La ofensiva del capital financiero lanzada sobre Grecia y las economías más vulnerables de Europa, se encuentra encabezada por el capital norteamericano, corporizado en el gigantesco grupo bancario y financiero Goldman Sachs Internacional. Desde ese grupo que cuenta con fuertes vinculaciones y apoyaturas en la City londinense y una red de influencias que se extiende por todo el planeta, se viene lanzando un concentrado ataque sobre la deuda griega.
La ofensiva del capital financiero lanzada sobre Grecia y las economías más vulnerables de Europa, se encuentra encabezada por el capital norteamericano, corporizado en el gigantesco grupo bancario y financiero Goldman Sachs Internacional. Desde ese grupo que cuenta con fuertes vinculaciones y apoyaturas en la City londinense y una red de influencias que se extiende por todo el planeta, se viene lanzando un concentrado ataque sobre la deuda griega.
La actitud “defensiva” a cargo de su gran oponente europeo, a diferencia de la Goldman Sachs, se desarrolla bajo una estrategia encubierta que opera detrás de las negociaciones imperativas y extorsivas del Banco Central Europeo y el go-bierno alemán. Allí se encuentra la casa matriz del gran conglomerado bancario, financiero e industrial que opera bajo la centenaria denominación de Banco Alemán o Deutsche Bank.
El Banco Alemán fue fundado en 1870 en Berlín y no debe confundirse con el Deutsche Bundesbank que es el Banco Central de Alemania. Según destaca en su portal Wikipedia “el Deutsche Bank es un banco de inversión global que ofrece servicios financieros en todo el mundo. Es la entidad financiera más grande de Alemania, así como uno de los mayores bancos de inversión del mundo. Cotiza en la Bolsa de Fráncfort y la Bolsa de Nueva York. Su sede central está en Fráncfort del Meno, en las Torres Gemelas de Deutsche Bank.
Lo importante en la actual coyuntura mundial es que entre Goldman Sachs y el Deutsche Bank en el último quinquenio se han ido cayendo uno a uno los negocios que los asociaban, dejando al descubierto la profunda rivalidad que los enfrenta a muerte en Europa desde principios de 2010.
Si bien para el gran capital europeo el Deutsche Bank representa a la dictadura imperial alemana que lentamente se viene imponiendo en Europa, este megabanco alemán cuyos tentáculos se extienden a escala mundial, tiene una carta a jugar que puede derrotar a Goldman Sachs.
Es que en el origen del salto cualitativo de la penetración en Europa de Goldman Sachs, se encuentra una falla esencial que va quedando al desnudo y que en pocas semanas puede tomar la forma de una denuncia internacional sobre el grupo que lidera actualmente la “industria financiera” norteamericana.
The Goldman Sachs Group Inc.
Sobre este grupo fundado en 1869 nos dice Wikipedia que “el Grupo Goldman Sachs (The Goldman Sachs Group, Inc.) o simplemente Goldman Sachs (GS) es uno de los grupos de banca de inversión y valores más grandes del mundo. Durante la crisis financiera de Estados Unidos del 2008 y ante la posibilidad de afrontar la bancarrota, el 21 de septiembre de 2008, Goldman Sachs recibió autorización de la Reserva Federal (FED) para dejar de ser un banco de inversión y convertirse en un banco comercial. Entre sus anteriores empleados están tres secretarios del Tesoro de Estados Unidos, incluido Henry Paulson, que sirvió bajo Bill Clinton y George W. Bush, Fischer Black, autor de la fórmula de Black-Scholes, cuyo trabajo recibió el premio Nobel de Economía, Romano Prodi dos veces Primer ministro de Italia y Presidente de la Comisión Europea o el actual presidente del Banco Central Europeo Mario Draghi”.
