La economía que deja Cristina
(Notas al final del artículo)
La economía que deja Cristina
(Notas al final del artículo)
Cristina Fernández se acerca al final de su segundo mandato con la actividad económica estancada en un nivel similar al que se observaba a su inicio, cuatro años atrás. La evolución más reciente tampoco ha sido promisoria; según el indicador IGA1 el Producto Interno Bruto (PIB) viene de padecer una caída del -2,6% el año pasado, parcialmente contrarrestada en lo que va de este, con un leve repunte del 1,2%.
La producción industrial disminuyó un -5,2% en 2014, a la vez que exhibió una variación nula en los primeros nueve meses del corriente año, de acuerdo al índice que calcula FIEL2 . Por su parte, el Estimador Mensual Industrial (EMI) del INDEC acumulaba hasta mayo 22 meses consecutivos de caída en términos anuales; recién a partir de junio comenzó crecer levemente en la comparación anual. Así, ambas estimaciones ubican a la actividad industrial en niveles similares a los que registraba en 2010. Se trata de un estancamiento de casi 5 años, admitido por el propio INDEC, lo cual entra en abierta contradicción con la fábula industrialista del gobierno.
La evolución negativa de la industria se ha explicado principalmente por el desempeño de la producción automotriz, que acumuló hasta septiembre de 2015 nueve trimestres consecutivos de caída, afectada tanto por el descenso en las exportaciones como por las menores ventas al mercado interno. En particular, la producción del sector se derrumbó un 22% en 2014, llegando a ser la más baja en 5 años, mientras que en enero-septiembre de 2015 acumuló un nuevo descenso (-9%) respecto de igual período del año pasado. Cabe destacar que en 2014 el retroceso de la actividad industrial fue generalizado en casi todas las ramas; asimismo, en el período enero-septiembre de 2015 continuaron registrándose caídas en la mayoría de ellas, entre las cuales sobresalió -además del sector automotriz- la siderurgia.
La tasa de desocupación abierta se eleva a un 9,1% de la PEA3, según estimaciones del grupo Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social (GERES) correspondientes al segundo trimestre de 20154. Asimismo, GERES realiza una medición más amplia de la problemática del desempleo, que contempla a la población ubicada en las áreas más calamitosas del mercado de trabajo, incluyendo a los desempleados puros (tal como los calcula el INDEC), los infraocupados (personas que trabajan muy pocas horas), los ocupados carne de cañón (sobreocupados por un sueldo ínfimo) y los desocupados desalentados; esta tasa se denomina TADD5 y al término del segundo trimestre de 2015 se ubicaba en torno al 18% de la PEA6.
Según información del propio INDEC uno de cada tres trabajadores asalariados se encuentra no registrado. A su vez, al segundo trimestre de 2015 la mitad de los ocupados ganaba menos de $6.500 y un cuarto de ellos obtenía un ingreso inferior a los $3.800. En el caso de los trabajadores no calificados, la mitad de ellos contaba con menos de $3.600. Considerando el grupo familiar, la mitad de los hogares disponía de ingresos por debajo de los $10.170.
En este contexto de estancamiento económico y deterioro del mercado laboral, se ha agravado la pobreza, que de acuerdo a estudios privados se ubica actualmente en una cifra cercana al 30%7 de la población, retrotrayéndose así a un nivel similar al que registraba en el año 2000, en plena recesión económica. Lamentablemente ya no existen estadísticas oficiales al respecto; la última disponible, que data de fines de 2013, informó la absurda cifra del 4,7%8. Por consiguiente, en lugar de hacer una estimación seria y encarar esta penosa realidad, el gobierno esconde a los pobres debajo de la alfombra para continuar con el cínico relato oficial.
La situación fiscal y del sector externo se ha tornado sumamente crítica.
Al segundo trimestre de 2015, el resultado fiscal primario -antes del pago de intereses- arrojaba un déficit del 3,3% del PIB, mientras que el resultado financiero exhibía un rojo del 5,2%; ambos calculados sin “maquillaje”, es decir, sin contemplar la transferencia de utilidades no realizadas del Banco Central (BCRA) al Tesoro. Esta brecha entre ingresos y gastos se financia con una enorme emisión monetaria del BCRA (transferencia de utilidades, adelantos transitorios, colocación de letras) y mediante crecientes colocaciones de deuda del Tesoro al sector privado (Bonac, Bonad), dado el menor margen legal que posee la autoridad monetaria como financista del Tesoro. El resultado financiero cerrará este año con un rojo superior al 6% del PIB.
En lo que respecta a las cuentas externas, en enero-septiembre de 2015 las exportaciones disminuyeron un -16%, mientras que las importaciones hicieron lo propio en un -9%, respecto de igual período de 2014. Como resultado de esta dinámica, el saldo comercial acumuló un déficit de U$S -1.655 millones (en adelante mill.) en esos meses. De esta forma, el saldo comercial, que venía de un franco deterioro en los últimos dos años, será negativo en 2015 por primera vez desde 1999. Estos datos provienen de la “base de usuarios” del INDEC (que no es pública y que se vende a algunas consultoras)9.
No sólo se ha deteriorado sobremanera el flujo de dólares por la vía exportadora, sino también el stock de reservas en manos del BCRA, que al 23 de octubre era de U$S 27.305 mill. No obstante, si se depuran de la cifra informada por el BCRA los encajes de los depósitos privados en dólares, pasivos de corto plazo (crédito de China) y otros conceptos de carácter transitorio (pagos de bonos impedidos por el Juez Griesa que continúan contabilizándose en las reservas, CEDIN10), las reservas “netas” de estos conceptos se ubicaban apenas en torno a los U$S 4.000 mill., monto que expresa más correctamente los recursos propios que dispone el BCRA para afrontar pagos en moneda extranjera.
Adicionalmente, la Cámara de importadores (CIRA) denunció que el BCRA le adeuda a las empresas divisas correspondientes a compras del exterior por unos U$S 8.000 mill. Asimismo diversas fuentes estiman que existen utilidades devengadas cuyo giro al exterior se encuentra trabado por montos que van desde los U$S 6.500 mill. a los U$S 15.000 mill.11. Si se incorporan ambos conceptos al cálculo anterior, las reservas “netas” quedan virtualmente extinguidas (siendo insuficientes para afrontarlos). En ese sentido, el propio Miguel Bein (asesor económico de Scioli) reconoce que el BCRA terminará el año sin reservas propias.
En lo que respecta a la situación del sector agropecuario, el área sembrada con trigo fue este año la cuarta más baja desde principios del siglo pasado; los otros tres peores registros históricos se verificaron en el lapso de los últimos seis años. Mientras tanto la soja llegó a acaparar casi el 60% de la superficie total y alrededor de un 75% de la referida a la cosecha gruesa12; su área también es cinco veces superior a la implantada con maíz, con el impacto negativo sobre los suelos que implica esta falta de rotación13.
La rentabilidad del sector se ha derrumbado producto de la baja de los precios internacionales, a la vez que los costos locales en dólares se han mantenido o incluso aumentado según la zona (incidiendo aquí el notable encarecimiento del costo del transporte), siendo los pequeños y medianos productores los más golpeados. Para los productores arrendatarios los números directamente arrojan quebrantos en gran cantidad de zonas, especialmente aquellas más alejadas de los puertos. Considerando los principales cultivos, los peores resultados se registran para el trigo y el maíz, lo cual apunta a seguir profundizando la sojización. En el caso de estos cereales, torna crítica la situación no sólo la baja de los precios externos sino también el enorme descuento -con respecto al FAS teórico14- sufrido por los productores a manos de la industria y las grandes cerealeras, que aprovechan los cupos a la exportación para realizar ganancias extraordinarias.
Las economías regionales atraviesan una crisis profunda. Expresión de ello es la baja que registraron en los primeros ocho meses de 2015, respecto de igual período de 2014, las cantidades exportadas de peras (-21%), manzanas (-33%), naranjas (-10%), mandarinas (-40%), cebollas (-40%) y ajos (-11%), entre otros productos regionales.
A continuación se realiza un breve repaso de algunos aspectos importantes que contribuyeron a explicar la evolución económica local a partir de 2002, para luego adentrarnos con mayor profundidad en el desempeño más reciente, signado por el estancamiento prolongado y el progresivo deterioro de la mayoría de los indicadores económicos y sociales de nuestro país.
Período 2002-2007
Recuperación a “tasas chinas”
La Argentina creció a un ritmo promedio del 8,8% anual entre 2002 y 2007. Se trató de un período de rápida recuperación de la actividad económica local luego de la mayor crisis económica y social que padeció el pueblo argentino. Ésta había emergido en el año 1999 y finalmente derivó en la implosión del régimen de la convertibilidad, en medio de un enorme auge de luchas populares coronado por el Argentinazo de fines de 2001, que por primera vez en la historia echó a un gobierno hambreador y entreguista. El contexto económico y social era dramático. En 2002 el producto interno bruto (PIB) se desplomó un -10,9%, siendo el peor registro de la historia argentina, y con relación a 1998 -último año de crecimiento de esa década- la caída acumulada fue del -18,4%. La tasa de desocupación se elevó al 20%; la pobreza castigaba a más del 50% de la población.
