina impactando en la producción. Entonces, un problema regional termina haciendo efecto dominó sobre lo nacional, e impacta en el ciudadano en general”.

El problema es tanto más grave para los obreros rurales y la mayoría de los pequeños y medianos productores de los cordones urbanos en todo el país, sobre todo los que carecen de tierra propia y han visto acrecentar sus alquileres junto al aumento de los insumos, los combustibles, la electricidad, el agua de riego, etc. Y siendo que la gran mayoría de sus producciones se distribuyen en todo el país para el consumo de los argentinos, para ellos también la caída del salario real y demás ingresos de los trabajadores se traduce en una menor cantidad de bienes consumidos.

El deterioro de los ingresos de las familias de los trabajadores del campo y de los pueblos y ciudades en todo el país adquiere mayor magnitud por el deterioro de las jubilaciones, pensiones, AUH y demás prestaciones de Seguridad Social, que según la Anses engloba a más de 17,8 millones de personas: 6,9 millones son jubilaciones y pensiones, 1,7 millón de Pensiones No Contributivas y Pensiones Universales para el Adulto Mayor y alrededor de 9,2 millones de asignaciones por hijo.

Hoy N° 1756 27/02/2019