El 23 de noviembre de 2011, bajo el título “En Europa el poder es de Goldman Sachs”, Eduardo Febbro, corresponsal internacional del matutino Página 12, su-ministra una densa información sobre la penetración en Europa de este grupo en los últimas dos décadas y la importante red de influencias desarrollada de la que da cuenta al afirmar que “Los técnicos de la firma encabezan dos gobiernos y el Banco Central Europeo”.
Respecto de la ausencia de citas en la nota de Febbro, se debe señalar que toda esta vasta información sobre la “hermandad Goldman”, se encuentra extraída entre otras fuentes de un estudio realizado por el periodista Marc Roche que en el año 2010 ganara el Prix du Livre d’Économie, bajo el título de “El Banco. Cómo Goldman Sachs dirige el mundo”.
“El dragón que protege los intereses de Wall Street -destaca Febbro-, cuenta con hombres clave en los puestos más decisivos y no sólo en Europa. Henry Paulson, ex presidente de Goldman Sachs, fue nombrado luego secretario del Tesoro norteamericano, mientras que William C. Dudley, otro alto cargo de Goldman Sachs, es el actual presidente de la Reserva Federal de Nueva York”. También destaca que “El banco norteamericano logró una hazaña poco frecuente en la historia política mundial: colocar a sus hombres a la cabeza de dos gobiernos europeos y del banco que rige los destinos de las políticas económicas de la Unión Europea”.
Si bien Roche se remonta a su trabajo en la central de Reuters de Londres ini-ciado en 1978, así como a las entrevistas de 1994 a Henry Paulson -el Secretario del Tesoro de Bush que piloteó la caída del Lehman Brothers y el rescate estatal de las principales firmas de Wall Street-, su libro se concentra en la performance discreta y relativamente secreta realizada por The Goldman Sachs Group Inc. en la última década.
En lo que sigue trataremos de concentrarnos en la información relativa a la situación europea que eclosiona en nues-tros días.
Las primeras revelaciones sobre las andanzas de Goldman Sachs
Goldman Sachs salta de la City londinense a la Europa Unida con una o-peración colosal de defraudación internacional, liderando las maniobras de enmascaramiento y fraude informativo por la cual Grecia fue admitida en la Unidad Europea y el Euro.
El 18 de Febrero de 2010, fecha en la que aún no se había publicado el libro de Marc Roche, la agencia Bloomberg desde Londres se mete de lleno en la trama de “La primera crisis del Euro”, denunciando que “Goldman Sachs colocó deuda griega sin toda la información”.
“Goldman Sachs gestionó colocaciones de bonos griegos por importe de unos 15.000 millones de dólares (unos 11.000 millones de euros al cambio actual) tras llevar a cabo una permuta de divisas que permitió al gobierno de Atenas ocultar la verdadera cuantía de su déficit. Según la revisión realizada por Bloomberg, en los folletos de colocación de esas emisiones lideradas por Goldman no se hacía mención alguna a esa permuta, que permitió captar unos 1.000 millones extra camuflados. No dar la información sobre esa o-peración habría permitido a Goldman, el resto de colocadores y el gobierno griego obtener un mejor precio por los bonos, según fuentes del mercado. Goldman ganó unos 735 millones de euros con la colocación de bonos griegos desde 2002, según datos de Bloomberg. Los expertos tienen dudas sobre si la falta de información podría dar lugar a responsabilidades legales por parte de los colocadores”.
A raíz de estas y otras revelaciones el 25 de Abril de 2010 Dean Baker del Center for Economic and Policy Research (CEPR), escribe lo siguiente:
“Nos hemos enterado de que Goldman tuvo un papel central a la hora de ayudar a Grecia a ocultar el déficit presupuestario de su gobierno a la Unión Europea, los mercados financieros y la opinión pública en general. Goldman vendió a Grecia complejos canjes (swaps) en los que pagaba al gobierno griego por futuras fuentes de ingresos por conceptos tales como tasas de aterrizaje en aero-puertos. Se trataba en realidad de un préstamo, pero el canje permitía al go-bierno griego evitar que el dinero prestado pasara a los libros como préstamo, lo que habría elevado su déficit presupuestario por encima de los límites permitidos en la zona euro. Hoy, por supuesto, el derrumbe financiero de Grecia amenaza la estabilidad del euro”.