A partir de 2003 nuestro país inició un proceso de crecimiento bajo la creciente hegemonía kirchnerista; fue la época de las llamadas “tasas chinas”. Así, en 2005 el PIB ya había superado el pico previo de 1998. Disminuyó significativamente la tasa de desocupación, el empleo “en negro” y la pobreza desde los aberrantes niveles de 2002; hasta el año 2008 el empleo registrado se incrementó a un ritmo anual promedio de 400.000 puestos (una parte del aumento se explicó por el “blanqueo” de puestos no registrados). Pero hacia fines de 2008, a pesar de la propaganda oficial acerca de que la Argentina se encontraba supuestamente “blindada”, los coletazos de la crisis económica mundial, en combinación con una severa sequía, impactaron fuertemente en la economía local, que se desplomó un -4,1% en 200915; contra los falsos pronósticos del gobierno fue la más afectada de Sudamérica. De todos modos, al año siguiente el PIB local volvió a crecer significativamente de la mano de una rápida (y precaria) recuperación de la economía mundial y de una voluminosa cosecha de soja local.
Las bases de la recuperación a partir de 2002
El fuerte crecimiento acontecido durante el período 2002-2007 -retomado transitoriamente en 2010- fue posible principalmente sobre la base de
• Una gran capacidad instalada ociosa, generada a partir del prolongado período recesivo 1999-2001 y la posterior crisis de 2002, que no requería de grandes inversiones para incrementar la producción y absorber así una mayor demanda, lo cual contribuyó a su vez a postergar la aparición de “tensiones inflacionarias”.
• Una abaratada mano de obra, producto del hachazo devaluatorio de 2002 y de la enorme desocupación, lo cual redujo notablemente los costos laborales y brindó un amplio espacio para la posterior recuperación del salario real, dados los formidables márgenes de ganancia que implicó la devaluación para amplios sectores empresariales; especialmente aquellos vinculados a la exportación, que vieron incrementar drásticamente sus ingresos traducidos en moneda local, a la vez que sus costos -entre ellos los salarios- aumentaron en menor proporción.
• La suspensión del pago de gran parte de la deuda pública realizada por el gobierno de Rodríguez Saa, una de las grandes conquistas que arrancó el pueblo con el Argentinazo, que posibilitó frenar transitoriamente la sangría de recursos que aquella ocasionaba orientándolos hacia la recuperación de la economía local.
• Un contexto internacional extra-ordinariamente favorable. Más concretamente, a partir de 2002 se produjo un fenomenal y sostenido incremento en los términos del intercambio16.
Entre 2002 y 2012 el valor exportado aumentó un notable 213%, desempeño que se explicó en lo fundamental por un aumento de los precios de exportación del 148%, mientras que las cantidades vendidas lo hicieron sólo un 26%. En igual período, el valor importado creció un 656%. Pero aquí se invierte la explicación; las cantidades importadas se elevaron un 411%, en tanto los precios lo hicieron solamente un 48%17.
Es decir, las exportaciones avanzaron casi todo por efecto de mejores precios, mientras que las importaciones lo hicieron fundamentalmente por efecto de mayores cantidades. Gracias al diferencial comportamiento de los precios de exportación e importación los términos del intercambio aumentaron un 68% entre 2002 y 2012, lo cual implicó una ganancia por dicho efecto de casi U$S 110.000 mill.18, cifra equivalente al 85% del gigantesco superávit comercial acumulado en ese período. Fue tal la magnitud del incremento que en 2012 se registró el índice de términos del intercambio más elevado de la historia, superando en un 15% el nivel del año 1948, pico del siglo 20.
La evolución positiva de los términos del intercambio estuvo estrechamente ligada, en especial a partir de 2007, al notable aumento del precio de los granos a nivel mundial, entre ellos de la soja y sus derivados (principales productos de exportación de nuestro país). Esta suba obedeció tanto a la enorme influencia del componente especulativo, como a fundamentos reales (irrupción de la creciente demanda china y otros países asiáticos, difusión de los biocombustibles, sucesión de cosechas con grandes complicaciones climáticas en los EEUU). En este marco, en los últimos años el complejo sojero ha explicado 1 de cada 4 dólares que ingresaron a nuestro país por la vía exportadora.
La suba del precio internacional de la oleaginosa contribuyó a acelerar la sojización en nuestro país, sobre la base de una estructura agraria dependiente, atada en lo fundamental al monocultivo de exportación, con base en la demanda asiática (principalmente china) y europea. Este proceso fue funcional al gigantesco incremento de la renta terrateniente y de la ganancia de los grandes capitalistas agrarios, en un marco de creciente concentración de la tierra y de su uso.
El gobierno alentó la sojización, debido a su condición de fuente “fresca” de dólares que permitía engrosar el superávit comercial y a su creciente peso en la recaudación impositiva a través de los derechos de exportación. No sólo no implementó políticas de incentivo a cultivos alternativos y a las economías regionales, que se orientaran a intentar frenar –o al menos moderar- el avance de la oleaginosa, sino que además los castigó con su política, como ocurrió con el trigo y el maíz. En ambos casos, el gobierno impuso cupos de exportación totalmente funcionales a los molinos y a la industria, que han podido abastecerse de trigo y maíz barato pagando precios muy inferiores al FAS teórico, situación a la cual se le aplicaría perfectamente la metáfora de “cazar en el zoológico”. Del mismo modo, las grandes exportadoras también han comprado barato mientras están “oportunamente” cerradas las ventas al exterior (muchas veces en plena época de cosecha). Producto de este robo, los productores han venido sufriendo -además de las retenciones del estado- descuentos en el precio de hasta U$S 50 por tonelada, lo cual ha llevado las retenciones efectivas hasta valores del 40% o 50% para ambos productos. La suba que observó, por ejemplo, el precio del pan en los últimos años, muy por encima de la registrada por el trigo, deja en evidencia que más que cuidar “la mesa de los argentinos” lo que en realidad hizo el gobierno con esta política fue generar extraordinarias ganancias para las grandes exportadoras y molinos, a la vez que desalentó la producción de esos cereales. El resultado ha sido cada vez más soja, producto con un bajísimo peso relativo en la canasta de consumo local, que al no estar sujeta a cupos se vende en cualquier momento y sin descuento sobre el precio teórico. En este contexto, la sojización también se ha expandido en desmedro de cultivos regionales, de la ganadería –desplazándola hacia zonas extrapampeanas-, el tambo y mediante la desforestación de estepas y bosques.
El aluvión de dólares que generó el alza de los términos del intercambio fue la base fundamental que posibilitó financiar las elevadas tasas de crecimiento hasta 2010. Más concretamente, permitió afrontar el fuerte incremento de las importaciones que demandaba el crecimiento de la economía argentina; en particular, el déficit de la dependiente industria local, que aumentó sostenidamente a medida que se expandía la actividad del sector. Adicionalmente, permitió financiar el creciente rojo de los demás rubros de la cuenta corriente (servicios, pago de intereses y remisión de utilidades al exterior), crónicamente deficitarios en nuestro país. De ese modo, la cuenta corriente, que había sido enormemente deficitaria durante todo el período de la convertibilidad, fue superavitaria entre 2002 y 2010 acumulando un resultado positivo de casi U$S 60.000 mill., hecho inédito en la historia argentina tanto por el volumen de dólares logrado como por su prolongación en el tiempo.
No obstante, luego de una etapa de relativa “tranquilidad” financiera signada por un tipo de cambio “alto” y la recuperación de la actividad económica, a partir de 2007 comienza a acelerarse notablemente la “fuga de capitales”19, alentada por la marcada tendencia a la apreciación cambiaria20 que generaba la elevada inflación. Así, entre 2007 y 2011 se fugó del sistema financiero local la friolera de U$S 58.300 mill., con un pico de U$S 18.600 mill. ese último año. De esta forma, el inédito superávit de la cuenta corriente se destinaba crecientemente a financiar la acelerada fuga de capitales.
Por otro lado, refinanciación con quita de por medio, el gobierno llevó a cabo la autodefinida política de “pagadores seriales” de deuda. Como parte de ésta, en 2005 canceló en efectivo la deuda con el FMI por U$S 9.530 mill. utilizando reservas del BCRA, lo cual fue propagandizado paradójicamente como un supuesto acto de soberanía económica, dado que nuestro país quedaría “liberado” para siempre de la influencia del nefasto organismo, sin mencionar que la pagaba bastante cara.
En un discurso de 2013 Cristina afirmó que se abonó a los acreedores privados (nacionales y extranjeros) un monto equivalente a U$S 81.487 mill. (tanto en pesos como en moneda extrajera) entre 2003 y 2012. A esta cifra deben sumarse, sólo en lo que respecta a deuda en moneda extranjera, unos U$S 20.000 que se habrán cancelado con dichos tenedores entre 2013 y 2015. También afirmó haber desembolsado U$S 51.201 mill. a los organismos multilaterales de crédito hasta 201221.
