Como toda gran crisis, la que estamos viviendo cambiará el mundo. “Luego de la crisis, Estados Unidos perderá influencia. En parte ya la ha perdido”, afirmó el millonario George Soros, (El País, 19/10, España). “El eje del mundo se va desplazando desde el Occidente hacia el Oriente”, afirmó Otto Vargas en la mesa debate del Foro por la Segunda Independencia (ver pág. 8 y 9). Caen grupos poderosos y se destruyen fortunas, y surgirán otros. Y también, frente a la “receta” de “hambre, sudor y sangre” que el sistema capitalista reserva para los trabajadores y los pueblos –aunque sea con doble discurso como los Kirchner–, habrá grandes tormentas revolucionarias y antiimperialistas con las que los de abajo buscarán abrir su propio camino. Ya se están produciendo grandes movilizaciones contra las políticas de sus gobiernos y las patronales, en Estados Unidos, Italia y otros países.
El debilitamiento de los yanquis por la crisis estimula a sus rivales imperialistas. “La gira del secretario del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, Nicolai Patrushev, por Buenos Aires, Quito y Caracas fue una señal clarísima, para la región y para los Estados Unidos, de que Moscú se decidió a jugar en serio en América del Sur”. El visitante es el tercero en el orden político ruso. Con ofertas económicas y de acuerdos en el plano estratégico, “regresamos a América Latina para siempre”, anunció la Cancillería rusa, (Ambito Financiero, 20/10).
En la Argentina, Patrushev se entrevistó con la ministra de Defensa, Garré, el jefe de Gabinete, Massa, y el canciller Taiana. Según el embajador ruso en la Argentina, Rusia mostró su interés en “cooperación en defensa, la industria nuclear, la generación eléctrica, la exploración de gas y petróleo, recursos energéticos, cooperación espacial, programas civiles nucleares”, entre otros asuntos, (AF, 20/10).
Es necesario aprovechar las contradicciones interimperialistas, pero la devoción de los Kirchner por prenderse a las polleras de China, Inglaterra, España y ahora de Rusia, es una colección de fracasos. Ahora más que nunca frente a una crisis como la actual, que lleva a que las potencias imperialistas descarguen su crisis sobre las espaldas de los pueblos y las naciones oprimidas.
La principal condición para poder aprovechar las contradicciones entre los de arriba, es que la lucha obrera y popular, y las organizaciones unitarias que van surgiendo como las multisectoriales, tomen en sus manos la lucha contra la dependencia y el latifundio, con su propio programa, para avanzar por el camino del Argentinazo y la rebelión agraria.
02 de octubre de 2010