1. Crisis política y social
“Se trata de la peor crisis política y social de los últimos 6 años”, dijo Morales Solá, en La Nación (27/4). “La crisis, ¿ya terminó o empieza?”, tituló Van Der Kooy en Clarín (27/4). Cómo se ve, por arriba surgen voces de alarma, y actúan en función de ese diagnóstico.
El histórico paro agrario detonó la crisis política y social que recién comienza. Ya se devoró al ministro de Economía, Martín Lousteau, dejó malherido al jefe de Gabinete Alberto Fernández, los ministros no hablan esperando quién más caerá en la volteada. No se publican las encuestas de imagen presidencial: cayeron brutalmente al 26% o el 28%, la más baja para un gobierno de 100 días.
Asumió Carlos Fernández en Economía. Se definió como “un soldado de Kirchner” (antes fue soldado de Menem y Cavallo). Es un recaudador de impuestos. Los Kirchner le dieron más facultades al patotero Guillermo Moreno. Dijo De Vido de Moreno: “al loco hay que mandarlo a ladrar, pero después hay que recoger la correa porque, sino, empieza a morder y a romper todo” (La Nación, 26/4). Si De Vido lo dice…
La debilidad
La crisis política y social que sacude al gobierno es producto de su debilidad. Los Kirchner interpretaron de manera fantasiosa el resultado electoral. También el alquiler del PJ. Olvidaron sus dos derrotas: “la transversalidad” y la “concertación plural”.
Antes de las elecciones, cuando las carnes y el tambo produjeron la primer pulseada del gobierno con sectores agrarios, señalamos que el kirchnerismo tenía la oposición de la Iglesia, las Fuerzas Armadas y el campo, y que le iba a ser difícil gobernar con esa situación. Luego, las elecciones mostraron que una parte grande de los de abajo de las ciudades no votó, o lo hizo en blanco o nulo, rompiendo con el gobierno. Por otra parte, perdió a manos de la oposición dentro del sistema a la inmensa mayoría de las capas medias urbanas. Ahora, el saqueo impositivo a los sectores populares del campo los volcó a la oposición, y los discursos reaccionarios, primero de Cristina Fernández, y luego de Néstor Kirchner, provocaron odio en esas masas, perdiendo así una parte de los que los habían votado en octubre.
El kirchnerismo se ilusionó con la derrota, en las elecciones de octubre, de sus opositores dentro del sistema. Pensó que tenía “en el buche” un PJ-K y un sindicalismo K, con los que podría consolidar su hegemonía. Lo sacudió hasta las vísceras el paro agrario, y los heterogéneos “cacerolazos” que movilizaron desde sectores “paquetes”, a capas medias y trabajadores.
2. La disputa por arriba
La lucha agraria hizo emerger con fuerza contradicciones que se venían incubando entre el gobierno y Clarín, Techint, el grupo sojero, etc. Son pulseadas dentro del bloque dominante y, en particular, dentro del sector hegemónico del bloque dominante. Nadie tiene una “bola de cristal” para anticipar adónde pueden desembocar (ver aparte).
Algunos de esos sectores consideran que comenzó el fin de los Kirchner. Que por el momento no hay relevo, por lo que trabajan con vistas a las elecciones de 2009, para una derrota del gobierno que lo deje sin poder, y derrotarlo en el 2011. Pero se preparan, también, por si se precipita la situación.
Un sector más liberal, busca agrupar fuerzas en un “centroderecha” con Elisa Carrió, favorecida por el derrumbe de Lavagna y el fraude que hizo estallar al Recrear de López Murphy.
Otro sector también busca reagrupar fuerzas de “centroderecha”, pero considera que sólo desde el PJ se puede garantizar la gobernabilidad del sistema, y opera adentro de ese partido, por si un derrumbe de Kirchner arrastra al PJ como el de De la Rúa arrastró a la UCR y a la Alianza. Este sector considera que los caudillos peronistas son ágiles para detectar los cambios, y por ahora, aunque siguen disciplinados a Kirchner, ya comenzaron a tejer “una red” para “saltar” sin riesgo frente a un cambio de situación: miran a Scioli, Schiaretti, De la Sota, Das Neves, Reutemann, etc. También Macri jugaría en esa interna; por lo pronto ya salió a golpear a Scioli.
Un tercer sector estaría buscando reagrupar una fuerza más de centro en torno a Binner.
3. La política K hace agua
El kirchnerismo redobla la apuesta porque necesita “caja”, y porque confía en fortalecerse con la derrota de la protesta agraria.
Necesita caja porque su política hace agua. La inflación carcome los salarios, aumenta la pobreza y el hambre. Está desbocada. Para marzo, la provincia de Santa Fe marcó el 4,2% ahí donde el IndeK vio el 1,6%. Y en alimentos, hay estadísticas que marcaron el 30% para los 3 primeros meses del año.