Más allá de los números más “finos” que se puedan realizar al respecto (las cifras informadas por Cristina se refieren a desembolsos brutos y posiblemente estén infladas), los pagos de deuda han sido colosales. En una primera etapa (hasta 2009) estos vencimientos se saldaban con recursos provenientes del superávit fiscal primario (en el caso de la deuda en moneda extranjera, comprando las divisas al BCRA) y de algunas emisiones de deuda. Pero en una segunda etapa (a partir de 2010), en un contexto de mayores vencimientos, evaporación del superávit fiscal y aparición de las primeras complicaciones en la balanza de pagos22, el gobierno utilizó directamente las reservas del BCRA para cancelar los vencimientos en moneda extranjera. A su vez, desde 2014 comenzó a apelar fuertemente al endeudamiento externo para poder afrontar dichos pagos, debido al escaso margen de maniobra para el uso de las cada vez más debilitadas reservas. En el caso de la deuda en moneda local, dada la extinción del superávit fiscal primario, la financió con una creciente emisión monetaria del BCRA y, posteriormente, mediante una mayor colocación de títulos en pesos. Adicionalmente, a partir de 2008 se intensificó notablemente la colocación de deuda intra sector público (centralmente en la Anses y el Banco Nación), lo cual fue generando un progresivo cambio en la composición de la misma, disminuyendo el endeudamiento con acreedores privados a costa de descargarlo crecientemente sobre el BCRA, la Anses y otros organismos del sector público.
Por otro lado, a partir de 2007 comienza a emerger nuevamente la inflación como un fenómeno problemático para la economía argentina23. Luego del salto inflacionario de 2002, alimentado por el traslado a precios que generó la devaluación a la salida de la convertibilidad, la inflación había logrado reducirse notablemente durante los años 2003-2004, en el marco de una incipiente recuperación de la economía. Pero ya en 2006 la misma había vuelto a alcanzar los dos dígitos en términos anuales. Esto motivó la nefasta intervención del INDEC hacia fines de 2006, en un intento poco sutil del gobierno de ocultar las verdaderas cifras de inflación. La manipulación descarada del índice de precios fue el primer paso de una intervención que terminaría por destruir progresivamente la mayoría de las estadísticas públicas, para poder implantar un relato oficial cada vez más alejado de la realidad. Desde 2008 la suba de precios se mantuvo por encima del 20% anual -con la única excepción del recesivo 2009- consolidando así su status de inflación galopante; en 2014 alcanzó un pico del 39,8%.
En primer lugar, debe remarcarse que la inflación galopante ha sido funcional al gobierno. Por un lado le ha permitido apuntalar la recaudación, principalmente a través de los impuestos al consumo (IVA) y a las ganancias. El peso de éste último fue creciendo progresivamente entre los trabajadores, debido a la falta de actualización de los mínimos en línea con la inflación y al mantenimiento de las escalas. Por otro lado, la elevada inflación le ha posibilitado licuar periódicamente el gasto público; en particular, sueldos de empleados estatales, jubilaciones y planes sociales, en lo que se constituyó como un mecanismo de ajuste “heterodoxo”.
Si bien la periódica erosión salarial que genera la inflación genera transferencias de ingresos desde los trabajadores a los empresarios, es preciso destacar que el fenómeno inflacionario produce a su vez múltiples redistribuciones de ingresos al interior de estos últimos24. La inflación no es simplemente el aumento generalizado de los precios, sino la tendencia de los mismos a aumentar en forma despareja25.
Por otro lado, la inflación fue erosionando progresivamente el “tipo de cambio alto”, que supo ser uno de los llamados “pilares” del modelo en sus inicios, junto con el superávit fiscal y externo. Esta trayectoria declinante del tipo de cambio real contribuyó decididamente al empeoramiento de la cuenta corriente, a la vez que incentivó la “fuga de divisas” a través de la cuenta capital, teniendo así un rol central en el creciente deterioro de las cuentas externas que ha padecido la economía local en los últimos años.
Período 2011-2015
Estancamiento económico
Incluso a pesar del viento de cola que benefició a nuestro país y a la región hasta 2013, producto principalmente del elevado precio de los granos y demás commodities, a partir de 2011 se abrió una nueva etapa en la economía argentina caracterizada por la situación de estancamiento que perdura hasta la actualidad y que carece de fundamentos para revertirse en el mediano plazo, más bien todo lo contrario, dejando en evidencia los acotados límites del modelo K.
El estancamiento prolongado de la economía nacional se encuentra estrechamente ligado al estrangulamiento de su sector externo (la usualmente denominada “restricción externa” en la jerga económica), fenómeno recurrente en la historia argentina. Se trata de la insuficiencia en el ingreso de divisas por la vía exportadora para financiar simultáneamente las importaciones de bienes y servicios, las transferencias de capital al exterior, los pagos de deuda en moneda extrajera y la demanda de divisas para ahorro, que deriva en una fuerte caída de las reservas.
Este escenario de déficit de las cuentas externas emergió durante el año 2011, condicionando el desempeño de la economía en su conjunto, que se ha sumido en el estancamiento desde entonces. Ese año la cuenta corriente del balance de pagos, que ya venía de un franco deterioro en 2010, fue negativa por primera vez en la era K. Esto se debió a la brusca reversión del saldo energético -que se tornó negativo- y al creciente rojo de los demás rubros de la cuenta corriente (servicios, pago de intereses y remisión de utilidades al exterior). En simultáneo se aceleró notablemente la compra neta de dólares. Como resultado de esta dinámica, las reservas se desplomaron U$S 5.800 mill. en 201126. Tanto en el deterioro de la cuenta corriente como en la fuga de divisas a través de la cuenta capital tuvo una incidencia central el marcado proceso de apreciación cambiaria que experimentaba la economía local, situación que alimentaba una gran expectativa devaluatoria para después de las elecciones.
Ni bien producido el triunfo oficialista en octubre de 2011 la “salida” que ensayó el gobierno no fue la esperada devaluación que descontaba el “mercado”, sino la implementación del célebre cepo cambiario, limitando la compra de divisas para ahorro y turismo e imponiendo restricciones a la remisión de utilidades al exterior. Asimismo, empezaron a aplicarse fuertes trabas a las importaciones a los fines de intentar resguardar el superávit comercial, que era la fuente casi exclusiva de divisas de la economía, en el marco de un incipiente retroceso exportador que se fue agravando con el paso del tiempo. La maniobra oficial de contención de divisas excluyó el pago de la deuda pública en moneda extranjera, cuestión que ha sido una prioridad del gobierno kirchnerista, constituyéndose como una de las principales causas del desplome de las reservas.
Estas medidas incidieron negativamente en la actividad económica. El cepo afectó especialmente a la construcción, mientras que las crecientes restricciones a las compras del exterior hicieron lo propio con la industria, sector extremadamente dependiente de medios de producción importados. El problema es que dichas medidas no atacaron las causas estructurales ni coyunturales del estrangulamiento externo, sino que sólo lo reprimieron para ganar tiempo. No se tomaron en el marco de un plan de desarrollo nacional que incentivara la producción local, sino que fueron medidas improvisadas ante la precipitada pérdida de divisas, para evitar en el corto plazo el costo político y social de una devaluación.
La existencia del cepo potenció la trascendencia del llamado dólar blue (paralelo), así como de algunos artilugios legales para hacerse de dólares a través de la Bolsa (“contado con liqui”, dólar MEP). Estas cotizaciones alternativas del dólar fueron ampliando su brecha con relación a la oficial, lo cual se constituyó como una devaluación de facto para quienes sólo han podido abastecerse de divisas en esos mercados. A su vez, la creciente brecha cambiaria favorece la realización de grandes ganancias a través maniobras fraudulentas como la subfacturación de exportaciones y la sobrefacturación de importaciones.
El ajuste recesivo de 2014
El cepo cambiario y las restricciones a las importaciones no impidieron que entre enero de 2012 y diciembre de 2013 las reservas se desplomaran otros U$S 15.000 mill. Esta situación se precipitó a principios de 2014, poniendo una vez más en evidencia el fracaso de la política de parches del gobierno; sólo en enero de ese año la merma ascendió a U$S -2.900 mill., ritmo que se tornaba insostenible en términos de estabilidad macroeconómica. En ese contexto, el gobierno finalmente recurrió a una serie de medidas propias de un programa de ajuste clásico. Entre ellas, implementó una devaluación brusca hacia fines de enero de 2014 que se trasladó rápidamente a precios, golpeando los bolsillos de los sectores populares; una suba de las tasas de interés de referencia del BCRA; aumento de tarifas; suba del precio del transporte y de la nafta (ambos regulados por el estado). En paralelo trabajó abiertamente para imponer un techo bajo a las paritarias por detrás de la inflación con el objetivo (casi) explícito de recortar el salario real.
Este combo de medidas de ajuste impactó negativamente en el consumo y la inversión, en el contexto de una sostenida caída de las exportaciones, contribuyendo a profundizar marcadamente la recesión que se configuraba en la economía. En 2014 la actividad económica disminuyó un -2,6%; las importaciones se desplomaron un -11%, acompañando el derrumbe exportador (-12%). La inflación promedió un 39,8% en el año, superando cómodamente los “acuerdos” paritarios. En ese marco de ajuste inflacionario disminuyeron significativamente -en términos reales- el salario del sector privado registrado (-6,7%), el haber mínimo jubilatorio (-8,2%) y el ingreso de los empleados estatales (-9,1%). Para el tercer trimestre de 2014 -peor momento de la recesión- se habían perdido al menos unos 200.000 empleos en comparación con igual período de 2013. La tasa de desocupación abierta cerró el año en 9,1% (según estimaciones de GERES). La fuerte pérdida de poder adquisitivo del salario y el deterioro del mercado laboral tuvieron su repercusión en el consumo privado, que disminuyó por primera vez en la era K, hecho admitido por el propio INDEC. La inversión bruta interna también experimentó una drástica caída.