El ex presidente de Goldman Sachs y ex secretario del Tesoro norteamericano, Henry Paulson, ahora retirado en la Universidad Johns Hopkins, en su reciente libro de memorias, tratando de curarse en salud ha obviado cualquier relación con las operaciones el encubrimiento y desa-rrollo descomunal de la deuda griega, pues durante el año 2000 y 2001, la “hermandad Goldman” se encontraba bajo su dirección general.
El ingreso de Grecia a la Unión Europea y el Euro
En base a que Grecia no podía ser aceptada por las rigurosas condiciones establecidas en el Tratado de Maastricht, consistentes en una deuda inferior al 60 por ciento de su PBI y a un déficit presupuestario por debajo del 3 por ciento de ese producto, la prestigiada economista y banquera griega Antígona Loudiadis a través de las discretas y secretas gestiones, obtiene del gobierno de Konstantinos Caramanlis la contratación de Goldman Sachs, para la gestión y reestructuración de sus cuentas externas y para el reordenamiento de sus cuentas internas.
De esta manera Loudiadis con la cola-boración de Petros Christodulos, actualmente a cargo de la gestión de la deuda griega y, desde la sede londinense de Goldman Sachs Internacional, “la hermandad” lanza un gran operativo de camuflaje de la deuda griega hasta lograr la incorporación de Grecia a la zona Euro en 2002.
A su ingreso a la Europa Unida, Grecia decía tener en el año 2000 un déficit público de 2%, mientras 4,1% fue el dato reconocido por el gobierno conservador, corrigiendo al del gobierno socialista que lo precediera.
De acuerdo a la información que hoy circula públicamente en Europa, 3.000 millones de euros tuvo que esconder Goldman Sachs para que Grecia pudiera cumplir con los de déficit para entrar en el euro; 330 millones de euros fue la ge-nerosa comisión que el gobierno de Atenas le pagó al de por convertir su en deuda interna y 500 millones tuvo que desviar del de la lotería y de las tasas aeroportuarias a otras cuentas de gasto no especificadas para pagar a Goldman.
Un ex vicepresidente de Goldman Sachs Internacional para Europa que había llegado a un alto cargo en materia de fusiones y adquisiciones transfronterizas, y de empresas y países soberanos, el italiano Mario Draghi, actual presidente el Banco Central Europeo (BCE) tuvo una actuación importante en el blanqueo de la deuda griega y en su venta a Europa y al mundo como “uno de los grandes negocios del naciente siglo XXI”.
Sólo el gran público ignoraba hasta hace poco que una de las misiones de Mario Draghi consistió en vender el “swap griego” que le permitió a Grecia maquillar su contabilidad. Mediante este swap ligado a una cesta de monedas estructurada por los técnicos de Goldman Sachs, sobre el que Mario Draghi en la actualidad niega toda participación, se le vendió al gobierno griego una red de complicados procedimientos de encubrimiento de sus deudas internas y externas, bajo la forma de un instrumento financiero de colocación “voluntaria” de deuda, que opera sobre la base de un tipo de cambio ficticio.
Según informan Walter Formento y Gabriel Merino en la “Crisis financiera global”, esta operación se concretó “haciendo pasar miles de millones de euros de deuda externa como divisas y no como préstamos, es decir, como activos en vez de pasivos. A cambio, Goldman Sachs recibió 300 millones de euros como comisión de la operación y colocó 735.000 millones de euros en bonos a partir de 2002”. Debemos ser cautos respecto a esta última cifra pues responde a colocaciones detectadas y no a la totalidad de las colocaciones.
Sobre esta base, tanto Atenas como Goldman Sachs embolsaron sumas notablemente mayores a las que habrían conseguido con un swap en euros y sin que esas operaciones de financiamiento internacional del Estado griego dejaran alguna huella en las cuentas nacionales a supervisar año a año en Bruselas.
