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30 de octubre de 2013

La disputa por el Ártico

Libertad a los presos de Greenpeace en Rusia

La injusta detención de 30 activistas de Greenpeace en Rusia –entre los que se encuentran los argentinos Hernán Pérez Orsi y Camila Speziale, puso sobre el tapete la creciente disputa entre las grandes potencias sobre el Ártico. 

La injusta detención de 30 activistas de Greenpeace en Rusia –entre los que se encuentran los argentinos Hernán Pérez Orsi y Camila Speziale, puso sobre el tapete la creciente disputa entre las grandes potencias sobre el Ártico. 
El hecho se produjo hace poco más de un mes, cuando un barco de Greenpeace intentó impedir que la empresa estatal rusa Gazprom realizara la primera perforación para extraer petróleo en el Polo Norte. La justicia rusa acusó a los detenidos con el cargo de piratería. Luego de una intensa campaña internacional por la libertad de los presos, y ante la imposibilidad de sostener esos cargos, fueron cambiados por otros como vandalismo, que tienen una pena de hasta 7 años de cárcel.
La cuestión de fondo es el control de las inmensas cantidades de petróleo y gas existentes bajo los hielos del Polo Norte. Se calcula que en la región se encuentra una cuarta parte de las reservas mundiales de petróleo. Desde hace años vienen discutiendo la soberanía los estados ribereños, entre los que se encuentran potencias como Rusia y Estados Unidos, además de Canadá, Dinamarca, Islandia, Suecia, Noruega y Finlandia.
Tanto rusos como yanquis han reforzado su presencia militar en la zona. Rusia reclama la mitad del Océano Ártico, y está refaccionando una base naval en las islas Nueva Siberia, con un aeropuerto que permitiría un despliegue rápido de la fuerza aérea. Los países nórdicos han conformado un acuerdo de cooperación militar: Nordefco. Mientras, Estados Unidos se niega a ratificar el tratado de la ONU firmado en 1982.
Más allá de si la actuación de Greenpeace es sólo producto de una línea equivocada en la defensa del medio ambiente, o si responde a otros intereses, lo cierto es que el gobierno de Rusia actuó con toda la prepotencia de un país imperialista, para “marcar la cancha”, en una disputa que se extiende en todo el planeta, por el control del petróleo, el gas y las rutas comerciales. 
Nuestro país conoce bien esta disputa y el avasallamiento de sus territorios por parte de las potencias, con una parte de su territorio ocupado por Gran Bretaña, una potencia colonialista que aspira a colonizar, además de Malvinas, las islas del Atlántico Sur y la totalidad del Sector Antártico Argentino. 
Desde esta posición es que reclamamos la libertad de los presos de Greenpeace en Rusia.