Como en otras épocas de la historia argentina el gobierno finalmente desempolvaba la vieja receta de inducir una recesión, principalmente para reducir importaciones y estabilizar las cuentas externas, tratando de evadir así una crisis de balanza de pagos que se tornaba inminente27. Se trató de la clásica respuesta de corte ortodoxo frente a la situación de extrangulamiento del sector externo que viene padeciendo la economía argentina desde 2011.
Mientras intentaba “ganar tiempo” con estas políticas recesivas, descargando el ajuste y la inflación sobre amplios sectores populares, la estrategia del gobierno apuntó a la búsqueda de financiamiento externo, alejándose por completo del relato del desendeudamiento. Con ese objetivo inició una serie de gestiones tendientes a “normalizar” la situación financiera externa de la Argentina, con apuro y accediendo a condiciones sumamente desventajosas. Emitió bonos para pagar a Repsol por la estatización del 51% de YPF, por un valor aproximado de U$S 5.000 mill. -monto que se duplica con los intereses- a pesar de que el propio Kicillof había afirmado con anterioridad que era la empresa española la que le debía dinero a nuestro país. También llegó a un acuerdo con el Club de París, mediante el cual se comprometió a pagar la friolera de U$S 9.700 mill. más intereses en un plazo de cinco a siete años, reconociendo un aumento de la deuda de U$S 3.600 mill. respecto del monto originalmente vencido (U$S 6.100). Por consiguiente, en este “exitoso acuerdo” no sólo no hubo quita, sino que además se aceptaron cuantiosos intereses punitorios, sin período de gracia y a pagar en un plazo extremadamente breve. Más grave aún, se reconoció una deuda odiosa y fraudulenta, originada principalmente durante la última dictadura para financiar el intento de guerra fratricida con Chile. Adicionalmente, la Argentina procedió al arreglo de juicios pendientes realizados por empresas imperialistas en el CIADI.
Sin embargo, en julio de 2014 la Argentina cayó en una situación de default parcial, generado a partir del irresuelto conflicto con los fondos buitres, que pudo agravarse hasta tal punto gracias a la cesión de soberanía que se otorgó a los tribunales yanquis en el canje de 2005. El default complicó sobremanera la estrategia del gobierno, dificultando aún más el acceso a los mercados de deuda a tasas razonables28. Fue en este contexto que el gobierno se volcó a profundizar la “alianza estratégica e integral” con China, firmando una serie de convenios entreguistas que le otorgan excepcionales condiciones de privilegio para sus inversiones locales, sólo comparables a las aceptadas por algunos países de África, “a cambio” de convertir al país asiático en una especie de prestamista de última instancia de la Argentina. Así, desde agosto de 2014 el BCRA comenzó a activar sucesivos tramos de la línea de crédito (swap de monedas) con el Banco Central de China, que había sido acordada en julio de ese mismo año por un monto máximo equivalente a U$S 11.000 mill. y un plazo de reintegro de hasta doce meses (con posibilidad de renovación). A septiembre de 2015 ya se había utilizado la totalidad de esa cifra, hecho que motivó al gobierno a solicitar una ampliación del crédito, aún sin confirmación. Como parte del nuevo ciclo de endeudamiento externo, este año el gobierno también colocó un bono en el mercado (ampliación del Bonar 24) a una costosa tasa que duplica la pagada por otros países de la región y tomó deuda a través de obligaciones negociables de YPF.
De esta forma, logró una precaria estabilización del nivel de las reservas. No obstante, el combo de menor actividad, cepo cambiario y restricciones a las importaciones por sí solo no alcanzó; la misma se logró en gran medida gracias al enorme endeudamiento externo, así como a ciertos recursos de carácter transitorio (pagos de bonos impedidos por el Juez Griesa que continúan siendo contabilizados en las reservas) y algunos ingresos extraordinarios que fue consiguiendo el gobierno (telefonía 4G, adelantos de cerealeras a cambio de bonos, pesificación de carteras bancarias).
Esta urgida búsqueda de financiamiento externo se ha dado en un contexto de reservas “propias” del BCRA cada vez más bajas. Adicionalmente, se ha verificado en el medio de un prolongado derrumbe de las exportaciones, que a septiembre de 2015 acumularon nueve trimestres consecutivos de caída en términos anuales, mientras que de los últimos catorce sólo uno de ellos arrojó un aumento. Así, en 2015 disminuirán por cuarto año seguido, retornando al nivel que exhibían en 2009. Las estadísticas del INDEC muestran que este desempeño de las exportaciones se ha explicado en lo fundamental por la evolución negativa de las cantidades vendidas; recién en lo que va de 2015 la causa principal reside en el rumbo adverso de los precios, afectados por la caída de la cotización internacional de la soja y demás productos agrarios.
Fue en este contexto de debacle exportadora que el gobierno impuso fuertes restricciones a las importaciones, que de todos modos no impidieron el rápido deterioro del saldo comercial. De haber promediado unos U$S 12.600 mill. entre 2003 y 2012, registrándose este último año una cifra similar, el mismo se derrumbó a U$S 2.978 en 2013 y a U$S 2.176 mill. en 2014; este año será negativo por primera vez desde 1999.
En la licuación del resultado comercial -y el empeoramiento de las cuentas externas en general- adquirió un rol primordial el drástico deterioro del saldo energético, debido a la trayectoria declinante de las exportaciones y, principalmente, al brusco salto en las importaciones del sector. De haber registrado un superávit promedio de U$S 4.700 entre 2003-2009, se redujo a sólo U$S 1.800 en 2010, mientras que al año siguiente acusó un resultado negativo de U$S 3.100 mill. El déficit energético fue creciendo progresivamente, elevándose a U$S 6.300 en 2014, con importaciones de combustibles cercanas a los U$S 11.000 mill. Recién este año muestra una ligera mejora gracias al derrumbe del precio del petróleo y al estancamiento económico local que contribuye a contener las importaciones.
La irrupción de la crisis energética fue producto de años de desinversión y exportaciones no sustentables, en lo cual influyó decididamente el vaciamiento de YPF a manos de la runfla Repsol-Eskenazi-Kirchner29. Las estadísticas oficiales muestran que durante el período 2003-2011 se le permitió a las empresas petroleras -lideradas por Repsol YPF- girar utilidades al exterior por casi U$S 6.000 mill.30. Recién a partir de 2012, dada la crítica situación energética y la estatización del 51% de YPF, el giro se torna mínimo. Por si esto fuera poco, hasta 2011 las petroleras podían dejar en el exterior hasta el 70% de las divisas provenientes de las exportaciones, un extraordinario privilegio que sólo compartían con las empresas mineras, directamente exceptuadas de liquidarlas en nuestro país. Esto implicó, sumando ambos conceptos, una millonaria pérdida de divisas para la economía nacional, que puede estimarse en alrededor de U$S 30.000 mill.31 entre 2003 y 2011.
El déficit de las cuentas externas se precipitó en un contexto internacional que aún era sumamente favorable para nuestro país. Fue recién durante el transcurso de 2014 que comenzó a amainar el fuerte viento de cola externo. Ese año, el PIB de Brasil -principal socio comercial de la Argentina- se estancó, afectando nuestras ya golpeadas exportaciones de productos industriales; en particular, las vinculadas al sector automotriz, extremadamente dependientes del mercado brasileño. No obstante, el precio de la soja continuaba siendo muy elevado.
Evolución comparada con los demás países de la región
Todos los países de la Sudamérica continuaron creciendo a tasas significativamente altas hasta 2014 y según estimaciones del FMI mantendrán dicho crecimiento este año. Las únicas excepciones las constituyen Brasil, que se estancó recién en 2014, a la vez que su PIB cae en 2015, y Venezuela, con un retroceso del 4,0% aquel año, que se ha profundizado en lo que va de éste.
El importante crecimiento de la región hasta 2014 se contradice con la explicación favorita del gobierno acerca de que “el mundo se nos cayó encima”. Entre 2011 y 2014 la Argentina fue el único país de Sudamérica que no creció32. En igual período, el PIB de Bolivia -país que observó el mejor desempeño- se expandió a una tasa promedio del 5,8% anual, mientras que el de Venezuela -en el otro extremo- lo hizo a un ritmo del 0,9%. Brasil, por su parte, creció a una tasa del 1,5% anual.
Incluso si se compara con 2002, Argentina se ubica en cuarto lugar entre los países de la región que más crecieron, claramente por detrás de Perú y Uruguay, y levemente por debajo de Bolivia, Colombia y Paraguay (que exhibieron igual desempeño); esto a pesar de realizar la comparación contra una base mucho más baja que la del resto de los países (producto de la crisis de 2002).