Entre 2002 y 2006 el interés de Goldman Sachs en Grecia, crece junto con a la progresión geométrica de los beneficios económicos y políticos de manejar a su antojo la deuda pública de Grecia, la cual, por la modificación de su estructura, pasó a estar ajustada a cláusulas indefinidas y elásticas y con una notable imprecisión en sus vencimientos.
El destape de todas estas maniobras fraudulentas que han hecho de la deuda griega una trampa para la Unión Europea, fue hecho en el año 2003 por el perio-dista Nicholas Dunbar en un artículo publicado en la Risk sobre el que cayó un oprobioso silencio.
Las operaciones de la deuda griega de Goldman Sachs fueron aseguradas con el banco alemán Hypo Real Estate y el Banco Nacional de Grecia. La extracción del balance de Goldman del contrato del swap griego se hizo a través de la colocación en Londres de “Titlos”, un instrumento financiero especialmente diseñado por Goldman bajo la especificación técnica de “Vehículo Especial de Inversión”.
El 20 de Octubre de 2009, el primer ministro griego Giorgios Papandreu, informa a la oficina de estadísticas europea Eurostat, que el déficit de Grecia de ese año será de 12,5% sobre el producto y no el 3,7%, como se había anunciado en un principio. Se descubre así que al extenderse la crisis mundial a Europa, el proceso de endeudamiento griego diseñado por Goldman, representa la primera de las bombas de tiempo instalada contra el Euro y la Unión Europea. La deuda griega entre otras manejadas por Goldman, se trata de una dispositivo explosivo “en evolución”, pues año a año presenta “nuevas sorpresas”.
Todas estas maniobras a través de titulaciones y derivados especialmente creados y desarrollados para la operación griega, no sólo han endeudado a Grecia hasta dejarla en default técnico, sino que esos papeles tóxicos que de la mano de Goldman Sachs se esparcieron por la banca y los grandes fondos europeos, así como por las altas finanzas del resto del mundo, representan una poderosa amenaza para sus eslabones más vulnerables, con incontables capacidades de propagación por todo el planeta.
El 1 de diciembre del 2009 se firma el Tratado de Lisboa con el fin de reforzar el gobierno europeo frente a los embates de la crisis mundial. Sin embargo el 8 de diciembre, disparando la deuda pública y el temor a que dicha deuda comprometa el futuro de la zona Euro, la bolsa griega se derrumba, contagiando al conjunto de las bolsas mundiales.
Como todo en la vida, el capitalismo que se desarrolla por ciclos y en forma desigual, no puede ser abarcado en una escena, ni en un escenario, sino en el eslabonamiento y la múltiple interrelación entre las economías y entre los estados que conforman el mercado capitalista mundial. De acuerdo a estos principios rectores es necesario seguir la trayectoria de los banqueros de las redes de la oligarquía financiera cuando estos devienen en funcionarios nacionales o internacionales o cuando regresan de “la función pública” a la privada a asesorar en la materia en donde han recogido más expe- riencia y mantienen una codiciada influencia.
Además de incontables funcionarios de menor jerarquía, para coronar su estrategia europea Goldman Sachs contó con la colaboración inestimable del actual Primer Ministro y Ministro de Economía de Italia, Mario Monti. Monti fue desde 1994 a 2002 comisario europeo encargado de la sensible cartera del Mercado Inte- rior, Servicios, Aduanas y Fiscalía y en el 2005 es nombrado consejero internacional de Goldman Sachs. En premio al resultado de sus esfuerzos Monti desde 2010 integra el Comité Directivo del Grupo Bilderberg y preside la sección europea de la Comisión Trilateral.