La crisis energética y los subsidios a los grupos amigos se llevan gran parte del presupuesto.
Los presupuestos de educación y salud son una miseria. Las provincias están en rojo. No va más el centralismo financiero K.
El armado de un partido del sistema cuesta caro. Después del portazo del gobernador catamarqueño Brizuela del Moral, ahora amenaza darlo el correntino Colombi. El gobernador de Chubut, Das Neves, presentó un proyecto de ley aumentándole los impuestos a los casinos de Cristóbal López y Kirchner, en respuesta a los atrasos al envío de la coparticipación.
Los bancos yanquis de Wall Street, por ahora, le bajaron el pulgar al gobierno. Dijeron a sus inversores que vendieran los bonos de deuda argentina, con lo que les provocaron un bajón de hasta el 8%. Comenzó “el nerviosismo del mercado”, y el viernes 25 hubo una corrida bancaria por la compra de dólares que le costó al Banco Central 400 millones de verdes, y el dólar subió a $ 3,22.
Rumores “pesados”
Para recauchutar su política que hace agua, y emparchar su proyecto político, el gobierno “embarró la cancha” en la mesa de negociación pública con el campo, en donde el poder de decisión está en las innumerables asambleas que se realizan en todo el país. Mientras, negocia bajo cuerda con las cerealeras, los pooles y grandes terratenientes. Cristina Fernández personalmente presionó a Coninagro a negociar por separado, rechazó la propuesta sobre lechería y no cumple el acuerdo sobre carnes.
Las versiones que trascienden conviene tenerlas en cuenta. Néstor Kirchner estaría “sacado”, cuando el “cacerolazo” a Olivos quiso poner el Estado de Sitio y lo calmaron. La presidenta, en una grave depresión. Junto a las contradicciones dentro del matrimonio político K, la decisión de poner a “un soldado” de Néstor en Economía, reforzar el poder de Moreno, y dos discursos incendiarios del ex presidente, dejaron en claro quién gobierna. Pablo Moyano realizó un plenario para organizar patotas K contra chacareros y trabajadores rurales. Muy grave. Si fuesen ciertas esas versiones el gobierno estaría jugando con fuego…
4. La divisoria de aguas
Es falsa la divisoria de aguas que plantea el kirchnerismo para la sociedad argentina.
Kirchner negocia con las cerealeras, los pooles y grandes terratenientes sojeros, que son la principal fuerza de la oligarquía: Cargill (primer exportador del país con 4.317 millones de dólares), Bunge (segundo con 2.673 millones), LDC (de Dreyfus, tercero con 2.030 millones), Nidera, Noble, ADM, Aceitera General Deheza (Urquía), Elsztain, Grobocopatel y un puñado más. Mandó al campo a agentes de los servicios a provocar. Prepara su fuerza de choque para garantizarle a esos grupos los embarques de soja.
En la vereda de enfrente está la protesta agraria, bancada principalmente por chacareros, con sectores de trabajadores rurales y el apoyo de los pueblos y ciudades de provincia. En las asambleas hay mucha bronca, y apoyo mayoritario para retomar la lucha (si no hay respuestas a sus reclamos) garantizando el abastecimiento del pueblo.
La lucha agraria debe tener todo el apoyo de las fuerzas obreras y populares. Hay que trabajar activamente para la unidad de la rebelión agraria con la lucha del movimiento obrero, estudiantil y popular en las ciudades.
Los reclamos obreros de las paritarias no bajan del 30% al 50%, y en los gremios que firmaron con el tope del 19,5% ya se discute ir a una segunda vuelta de lucha salarial.
La masiva marcha de Gualeguaychú mostró la firmeza con que continúa el combate ambientalista.
Sigue el debate en las universidades contra las políticas funcionales al gobierno, y avanza la lucha estudiantil, por presupuesto y en solidaridad con la protesta agraria. También de los docentes de la Conadu Histórica.
Hay condiciones para avanzar, desde las asambleas, con el reclamo de un paro nacional activo, que unifique la lucha obrera, campesina y popular. Hay condiciones, también, para que en la lucha, avance la unidad de las fuerzas obreras y populares, patrióticas y democráticas, para contribuir al triunfo de la pueblada agraria, avanzar en la recuperación de las organizaciones obreras y dar pasos hacia un centro coordinador de las luchas. Reagrupando así fuerzas para avanzar por el camino del Argentinazo.
El gran acto por el 40 aniversario del PCR en el Luna Park, con compañeros y amigos, muestra la voluntad y el fortalecimiento del comunismo revolucionario para avanzar por ese camino revolucionario.