Por último, si la comparación se efectúa con respecto a 1998 -punto más elevado del PIB local durante la convertibilidad- la Argentina es el país de la región que menos creció, con una tasa promedio del 2,1% anual. Venezuela exhibió el segundo peor desempeño (2,2% anual), mientras que Perú lideró la tabla (5,0% anual de aumento).
Del mismo modo que el crecimiento de la Argentina –mientras duró- fue posibilitado por el fuerte viento de cola que implicó la suba de los términos del intercambio, aquel tampoco fue un fenómeno exclusivo de nuestro país, sino que se trató de un hecho generalizado en la región, lo cual refuerza la idea de que dicho crecimiento tuvo mucho más que ver con un contexto externo muy favorable que con supuestas virtudes de un modelo que no generó ningún cambio progresivo en la estructura productiva local.
La economía en 2015 y algunas perspectivas
Desde fines del año pasado el contexto externo se ha endurecido sobremanera, tanto para nuestro país como para la región en general. Desacelera la economía china. Brasil se sumió en una aguda recesión que amenaza con continuar el próximo año, afectando nuestras exportaciones de productos industriales, especialmente las del complejo automotriz, extremadamente dependientes de ese mercado. La fuerte devaluación realizada este año en la mayoría de nuestros principales socios comerciales, entre ellos Brasil (55% acumulada hasta fin de septiembre), complica aún más el panorama.
El precio de la soja, principal producto de exportación (bajo la forma de poroto y derivados), se desplomó cerca de un 30% anual, al igual que la mayoría de los granos y derivados, hecho que se explica centralmente por la combinación de los siguientes factores. En primer lugar, fueron récord las últimas dos cosechas de soja en EEUU, Brasil y Argentina, al igual que la de maíz en el país del norte, lo cual provocó una gran recomposición de los stocks yanquis y a nivel global. En segundo lugar, EEUU finalizó el año pasado su programa de compra masiva de bonos (que implicaba una enorme emisión de dólares), generando una progresiva apreciación de la divisa yanqui frente a la mayoría de las monedas (entre ellas, el euro y más recientemente el yuan), lo cual actúa en detrimento del precio de los commodities en general y de los granos en particular. Adicionalmente, el derrumbe del precio del petróleo también arrastró a la baja a los granos, debido al desincentivo que genera para la producción de biocombustibles.
Debe remarcarse que si bien el bajón del precio del petróleo alivia el déficit energético de nuestro país en el corto plazo, en paralelo tira por la borda la perspectiva de las mentadas inversiones extranjeras en Vaca Muerta, con las que se ilusionaban vastos sectores de las clases dominantes locales. La evolución adversa del precio de la soja y demás granos ha implicado una baja de los términos del intercambio, que de todos modos aún son levemente superiores a los observados en 2010 y más de un 50% mayores a los registrados en 2002.
En este contexto, la economía argentina frenó su caída este año, permaneciendo estancada en niveles de 2011. A diferencia del recesivo 2014, cuando la abrupta devaluación se trasladó rápidamente a precios, este año el gobierno ha recurrido a la conocida estrategia de utilizar el tipo de cambio (oficial) como “ancla nominal” de la economía. Para ello se ha valido de minidevaluaciones cercanas al 1% mensual, bien por detrás de la suba de precios, reeditando así una suerte de “tablita cambiaria”. Además, en 2014 se dictaminaron aumentos de entre dos y tres dígitos en las tarifas públicas (colectivo, subte, gas, nafta, entre otras), relativamente ausentes o moderados este año según el caso; adicionalmente, se produjo la sensible baja en los precios internacionales de las materias primas. La conjunción de estos factores, en un marco de estancamiento económico y débil demanda, implicó una importante disminución de la inflación local con relación al año pasado, ubicándose en agosto en un 25% anual33. No obstante, la Argentina se mantiene al tope del ranking mundial, siendo sólo superada por Venezuela y Sudán, y disputando el último lugar del podio con Malawi34.
Si bien los “acuerdos” paritarios alcanzados en 2015 no permiten prever que el salario real retorne a los niveles de 2011-2013, arrastrando así la fuerte pérdida de poder adquisitivo del año pasado, la actual desaceleración de los precios posibilita una leve suba en términos anuales durante el tercer trimestre de este año35.
La contracara de la “tablita del 1%” ha sido una elevadísima inflación en dólares y un considerable aumento del salario local medido en esa moneda. De igual modo, las tasas de interés vigentes para las colocaciones a plazo, así como las que pagan el BCRA y el Tesoro por sus títulos, implican elevados rendimiento en dólares.
La fórmula de reprimir la inflación empleando un tipo de cambio cuasi fijo ha generado una progresiva apreciación cambiaria que tiende a agravar el déficit de la cuenta corriente. Además de contribuir al deterioro del saldo comercial36, la creciente baratura del dólar ha incentivado un notable aumento de la demanda de dólares para turismo y “ahorro” (cupo legal habilitado por la AFIP), alentada a su vez por las enormes expectativas devaluatorias para después de las elecciones. La demanda por los dos últimos conceptos se llevó U$S 7.000 mill. del BCRA durante el primer semestre, un 75% más que en igual período de 2014, mientras que entre julio y octubre se sumaron otros U$S 2.700 sólo en lo que respecta al dólar ahorro.
La sangría vía dólar turista y ahorro es el costo que paga el BCRA para intentar contener la disparada del dólar blue, a la vez que ofrece elevados intereses en dólares. Por un lado quita presión a una demanda que de otra forma se volcaría al mercado paralelo, a la vez que alimenta su oferta mediante el mecanismo del “dólar puré”, que consiste en comprar el cupo autorizado al cambio oficial más el recargo y vender al precio del blue. A pesar de esto, la brecha cambiaria se amplió nuevamente; a fines de octubre permitía realizar una ganancia del 40% en pesos en un solo día a quienes podían acceder al cupo oficial.
La creciente demanda de dólares se financia “quemando” reservas del BCRA, lo cual se ha compensado con un enorme endeudamiento de corto plazo con China para maquillar su nivel. Este ritmo de venta de dólares del BCRA no resulta sostenible en el tiempo (léase, mucho más allá de diciembre). Por otro lado, el freno de la actividad económica y de las importaciones permite “ahorrar” dólares, que adicionalmente se destinan al pago de la deuda en moneda extranjera.
La maniobra de contención del dólar paralelo también incluye la millonaria venta de dólares baratos a futuro a los grandes inversores por parte del BCRA, que ante una significativa devaluación del peso implicará la necesidad de una descomunal emisión monetaria para hacer frente a esos compromisos. En este contexto de fuertes expectativas devaluatorias, el Tesoro también les ofrece un seguro de cambio mediante la emisión de bonos dólar linked (atados a la evolución del dólar).
En suma, desde el año pasado el gobierno apeló a un enorme endeudamiento externo con el objetivo de llegar a las elecciones de octubre con los menores sobresaltos cambiarios posibles y moderando un poco el ajuste. Así logró una precaria “estabilización financiera”, en base al combo de menor actividad, endeudamiento y apreciación cambiaria, generando una suerte de “otoñito preelectoral” (sería demasiado generoso llamarlo “primavera”).
Sin embargo, la extrema fragilidad de las cuentas externas y la altísima inflación en dólares derivada de la “tablita del 1%” generan una gran incertidumbre cambiaria para el período pos electoral. En este marco, la situación de estancamiento en que se halla sumida la economía argentina desde 2011 carece de fundamentos para revertirse durante el próximo año. En ese sentido, el ritmo de la actividad económica continuará estando fuertemente condicionado por la crítica situación de las cuentas externas.
Algunas conclusiones
La situación de déficit de las cuentas externas y estancamiento prolongado de la economía argentina pone de manifiesto los acotados límites que posee la estructura económica vigente, basada en lo fundamental en la sojización, industrias extremadamente dependientes (como la automotriz y el complejo aceitero) y el extractivismo de los recursos naturales (minería, pesca, petróleo). El estrangulamiento del sector externo y la consecuente limitación a la actividad económica que éste impone periódicamente no es un fenómeno original del período kirchnerista, sino que encuentra sus causas estructurales en el desarrollo industrial deformado y dependiente de la economía argentina37. Pero la política económica del kirchnerismo, lejos de haber generado algún cambio progresivo en la estructura productiva, insistió con el camino de reforzar el latifundio y la dependencia, agravando con ello sus efectos retrógrados sobre la economía argentina.
En una primera etapa, el fenomenal incremento de los términos del intercambio contribuyó a correr el límite de la llamada “restricción externa”, permitiendo financiar el crecimiento a tasas elevadas hasta el año 2010, a pesar de haberse mantenido intacta la estructura productiva atrasada y dependiente. Esto llevó incluso a numerosos economistas oficialistas a ilusionarse con que la Argentina había superado definitivamente la limitación que el crónico estrangulamiento del sector externo imponía al crecimiento38.
Pero ya más avanzada la década una serie de factores contribuyó a precipitar el déficit del sector externo, aún en un contexto internacional extraordinariamente favorable. Entre ellos, la irrupción del déficit energético; los gigantescos pagos de deuda en moneda extranjera, primero a costa de recortar el superávit externo y luego directamente con reservas; la creciente apreciación cambiaria, producto de la inflación galopante, que contribuyó al deterioro de la cuenta corriente e incentivó una descomunal fuga de capitales. No deben dejar de mencionarse las enormes condiciones de privilegio que gozaron hasta el año 2011 las empresas petroleras y mineras en lo referido a la liquidación de divisas, que se sumaron al saqueo y a la contaminación que perpetraron contra nuestro país.