Pero para sintetizar el poder alcanzado por Goldman en Italia basta destacar la trayectoria de Mario Draghi. Durante el gobierno de Berlusconi, Draghi llega a la presidencia del Banco Central Europeo, habiendo ocupado entre el año 2006 y el año 2011 la Presidencia del Banco de Italia, cabe señalar que en todas estas funciones públicas, no dejo por ello su puesto de consejero de asuntos internacionales de Goldman Sachs.
Esto viene a cuento de que aunque Goldman ostenta hoy más poder que nunca sobre el gobierno de Atenas, y si resultara vencido y no vencedor en Grecia, le queda la carta de la deuda “en evolución” pública y privada italiana, que como una bomba neutrónica amenaza con no dejar nada en pie en Europa. Esta es la gran carta que Goldman tiene y que de última debería obligar a los alemanes a pactar un armisticio, dividiéndose entre esos dos gigantes el botín europeo.
Corroborando estas apreciaciones, el New York Times ha denunciado en una serie de notas que los instrumentos financieros desarrollados por Goldman, el JPMorgan Chase y otros bancos nortea-mericanos permitieron ocultar parte de la deuda y de los préstamos adicionales que realizaban, no sólo al gobierno griego sino también al gobierno de Italia y, pro-bablemente a otros gobiernos europeos.
No está demás destacar que en forma correlativa al accionar de sus oligarquías financieras y, aunque Estados Unidos e Inglaterra maniobran para atenuar los daños colaterales que caerían sobre sus economías, no quedan ya dudas que a consecuencia de la crisis mundial y para mantener relativamente a flote al dólar y a la libra, han unido fuerzas en su múltiple y zigzagueante ataque contra la zona Euro.
Pero no todo son planes conjurados
No del todo seguro en los tiempos que corren, a fines del año 2009 Goldman Sachs intenta con el reciente gobierno de Giorgios Papandreu, una reestructuración de la deuda griega que le permita madurar un tiempo más el asalto final sobre Europa. Propuesta que recibe un rechazo frontal de Papandreu, convirtiéndose así en el factor que precipita que el banco norteamericano concentre su estrategia internacional en el escenario europeo de la guerra financiera.
Al igual que el Deutsche Bank, Goldman mueve agresivamente sus piezas bajo las grandes e interminables maniobras en derredor de la deuda griega y la imposición de un ajuste descomunal a descargar sobre su pueblo. Según un observador alemán, “muchos analistas creen que los planes de ajustes sólo conseguirán hundir a Grecia y a otras naciones aún más en la recesión y perjudicar las economías de sus socios comerciales europeos, sin ayudar en nada a solucionar la debilidad estructural que aqueja a los bancos del bloque”.
En medio del resquebrajamiento de su influencia en la City londinense por estar fuertemente complicada en la caída del Lloyd Banking Group y el Royal Bank of Scotland y el creciente endurecimiento de sus relaciones con Alemania, los estrategas del Goldman Sachs deciden a fines de 2009, no esperar más y precipitar “el asalto de Europa”. La situación nacional e internacional de Goldman que la empuja a ir “por todo”, presenta flancos que pueden ser aprovechados por sus rivales y que sólo una mayor y más consolidada supremacía puede superar.
De esta manera el 15 de febrero de 2010, Otmar Issing, un ex miembro del Directorio del Bundesbank y del Consejo de Administración de la Bundesbank y economista jefe del BCE y consejero internacional de Goldman Sachs, abre las hostilidades sobre Europa en una columna del Financial Times, titulado “Europa no puede permitirse el lujo de rescatar a Grecia”. “La unión económica y monetaria europea -señala Issing-, está en riesgo… El rescate de Grecia sería premiar a tales conductas y crear un riesgo moral de una dimensión nunca vista antes… Los go-biernos no deben olvidar lo que prometieron a sus ciudadanos cuando ellos renunciaron a sus monedas nacionales”.
