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10 de noviembre de 2010

En el plano ideológico se libra una lucha muy grande: el kirchnerismo y el conjunto de las clases dominantes remachan en la cabeza de millones de jóvenes el escepticismo revolucionario.

La disputa ideológica en la juventud

Hoy 1343 > 10/11/2010 / Una batalla contra el escepticismo

Nos tratan de meter la idea de “lo posible”; “el socialismo fracasó”; “hay que hacer lo que se puede en el capitalismo”. Nosotros somos jóvenes revolucionarios, comunistas, en un mundo que no tiene faros socialistas.

Nos tratan de meter la idea de “lo posible”; “el socialismo fracasó”; “hay que hacer lo que se puede en el capitalismo”. Nosotros somos jóvenes revolucionarios, comunistas, en un mundo que no tiene faros socialistas.
Los gobiernos de Bolivia y Venezuela, con idas y vueltas, se muestran como aliados al kirchnerismo. Uno puede entender que Evo y Chávez refuercen esa alianza en su táctica de enfrentamiento al imperialismo yanqui en América Latina. Hay que dar este debate, que es complejo. Porque el gobierno kirchnerista pasó de jugar bien en Mar del Plata en 2005 contra Bush a cambiar su posición: ¿O no estaba reunida Cristina con Obama mientras la yanqui Kraft reprimía a los obreros en su planta de Pacheco en 2009?, ¿o no sancionaron la Ley Antiterrorista por pedido de los yanquis? Marcando las diferencias de los procesos de Latinoamérica, con sus medidas políticas y económicas en concreto, y desnudando el doble discurso kirchnerista, hay que hacer un debate político de masas. No hay mejor aporte que podamos hacer los revolucionarios argentinos, para la unidad de los pueblos de América Latina contra el imperialismo, que derrotar la política K en nuestro país.
Nosotros, por lo antes expuesto, lejos estamos de considerar que las masas juveniles estén escépticas. Siempre consideramos al escepticismo como un fenómeno de superficie, relativamente de coyuntura. Y la historia, muestra que más vale no confundirse demasiado con esto, menos en la juventud y mucho menos en Argentina.

 

No luchamos por “lo posible”
Los auges revolucionarios del ‘60 y del ‘70 se impusieron sobre la masiva propaganda de las Tesis del 20 Congreso del PCUS en 1956, entre otras, de “tránsito pacífico al socialismo”. La Revolución Cubana, en 1959, las tiró a la basura. ¿Y acaso el Mayo francés no estalló cuando sobre la juventud francesa se decía cualquier cosa? Después se dijo también cualquier cosa de esos hechos gloriosos. Hoy el mundo es distinto a ese que conocieron las generaciones de comunistas revolucionarios que nos precedieron, que leyeron una situación política nacional e internacional en la que era necesario construir un partido de la clase obrera, nuestro PCR. Eran tiempos en los que una tercera parte de la humanidad vivía en el socialismo. Eso se veía y se podía tocar.
 Luego el socialismo y el proletariado del mundo fueron derrotados en circunstancias históricas concretas, pero no fue un fracaso. Es la dialéctica de los pueblos hasta que se liberen: “luchar, ser derrotado, volver a luchar y ser derrotado nuevamente; así hasta la victoria”. Es decir, idas y vueltas, buenas y malas, avances y retrocesos. Porque el optimismo revolucionario no es una cuestión de actitud sino de convencimiento de que mientras exista la opresión habrá rebelión, mientras exista la explotación del hombre por el hombre habrá comunistas revolucionarios que luchen por la revolución.
A nosotros, a los revolucionarios, no nos convencen de luchar “por lo posible”.
Sabemos por lo que peleamos y eso le da sentido a nuestras vidas. Tenemos ejemplos, líderes y dirigentes que no se quebraron jamás. Que a la dictadura la denunciaron y la enfrentaron acá en nuestra Patria. Que al enemigo, a los torturadores y sus cárceles los derrotaron con el silencio, que siempre lucharon. Que siempre defendieron nuestro Partido. Admiramos a las generaciones gloriosas de comunistas que nos precedieron. Tenemos conquistas, derrotas, mártires. Y ante el escepticismo tenemos antídoto: solidaridad, unidad, rebeldía, antiimperialismo, lucha y combatividad. Tenemos ideología y la defendemos. No nos asustan las grandes hazañas; miramos las grandes alturas y nos atrevemos a escalarlas. Somos jóvenes comunistas revolucionarios.