Lo datos publicados por el Indec la semana anterior mostraron que la desocupación abierta aumentó del 7,2% en el cuarto trimestre de 2017 al 9,1% de la Población Económicamente Activa (PEA) en el último trimestre de 2018. Es decir que en 2018 hubo 259.000 desocupados nuevos. Esto implica un aumento del 28% en el número total de personas sin empleo que buscaron activamente trabajo sin encontrarlo, según la definición con que la encuesta define a los desocupados. El aumento de la PEA en 1,4%, mayor que el crecimiento poblacional (estimado en 1%), es un resultado del llamado efecto ‘trabajador adicional’: más personas del hogar buscando empleo para poder mantener los ingresos del hogar ante la inflación que devora su poder adquisitivo.
En cuanto a los ocupados demandantes de empleo pasaron de 14,7% a 17,3% en el año, a los que se le suman los ocupados con dificultades que potencialmente podrían buscar empleo, que pasaron de 5,3% a 6,5%. Por lo que el porcentaje de ocupados plenos descendió de 78,0% a 73,6% en el año, lo que significa que un 26,4% de la PEA tiene problemas de empleo. Esto agravado por la informalidad total entre los asalariados, que llegó a 35,3%, 0,9 punto más que un año atrás.
Si el deterioro en el empleo no fue mayor, y recién se observa con mayor fuerza este año, fue porque el mayor ajuste el año pasado se dio vía caída de salarios reales, que cayeron 12%, según el Coeficiente de Variación Salarial. Todavía durante 2018, primó el llamado “atesoramiento de trabajo”, dado que muchas empresas optaron por las suspensiones antes que despedir empleados, por los costos de los despidos o de la recontratación de trabajadores con menor salario.
Como señalamos en nuestra edición 2059 (ver “Una inflación acelerada”) por la política macrista se sigue agravando el cierre o achique de empresas con un pronunciado aumento de los despidos y las suspensiones. El informe estadístico Tendencias del 8/3/19 que citamos registró que, sólo en el sector de trabajadores formales, los despidos habían alcanzado a 16.880 trabajadores durante el mes de febrero, arrojando un incremento del 349,5% anual, distribuidos principalmente en la construcción, la industria manufacturera, el comercio, el transporte, las comunicaciones y otros servicios. En cuanto a las suspensiones, éstas habían alcanzado en febrero a 4.890 trabajadores, lo que arrojó una suba del 168,4% anual, localizados principalmente en la industria automotriz y autopartes, petróleo, papel, electrodomésticos y vidrio.
Frente a esta realidad de pérdida de puestos de trabajo, con caída de ingresos de los trabajadores deteriorados por la inflación, el ministro de Producción y Trabajo Dante Sica, asumiendo la táctica del “enojo” del presidente Macri, increpó a los empresarios: “Muchos son socios de los sindicatos, avalan cualquier aumento, los trasladan a los precios y luego se dan vuelta y le piden beneficios fiscales al Gobierno”. Aun cuando se señale que hubo algunos gremios, pocos, que pudieron lograr hasta un 40% de aumento el año pasado, lo cierto es que la inflación fue cerca de un 50% por la política económica del gobierno. Se ve que para la mentalidad oligárquica de este gobierno los males de su política se deben a que los ingresos de los trabajadores son todavía demasiado elevados, por lo que requerirían mayor ajuste en consonancia con el pacto de sumisión con el FMI.
Hoy N° 1761 03/04/2019