La estrategia del socio y rival alemán
A los pocos días de las declaraciones de Issing en el influyente Financial Times, Angela Merkel sale a responderle, pero sin hacer alusiones directas, denunciando que “considera escandaloso que determinados bancos hayan podido provocar la crisis del Euro ayudando a Grecia a falsear sus cuentas”. Mientras el rescate que nunca llega sitúa a Grecia en el purgatorio, la canciller alemana declara una y otra vez, “no dejaremos sola a Grecia”.
Como destaca Marc Roche y como si se tratara de una comedia de enredos que no engaña a nadie, la Reserva Federal Estadounidense, concluye, al cabo de una investigación apresurada, que “Goldman Sachs no ha ayudado a Atenas a ocultar la amplitud de su déficit”.
Aún bajo los inmensos daños “cola-terales” que se han producido y que apenas guardan una pequeña relación con los que habrán de sobrevenir, lo que demuestran estas declaraciones cruzadas es que nada volverá atrás antes que esta guerra financiera sea saldada entre vencedores y vencidos.
En el fondo como señalan los analistas financieros excluir a Grecia de la zona euro no resolvería el problema. Así lo destaca Céline Antonin, “En primer lugar, porque los textos no lo prevén. En segundo lugar, porque su deuda seguiría estando en euros, mientras que su moneda se devaluaría, con lo que ésta sería aún más pesada.”
En forma correlativa al ataque de Goldman, desde fines de 2009 el Deutsche Bank decide pasar a gobernar con mano de hierro al resto de la Unión Europea y a cerrarle el paso a Goldman. De esta manera el Deutsche adopta la decisión crucial de someter a Grecia a una larga guerra de desgaste. Su estrategia es la de llevar a cabo una estrangulación financiera lenta y embozada. Los alemanes no lanzan a la rana a la cacerola hirviendo como Goldman Sachs, sino que por el contrario perseveran bajo la disimulada y acompasada estrategia de cocinar a la rana de acuerdo a la temperatura que vaya subiendo en Europa al ritmo de la profundización de la crisis mundial.
De esa manera el plan estratégico del Deutsche queda enmascarado detrás de la política de la “troika” y de la nueva dama de hierro europea, Angela Merkel. Los nefastos efectos de la expansión dominante en Europa del capital financiero alemán corporizados en el Deutsche, son presentados por la prensa europea especializada como “la consecuencia natural de lidiar con la voracidad del capital financiero norteamericano”.
En perfecta conjunción con la estrategia de su grupo financiero insignia, Angela Merkel embiste judicialmente en el 2010 contra Goldman Sachs, dejando en manos de distintos miembros de su coalición gubernamental la sistemática exigencia de la congelación de toda transacción entre el Estado alemán y aquél banco norteamericano.
Para darse cuenta de lo que esta en juego en las hostilidades abiertas en el seno de Europa entre el gran capital norteamericano y el gran capital alemán debemos recordar que Goldman Sachs es el primer banco extranjero en Alemania y, en términos de ingresos el segundo banco de inversión en Europa. Ambas posiciones detrás del Deutsche Bank.
De esta manera el Deutsche Bank intenta proseguir en la tarea de apropiarse de los mejores activos de Europa como quién toma una fruta madura en el momento en que cae del árbol. Respondiendo a esta estrategia y tratando de no descuidar las contradicciones políticas internas, el gobierno alemán zigzaguea sobre la negociación de un monumental e interminable rescate europeo. En este camino de cornisa el Banco Alemán intenta obtener la máxima ventaja y supe-rioridad en dicho “rescate”.
Ahora bien en este embate contra el capital financiero norteamericano y su socio inglés, Alemania no está sola. Detrás de ella está Rusia y una cada vez más creciente interpenetración imperialista con China. No por casualidad el Financial Times desde fines del 2009 bate el parche contra los dos grandes exportadores que “debilitan la economía mundial”. Ello porque detrás de los superávit comerciales de Alemania y de China se encuentran en forma inocultable los déficit co-merciales de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Al tiempo que del lado alemán proli-feran las acusaciones del uso de proce-dimientos fraudulentos en cabeza del Estado griego y de Goldman Sachs, “defraudando la confianza de la gente y de las instituciones de la Unión Europea”, el ministro de finanzas griego afe-rrándose al salvavidas de plomo de Goldman Sachs con toda la furia viene acusando a Alemania por las lentas maniobras de cerco y hostigamiento que se lanzan sobre Grecia.