Durante todo el período kirchnerista el Gobierno realizó pagos récord de deuda sin plantear una investigación de la misma, a fin de separar la parte legítima de la ilegítima y fraudulenta. Desconoció así el fallo del Juez Ballestero del año 2000 que prueba no menos 477 ilícitos en el proceso de endeudamiento, siguiendo la exhaustiva investigación realizada por Alejandro Olmos. Luego de más de una década los hechos demostraron que la política de “pagadores seriales”, lejos de resolver el karma de la deuda y ampliar los márgenes de autonomía en el manejo de la política económica, contribuyeron a acelerar el estrangulamiento de la balanza de pagos. Si en una primera etapa esto “sólo” tuvo el costo de restringir la canalización del ahorro interno a la inversión productiva en favor del desarrollo nacional, en una segunda fase se ha pagado directamente a costa de las reservas del BCRA, la emisión monetaria y, finalmente, de un significativo ajuste en la capacidad de consumo de amplios sectores populares.
Por otro lado, un eje central del relato K ha sido el de una supuesta industrialización de la economía durante el período en cuestión. Según datos de Fiel, en 2014 la producción industrial fue un 64% superior a la de 2002 (implicando una suba promedio del 4,2% anual) y un 36% mayor que en 1998 (aumento del 2,0% anual). No obstante, la misma disminuyó drásticamente el año pasado, ubicándose actualmente en el mismo nivel de 2010.
Este crecimiento -bastante relativizado cuando se compara contra el pico de la convertibilidad- se basó en una industria fuertemente dependiente de medios de producción importados, lo cual quedó de manifiesto con el creciente déficit comercial del sector que acumuló un astronómico rojo de U$S -252.605 mill. entre 2003 y 2014. Las exportaciones de productos primarios y de origen agropecuario aumentaron en lo fundamental por efecto del alza de los precios internacionales, siendo esto en última instancia lo que permitió financiar gran parte del crecimiento de la deficitaria industria local, mientras duró.
Uno de los casos más paradigmáticos del dependiente desarrollo industrial en el último período ha sido el del sector automotriz. Éste, que supo ser una de las “vedettes” del modelo, explicó aproximadamente un 20% de la expansión de la industria entre 2003 y 2014; así como fue en gran medida responsable de su crecimiento hasta 2010, también lo ha sido de su posterior caída. Pero lejos de representar algún desarrollo de la industria nacional, el mismo se constituyó como un sector meramente ensamblador (el nivel de integración de piezas locales es inferior al 20%) y extremadamente dependiente de las exportaciones a Brasil, en el marco de un acuerdo comercial con dicho país. Durante el período 2003-2014 el sector automotriz y de autopartes generó un déficit comercial de U$S 46.000 mill., con un máximo de U$S 8.200 mill. en 2013. Como reconoció el propio Axel Kicillof “la Argentina tiene once terminales pero esto no quiere decir que produzcamos autos, esto quiere decir que montamos los coches, lo cual también pone mucha presión porque nos piden que tengamos salarios bajos en dólares”, para luego agregar que las empresas extranjeras “se han venido a instalar al país porque vendemos autos caros”39.
En suma, en lugar de canalizar la inédita afluencia de divisas hacia la inversión, en el marco de un plan de desarrollo nacional que ampliara la infraestructura y la capacidad de producción de bienes destinados al consumo popular, el modelo K financió con ellas la gigantesca fuga de capitales, la remisión de utilidades al exterior, el pago de la deuda pública en moneda extranjera, a la vez que privó a la economía local de miles de millones de dólares a costa de garantizar enormes privilegios para un puñado de monopolios imperialistas, como fue el caso de las empresas petroleras y mineras. Financió además el crecimiento de industrias extremadamente dependientes como la automotriz, cuyo desarrollo no está en función del interés nacional sino de los planes globales de expansión de los capitales imperialistas. Se trata de los distintos mecanismos y compromisos que corporizan -en mayor o menor medida- el tributo que nuestro país le paga al imperialismo, sus socios locales y los grandes terratenientes.
El resultado de la supuesta “década ganada” es una economía que, lejos de haber experimentado cambios relevantes en su estructura productiva, actualmente se encuentra sumida en una situación de estancamiento prolongado, con el empleo también estancado y la desocupación en aumento; una inflación galopante, elevado déficit fiscal y una extremada fragilidad de las cuentas externas; una gran descapitalización de su infraestructura (energía, transportes); y una enorme deuda social (vivienda, salud, educación).
No estamos condenados a la dependencia
La búsqueda de financiamiento externo es la estrategia que acuerdan los distintos sectores de las clases dominantes para intentar escapar a la crítica situación actual de la balanza de pagos que amenaza la estabilidad económica y política de nuestro país. Estrategia a la que acudió desesperadamente el gobierno con el objetivo de llegar a las elecciones de octubre sin grandes sobresaltos cambiarios, consolidando así un nuevo ciclo de endeudamiento externo. Los candidatos electorales del sistema también prometen bondadosas inversiones extranjeras, como solución cuasi mágica a la creciente escasez de dólares.
Como ya lo ha comprobado amargamente el pueblo argentino, la vía del endeudamiento externo sólo patea para adelante el problema de las cuentas exteriores, postergando su implosión por algún tiempo; esto mientras se agudiza la dependencia económica y política del país, que debe destinar una porción cada vez mayor de sus recursos para afrontar los crecientes compromisos externos que aquel genera, agravando la magnitud de la crisis a futuro.
Por su parte, las inversiones imperialistas sólo ingresan a países como el nuestro bajo condiciones explícitas de privilegio. Las mismas no implican una gran afluencia de recursos del exterior, sino que éstos se generan fundamentalmente mediante la apropiación de recursos preexistentes internamente y en la acumulación realizada en el mercado local, a la vez que el dinero efectivamente ingresado se destina generalmente a la compra de medios de producción al abastecedor imperialista y no a la industria nacional. La penetración de capitales imperialistas genera nuevas deformaciones y profundiza la dependencia de nuestro país, ya que orienta los recursos de la economía nacional según sus intereses e incorpora la necesidad de nuevas compras al exterior para el funcionamiento del aparato productivo local.
Finalmente, tarde o temprano dichas empresas transfieren al exterior montos muy superiores a los traídos originalmente, en función de sus planes de expansión global, a menos que se les concedan sin cesar nuevos privilegios que les hagan preferir la reinversión de sus ganancias en el país por algún tiempo más. De este modo, a costa de conseguir algún ingreso de divisas en el corto plazo, se sientan las bases para agravar su salida en un plazo algo más prolongado, mediante una futura remisión de utilidades y diversas maniobras ilícitas como la subfacturación de importaciones, sobrefacturación de exportaciones o auto préstamos desde las casas matrices40. Entre 2003 y 2011, hasta la aplicación del cepo cambiario, la salida de dividendos (U$S 22.285 mill.) superó en un 11% al ingreso de capitales vía inversión extranjera directa (U$S 20.130 mill.), hecho que deja en evidencia la nula contribución de ésta al proceso de acumulación interno41.
En consecuencia, tanto a través del endeudamiento externo como de la inversión extranjera se afirman las bases para garantizar un permanente drenaje de recursos al exterior, limitando el potencial de la acumulación interna.
Para el escenario pos electoral los planes de los distintos sectores de las clases dominantes incluyen necesariamente una profundización del ajuste, que el gobierno kirchnerista ha intentado moderar este año en base a un gigantesco endeudamiento externo, pateando todos los problemas para después de las elecciones.
No obstante, existe otra salida a favor de las grandes mayorías populares y de los intereses nacionales, que debe comenzar por las medidas que plantea nuestro Partido y que quedaron expresadas en el programa del Frente Popular, para que el ajuste y la inflación no la siga pagando el pueblo sino los que “la juntaron en pala” -como reconoció Cristina Kirchner- todos estos años42; grandes terratenientes y pooles de siembra, bancos, empresas cerealeras, petroleras y mineras, que en su amplia mayoría se encuentran en manos de capitales imperialistas y sus intermediarios locales.
Esto en el camino de emprender un proceso de desarrollo nacional sobre una base industrial autónoma que nos permita ser en lo fundamental independientes. No se trata de un camino sencillo ni libre de obstáculos. Pero es necesario y posible, apoyándonos centralmente en los recursos propios y confiando en la enorme potencialidad del pueblo argentino; complementándonos con los demás países del tercer mundo y todos aquellos que quieran comerciar y relacionarse económica y políticamente en condiciones de igualdad y beneficio mutuo. Tal camino supone, más temprano o más tarde, la necesidad de destruir definitivamente el embudo que la alianza oligárquico-imperialista impone al desarrollo de nuestro país, que hace predominar el interés de la misma sobre el conjunto de la nación y de las amplias mayorías populares.
1- Indicador General de Actividad Económica, elaborado por la consultora Ferreres (fuente privada). El INDEC comenzó a manipular el dato del PIB a partir de 2008.
2- Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (fuente privada).
Porcentaje de la población desocupada con respecto al total de la población económicamente activa (PEA). Por su parte, ésta última está compuesta por la población ocupada más la población desocupada.
3- Porcentaje de la población desocupada con respecto al total de la población económicamente activa (PEA). Por su parte, ésta última está compuesta por la población ocupada más la población desocupada.
4- El INDEC la informó en 6,9%. Este dato se encuentra manipulado debido al inverosímil comportamiento de la tasa de actividad (porcentaje de la PEA con respecto al total de población mayor de 14 años). El cálculo de GERES, por su parte, corrige el dato del INDEC mediante el recurso de utilizar una tasa de actividad más creíble.
5- Tasa de argentinos desesperados por el desempleo. Intenta cuantificar la masa de personas en la que se expresan los más graves efectos de la existencia del desempleo.
6- GERES aclara que esta cifra debería ser revisada al alza, debido a las crecientes inconsistencias del INDEC, del cual se toman los datos para realizar el cálculo.
7- Un estudio de la UCA estima la pobreza en un 28,7% de la población. En el caso de los niños y adolescentes, la misma se eleva al el 40,4%, y de éstos, el 8,4% (unos 950.000) tiene “privaciones alimentarias graves”. Con una metodología alternativa, el IPYPP (Instituto de Lozano) la estimó en 35,3%, y en 10,5% la indigencia para el cuarto trimestre de 2014. El propio Miguel Bein (asesor económico de Scioli) la ubicó en un 25%.
8- En julio de este año Cristina afirmó en la FAO que la pobreza se ubicaba por debajo del 5%. Kicillof, por su parte, opinó recientemente que su cálculo era “estigmatizante” para los pobres.
9- Desde 2013, el INDEC empezó a manipular los datos de exportaciones que publica oficialmente, los cuales comenzaron a divergir de los correspondientes a la “base de usuarios” del propio organismo, que está disponible con posterioridad y con una mayor apertura de información.
10- Certificados de depósitos para inversión.
11- Por ejemplo, Bein (asesor económico de Scioli) calculó la remisión de utilidades trabada en U$S 13.000 mill.
12- Cultivos que se siembran entre septiembre y diciembre (entre ellos la soja y el maíz).
13- Este fenómeno ampliamente sojizador no se observa en los dos primeros países productores de la oleaginosa; en EEUU la soja ocupa una superficie similar a la del maíz, mientras que en Brasil la duplica.
14- A partir del valor FOB puertos argentinos se llega al valor FAS teórico descontando todos los gastos realizados en el proceso de exportación, incluidos los derechos de exportación. Por su parte, el valor FOB (libre a bordo) es aquel al que cotiza la mercadería en el puerto o lugar de embarque de la misma.
15- Estimación realizada por la consultora Ferreres.
16- El índice de términos del intercambio (ITI) surge de dividir el índice de precios de las exportaciones por el índice de precios de las importaciones. Mide la evolución del poder de compra de una unidad física de exportación en términos de importaciones o lo que es equivalente, representa las variaciones en los precios relativos que enfrenta la economía en su comercio exterior. Un aumento del ITI implica una ganancia por efecto precio para nuestro país.
17- Las conclusiones no se alteran en forma relevante si se eligen otros años como punto de comparación. Por ejemplo, si se considera el tope de cantidades exportadas del período (año 2011) la cuenta arroja un aumento del 35%, aún muy lejos del incremento registrado por los precios. En el caso de las importaciones, si se estira el período de comparación hasta 2014 el valor importado aumenta un 625%, 364% por cantidad y un 56% por precio.
18- Para calcular la ganancia del intercambio se utilizó la metodología propuesta por el INDEC. Se tomaron como base los precios relativos del año 2002.
19-En este artículo se considera como tal la compra de dólares (billete), neta de las ventas, por parte del sector privado.
20- Disminución del tipo de cambio real. El tipo de cambio real mide el precio relativo de los bienes y servicios de nuestra economía con respecto a los de un país (TCR bilateral) o un grupo de países con los cuales se realizan transacciones comerciales (TCR multilateral); dado que el nivel del índice del TCR es arbitrario, lo realmente útil es su evolución. Una devaluación de la moneda local eleva su nivel mientras que una suba de precios local superior a la del extranjero lo disminuye. Una baja del TCR implica un encarecimiento de los bienes argentinos en comparación con los del extranjero, que se vuelven relativamente más baratos, y viceversa. En una primera etapa del período analizado se verificó una caída del TCR bilateral con EEUU, mientras que posteriormente también cobró fuerza la baja del TCR multilateral, que es el más relevante desde el punto de vista de la competitividad del comercio.
Según información de la Secretaría de Finanzas, los pagos netos a dichos organismos en realidad fueron de U$S 22.605 entre 2003 y 2014.
El balance de pagos resume las transacciones económicas entre los residentes del país y el resto del mundo. Se compone de la cuenta corriente (CC) y la cuenta capital y financiera (CCyF). La primera registra el comercio de bienes y servicios, la remisión de utilidades y el pago de intereses. La segunda contabiliza las transferencias de capital, y las transacciones de activos y pasivos financieros entre residentes y no residentes; aquí se incluye compra de dólares. Del saldo conjunto de la CC y de la CPyF se obtiene la variación de las reservas internacionales, en manos del BCRA.
La indagación de las causas de este fenómeno largamente arraigado a la historia argentina escapa a los límites propuestos en este artículo; requiere un estudio específico al respecto, tanto por la extensión que merece como por su complejidad. Por consiguiente nos limitaremos a señalar algunos aspectos relevantes del fenómeno.
No todos los empresarios se encuentran en condiciones de ajustar los precios en la misma proporción. Por ejemplo, aquellos que gozan de una posición monopólica en el mercado o se enfrentan a una demanda inelástica poseen una mayor capacidad para aumentar los precios por encima del índice general que los que actúan en un marco de mayor competencia o abastecen una demanda elástica que reacciona rápido ante cambios de precios. Para un análisis profundo del fenómeno inflacionario consultar Horacio Ciafardini, “Crisis, inflación y desindustrialización en la Argentina dependiente”, Editorial Agora, año 1990.
Horacio Ciafardini, ob.cit. Aquí también aplica la famosa frase “los precios suben por el ascensor mientras que los salarios lo hacen por la escalera”. Debe recordarse que el salario también es un precio, el de la fuerza de trabajo.
Este guarismo se habría duplicado de no ser por la deuda de corto plazo que tomó el BCRA para maquillar el nivel de las reservas.
Hace más de treinta años Horacio Ciafardini se refería a esta receta de política económica tan poco original en la historia local. Afirmaba que frente a la situación de crisis de balanza de pagos en la que caía periódicamente la Argentina “la única vía sencilla en el corto plazo para poner en equilibrio las cuentas exteriores consistió en provocar una recesión, es decir, una disminución de la actividad económica, principalmente industrial, y por lo tanto sus importaciones…”. Horacio Ciafardini, “Textos sobre Economía Política e Historia (Selección de trabajos)”, Editorial Amalevi, 2002, p. 171.
Como las que pagan los demás países de la región.
El caso de YPF es paradigmático del cinismo y la hipocresía oficial. El matrimonio Kirchner estuvo entre los principales impulsores de la privatización en los 90. Durante su gobierno le permitieron obtener fabulosas ganancias y girar el grueso de esas utilidades al exterior. Eskenazi con el “aval” de Kirchner llegó a hacerse del 25% de la compañía sin poner un peso, accediendo a créditos a pagar con utilidades futuras de la misma empresa, maniobra que envidiaría el mismísimo Graiver. Evidenciada la crisis energética generada por la desinversión y la fuga de utilidades, en 2012 el gobierno estatizó el 51% de la empresa, “olvidándose” de su participación en el saqueo de la misma. Para ello le pagó una enorme cifra a Repsol pesar que el propio Kicillof reconoció que la empresa había sido vaciada. La misma continúa siendo una sociedad anónima para escapar al control del Congreso. Al poco tiempo, la empresa ahora controlada por el gobierno cerró contratos entreguistas y secretos en su letra más chica con el monopolio yanqui Chevrón.
Estadísticas publicadas por el BCRA. Se trata de utilidades efectivamente giradas al exterior.
Dicha medida implicó la pérdida de unos U$S 20.000 mill. de dólares en el caso de las petroleras y de unos U$S 10.000 mill. en el de la minería. Esta estimación surge de comparar las exportaciones devengadas de ambos sectores con los montos efectivamente liquidados en el Mercado único y Libre de Cambios (MULC).
Hasta 2007 se considera la estimación del PIB efectuada por el INDEC; a partir de 2008 se toma el cálculo realizado por la Consultora Ferreres.
Inflación que considera GERES, la cual surge diversas mediciones alternativas.
Informe económico de GERES, IIT 2015.
Por cierta demora temporal en los acuerdos de las paritarias, el grueso de los incrementos comenzó a implementarse en forma anormalmente tardía (GERES, II T2015).
La apreciación cambiaria implica una suba del precio de los productos argentinos con relación a los extranjeros, dificultando las exportaciones y favoreciendo las importaciones.
