El régimen impuesto en la segunda guerra mundial se está discutiendo en varios puntos de los cuales se destacan los siguientes: Uno. El ascenso como potencia económica de China. Existe una disputa por la hegemonía mundial. Aún no conmueve al conjunto de los pueblos, aparece más una internacional del desarrollo. Y la disputa por evitar esta transición hegemónica es inmensa.
En segundo término, vivimos un periodo de fuerte inestabilidad política con regiones en guerra permanente. La guerra en Ucrania se estabilizó temporalmente. Continúa la agresión de Israel y los EEUU a los países de Medio Oriente, en particular el genocidio al pueblo palestino. Así como los conflictos en varios países de África, en el Sahel, donde los franceses que saqueaban uranio fueron desplazados y según datos del Consejo Mundial de Energía informa que en 2022 Burkina Faso solo el 19 por ciento de la población tenía acceso a la electricidad. En 2025 y tras la llegada al poder de Ibrahim Tahore cifra ha aumentado al 50 % en todo el país y al 87% en la población urbana.
Como tercer elemento a destacar está la consolidación de sectores reaccionarios que tensionan por derecha al sistema global. Son una multiplicidad de expresiones de este fascismo del siglo 21, como es el caso de Milei en nuestro país. El fascismo -como iniciativa extremista del capitalismo-tiene la tarea de reordenar las relaciones de fuerzas, de hacer consistente un proceso de máxima explotación laboral con un nuevo Estado. El cambio del patrón de acumulación requiere un Estado a la medida y una sociedad asimilada y adaptada a las nuevas condiciones vitales. El fascismo del Siglo 21 es la forma que tiene el bloque de poder de reorganizarse, asumir la conducción y configurar este nuevo modelo. El régimen de relaciones internacionales establecido desde finales de la segunda guerra mundial van siendo dejados de lado. Por ejemplo, son como los organismos multilaterales.
Estos tres elementos son algunos dentro de una multiplicidad de factores que se destacan en la crisis actual y tienen un fuerte impacto sobre la cuestión energética. La guerra en Ucrania modificó la dinámica energética en la región europea que ya no pudo importar gas ruso y comenzó a ensayar la importación de Gas Natural Licuado (GNL), la promoción del hidrógeno verde como vector energético y la consolidación del reverdecer de la energía nuclear. En este contexto han ido migrando los enfoques hacia el sistema energético, los discursos de energías “limpias” han sido desplazados por el de energía segura, donde se van consolidando, en un contexto donde se habla más de guerra que de transición energética y cambio climático.
En el capitalismo, las y los trabajadores no podemos prometerles estabilidad ni mucho menos garantizar condiciones de vida dignas para nuestros hijos, ni nietos. En el futuro vital previsible, que implica dos o tres generaciones, el capitalismo promete inestabilidad, guerras, hambre, desaliento. Sobre todo, para los pueblos de los países periféricos.
Bajo estas condiciones, la tarea es impedir que este nuevo patrón de acumulación inhumano se estabilice. Este es un modelo que requiere jornadas laborales de más horas y ritmos de producción cada vez más intensos. Desestabilizarlo, mantenerlo incapaz de construir consensos y proponer una sociedad mejor es luchar contra el capitalismo realmente existente. No son dos etapas: primero, destruir al fascismo y luego al capitalismo. Este es el capitalismo y la urgencia requiere derrotarlo.
hoy N° 2069 23/07/2025