En la base de esta contienda entre el Goldman y el Deutsche, la deuda griega dista de ser un asunto menor o manejable. Por el contrario sigue siendo una caja negra que recubre la verdadera caja de Pandora en la que han sido diseñados, plantados y escondidos por todo el planeta los instrumentos financieros que multiplican fuera de todo registro las obligaciones de pago de Grecia. Obligaciones que algunos estiman en 1,2 billones de dólares y otros en 1,9 billones.
Sobre esta deuda griega en constante “evolución”, si bien los bancos franceses, alemanes, ingleses y holandeses aparecen entre los principales acreedores “registrados”, se debe destacar que en el apalancamiento internacional a dichos bancos se encuentra comprometido el capital financiero de origen estadounidense, japonés y chino.
Deuda externa griega
$532,9 miles de millones (30 June 2010), $504,6 miles de millones (31 December 2008). Ver gráfico.
Definición: Esta variable da el total de la deuda pública y privada contraída con no residentes reembolsable en divisas, bienes o servicios. Estas cifras se calculan al tipo de cambio corriente, es decir sin tomar en cuenta la paridad del poder adquisitivo (PPA).
Todos juegan con fuego
Las agencias de noticias el 22 de Febrero de 2012, bajo el título “El arreglo en Grecia no entusiasma a los inversores” nos informan que “tras meses de tira y afloja, los ministros de Finanzas decidieron desbloquear un segundo rescate a Grecia por 130.000 millones de euros, pendiente desde octubre de 2011, tras haber concedido un paquete de 110.000 millones en 2010.” En los comentarios se destaca lo siguiente: “La eurozona desbloqueó ayer un gigantesco rescate financiero para Grecia, que incluye un inédito retiro de más de la mitad de la deuda en manos de acreedores privados, a cambio del envío de una misión “de vigilancia permanente” de las cuentas griegas a Atenas. Este pacto “garantizará” la permanencia de Grecia en la zona euro, precisó Juncker (jefe del Eurogrupo). El acuerdo, por concretarse el 12 de marzo, reducirá la deuda griega del actual 160% del PIB (350.000 millones de euros) a 120,5% del PIB en el 2020. La meta supera levemente el objetivo inicial de un 120% del PIB fijado por la eurozona. Para ello, los acreedores privados (bancos y fondos de inversiones) deberán asumir de forma voluntaria un retiro del 53,5% de la deuda de este país; es decir, unos 107.000 millones de euros, mayor al 50% previsto originalmente.
Sacrificios. En menos de una semana, el Gobierno griego cumplió con los requisitos que le exigía Bruselas a cambio de la ayuda: el aval del Parlamento al plan de nuevos ajustes; garantías de los partidos de la coalición gubernamental e identificación de recortes adicionales por 325 millones de euros para ahorrar 3.300 millones de euros este año. Sin embargo, toda la ayuda tiene un precio: los países de la eurozona anunciaron que reforzarán los “sistemas de vigilancia” en Atenas para tener todas las garantías de que el rescate esta vez no será en vano. Así pues, ganaron terreno propuestas de países como Alemania, Finlandia, Holanda y Luxemburgo que querían una estricta supervisión del manejo de la ayuda, aduciendo que el primer rescate del 2010 no sirvió para nada. “Necesitamos reforzar las instituciones griegas”, indicó ayer el comunicado de la eurozona. “Para ello, prevemos el envío de una misión de refuerzo en forma permanente de la troika de acreedores públicos (los países de la Unión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional)”, añade el texto. Grecia también tuvo que aceptar que los fondos del rescate sean depositados de forma temporal en una cuenta bloqueada para que se destinen sobre todo a pagar los intereses de la deuda. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico instó a Atenas a que respete el calendario de las reformas impuestas, ya que de ello dependerá el éxito a largo plazo del plan. Los sindicatos convocaron a nuevas manifestaciones para hoy en Grecia, que entra en su quinto año de recesión en este 2012”.
Por otra parte la Asociación Internacional de Swaps y Derivados (ISDA), referente del sector para los contratos de seguro sobre riesgo de crédito (“CDS” o credit default swaps), anunció el jueves que la operación de reestructuración de la deuda griega no constituye “un incidente de crédito”.
En el caso de las deudas soberanas, para ISDA los tres casos que constituyen generalmente un incidente de crédito son “la incapacidad de pagar un plazo de una deuda, el cuestionamiento por el deudor de la validez de sus compromisos o la reestructuración, es decir la modificación unilateral por el deudor de las condiciones del préstamo”.
No obstante, la ISDA advirtió que podría nuevamente pronunciarse sobre Grecia si otros acreedores acuden a ella con nuevos reclamos, lo que deja la posibilidad abierta de desencadenar en un futuro los mecanismos de pago y cobertura de seguro de los CDS.
“La situación de Grecia continúa evolucionando”, explicó ISDA en su comunicado, dejando la puerta abierta para futuras consultas. Como una espada de Damocles, cualquier próximo incidente de crédito en la deuda de Grecia que fuera reconocido por ISDA desencadenaría entonces el pago de CDS y permitiría a los tenedores de ese producto obtener una indemnización acorde al seguro contratado.
Si tomamos en cuenta que para ISDA existen en la actualidad en circulación 25 billones de dólares exclusivamente en contratos de CDS, que o bien son cancelados a término por sus deudores, o bien pueden ser exigidos como indemnización a las aseguradoras, o bien deben ser asumidos como pérdidas por los acreedores, cualquiera que fueran los términos de su desenlace durante la actual crisis mundial, van en camino de producir una catástrofe.
Mientras todavía se encuentra por determinar cuál es la aportación alemana a los 130.000 millones de euros del segundo rescate que intenta alejar a Grecia de una bancarrota inmediata, la canciller Angela Merkel obtuvo 496 votos favorables para aprobar el nuevo paquete de ayudas a Grecia y ya se discute en toda Europa que la impredecible deuda griega requiera de un tercer rescate.
Esta votación sin embargo ha delatado los crecientes problemas políticos de Angela Merkel para poner orden en las filas de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y su partido hermano bávaro Unión Social Cristiana (CSU). Un total de 15 diputados democristianos (CDU / CSU) y 5 liberales (FDP) han desertado de Merkel en la polémica ayuda griega. Otros seis han faltado a la votación y la resistencia conservadora se ha consolidado y crece día a día el impacto de su propaganda.
Si por un lado la deuda griega le sirve a las autoridades europeas para disimular que el conjunto de las deudas soberanas europeas ha comenzado a peregrinar sobre una tierra ignota plagada de trampas y amenazas; por el otro la canciller alemana ha manifestado que comprende a los que consideran que Grecia podría ser “un pozo sin fondo” para el contribuyente, sin dejar de denunciar por ello que una quiebra desordenada de Grecia y la consiguiente fractura del euro supondrían una “amenaza impredecible para Alemania, para Europa y para el mundo”.
Todo esto indica que, mientras los pueblos luchan en las calles contra los ajustes que practican los gobiernos por orden del capital financiero, en la conversión de Grecia en prácticamente una “semicolonia financiera” principalmente del capital norteamericano y alemán o en las consecuencias políticas de su estrangulamiento a corto y mediano plazo, se encuentran concentrados los factores que pueden desencadenar una nueva oleada de la crisis mundial, con un poder devastador similar o aún mayor al ocasionado por la crisis a fines del 2008.