Horacio Ciafardini, con relación a lo que él llamaba el movimiento pendular de la sociedad argentina (económico y político), afirmaba que “desde el punto de vista del desarrollo económico el movimiento pendular consiste en esa sucesión de períodos de avance industrial a los que suceden otros de estancamiento; momentos de ampliación de la producción industrial, el empleo y la urbanización, seguidos de períodos de recesión, desempleo y descenso de la actividad económica, en los que se ajustan las cuentas exteriores, cuando la Argentina destina más y más divisas para cumplir los compromisos que corporizan el tributo imperialista, la renta del suelo y otros beneficios monopólicos, y menos para financiar su desarrollo industrial”. Más adelante, el autor caracterizaba a la economía argentina como “una economía no integrada y deformada por la especialización, sometida por tanto al estrangulamiento de su sector externo, sumida por lo mismo en el estancamiento, con una industrialización parcial e incompleta”. Horacio Ciafardini, Ibídem, p. 172 y 184. Si bien se han producido grandes cambios políticos y económicos desde 1976, en particular, una brutal desindustrialización, este análisis mantiene una enorme vigencia para comprender la situación económica actual.
Por ejemplo, el destacado economista Aldo Ferrer afirmaba en un artículo durante el año 2010 que “en la actualidad, Argentina ha logrado remover las restricciones externa, fiscal e institucional”, para más adelante señalar que “la restricción externa y el ciclo stop go de la deuda serían, también, problemas del pasado”. “La nueva economía argentina”, Diario BAE, 10/03/2010.
“Si ves al futuro, dile que venga”, entrevista en Página 12, 12/7/2015.
Para un análisis profundo del tema consultar Eugenio Gastiazoro, Historia argentina, Introducción al análisis económico y social, Tomo IV, de 1930 a nuestros días, Editorial Agora, 2004.
Datos de publicados por el BCRA; se trata de flujos efectivamente entradas y salidas efectivamente realizadas. Si bien la remisión de utilidades en parte corresponde a inversiones efectuadas con anterioridad, este cálculo contribuye a mostrar que en un período relativamente prolongado la penetración imperialista significa un drenaje neto de fondos al exterior.
“Quiero hacer un llamado a todas las empresas para la reinversión de las utilidades porque las estamos subsidiando y porque la juntaron en pala durante todos estos años”. Discurso pronunciado por Cristina Kirchner, reproducido en el Diario La Nación, 04/05/2012.
21- Según información de la Secretaría de Finanzas, los pagos netos a dichos organismos en realidad fueron de U$S 22.605 entre 2003 y 2014.
22- El balance de pagos resume las transacciones económicas entre los residentes del país y el resto del mundo. Se compone de la cuenta corriente (CC) y la cuenta capital y financiera (CCyF). La primera registra el comercio de bienes y servicios, la remisión de utilidades y el pago de intereses. La segunda contabiliza las transferencias de capital, y las transacciones de activos y pasivos financieros entre residentes y no residentes; aquí se incluye compra de dólares. Del saldo conjunto de la CC y de la CPyF se obtiene la variación de las reservas internacionales, en manos del BCRA.
23- La indagación de las causas de este fenómeno largamente arraigado a la historia argentina escapa a los límites propuestos en este artículo; requiere un estudio específico al respecto, tanto por la extensión que merece como por su complejidad. Por consiguiente nos limitaremos a señalar algunos aspectos relevantes del fenómeno.
24- No todos los empresarios se encuentran en condiciones de ajustar los precios en la misma proporción. Por ejemplo, aquellos que gozan de una posición monopólica en el mercado o se enfrentan a una demanda inelástica poseen una mayor capacidad para aumentar los precios por encima del índice general que los que actúan en un marco de mayor competencia o abastecen una demanda elástica que reacciona rápido ante cambios de precios. Para un análisis profundo del fenómeno inflacionario consultar Horacio Ciafardini, “Crisis, inflación y desindustrialización en la Argentina dependiente”, Editorial Agora, año 1990.
25- Horacio Ciafardini, ob.cit. Aquí también aplica la famosa frase “los precios suben por el ascensor mientras que los salarios lo hacen por la escalera”. Debe recordarse que el salario también es un precio, el de la fuerza de trabajo.
26- Este guarismo se habría duplicado de no ser por la deuda de corto plazo que tomó el BCRA para maquillar el nivel de las reservas.
Hace más de treinta años Horacio Ciafardini se refería a esta receta de política económica tan poco original en la historia local. Afirmaba que frente a la situación de crisis de balanza de pagos en la que caía periódicamente la Argentina “la única vía sencilla en el corto plazo para poner en equilibrio las cuentas exteriores consistió en provocar una recesión, es decir, una disminución de la actividad económica, principalmente industrial, y por lo tanto sus importaciones…”. Horacio Ciafardini, “Textos sobre Economía Política e Historia (Selección de trabajos)”, Editorial Amalevi, 2002, p. 171.
Como las que pagan los demás países de la región.
El caso de YPF es paradigmático del cinismo y la hipocresía oficial. El matrimonio Kirchner estuvo entre los principales impulsores de la privatización en los 90. Durante su gobierno le permitieron obtener fabulosas ganancias y girar el grueso de esas utilidades al exterior. Eskenazi con el “aval” de Kirchner llegó a hacerse del 25% de la compañía sin poner un peso, accediendo a créditos a pagar con utilidades futuras de la misma empresa, maniobra que envidiaría el mismísimo Graiver. Evidenciada la crisis energética generada por la desinversión y la fuga de utilidades, en 2012 el gobierno estatizó el 51% de la empresa, “olvidándose” de su participación en el saqueo de la misma. Para ello le pagó una enorme cifra a Repsol pesar que el propio Kicillof reconoció que la empresa había sido vaciada. La misma continúa siendo una sociedad anónima para escapar al control del Congreso. Al poco tiempo, la empresa ahora controlada por el gobierno cerró contratos entreguistas y secretos en su letra más chica con el monopolio yanqui Chevrón.
Estadísticas publicadas por el BCRA. Se trata de utilidades efectivamente giradas al exterior.
Dicha medida implicó la pérdida de unos U$S 20.000 mill. de dólares en el caso de las petroleras y de unos U$S 10.000 mill. en el de la minería. Esta estimación surge de comparar las exportaciones devengadas de ambos sectores con los montos efectivamente liquidados en el Mercado único y Libre de Cambios (MULC).
Hasta 2007 se considera la estimación del PIB efectuada por el INDEC; a partir de 2008 se toma el cálculo realizado por la Consultora Ferreres.
Inflación que considera GERES, la cual surge diversas mediciones alternativas.
Informe económico de GERES, IIT 2015.
Por cierta demora temporal en los acuerdos de las paritarias, el grueso de los incrementos comenzó a implementarse en forma anormalmente tardía (GERES, II T2015).
La apreciación cambiaria implica una suba del precio de los productos argentinos con relación a los extranjeros, dificultando las exportaciones y favoreciendo las importaciones.
Horacio Ciafardini, con relación a lo que él llamaba el movimiento pendular de la sociedad argentina (económico y político), afirmaba que “desde el punto de vista del desarrollo económico el movimiento pendular consiste en esa sucesión de períodos de avance industrial a los que suceden otros de estancamiento; momentos de ampliación de la producción industrial, el empleo y la urbanización, seguidos de períodos de recesión, desempleo y descenso de la actividad económica, en los que se ajustan las cuentas exteriores, cuando la Argentina destina más y más divisas para cumplir los compromisos que corporizan el tributo imperialista, la renta del suelo y otros beneficios monopólicos, y menos para financiar su desarrollo industrial”. Más adelante, el autor caracterizaba a la economía argentina como “una economía no integrada y deformada por la especialización, sometida por tanto al estrangulamiento de su sector externo, sumida por lo mismo en el estancamiento, con una industrialización parcial e incompleta”. Horacio Ciafardini, Ibídem, p. 172 y 184. Si bien se han producido grandes cambios políticos y económicos desde 1976, en particular, una brutal desindustrialización, este análisis mantiene una enorme vigencia para comprender la situación económica actual.
Por ejemplo, el destacado economista Aldo Ferrer afirmaba en un artículo durante el año 2010 que “en la actualidad, Argentina ha logrado remover las restricciones externa, fiscal e institucional”, para más adelante señalar que “la restricción externa y el ciclo stop go de la deuda serían, también, problemas del pasado”. “La nueva economía argentina”, Diario BAE, 10/03/2010.
“Si ves al futuro, dile que venga”, entrevista en Página 12, 12/7/2015.
Para un análisis profundo del tema consultar Eugenio Gastiazoro, Historia argentina, Introducción al análisis económico y social, Tomo IV, de 1930 a nuestros días, Editorial Agora, 2004.
Datos de publicados por el BCRA; se trata de flujos efectivamente entradas y salidas efectivamente realizadas. Si bien la remisión de utilidades en parte corresponde a inversiones efectuadas con anterioridad, este cálculo contribuye a mostrar que en un período relativamente prolongado la penetración imperialista significa un drenaje neto de fondos al exterior.
“Quiero hacer un llamado a todas las empresas para la reinversión de las utilidades porque las estamos subsidiando y porque la juntaron en pala durante todos estos años”. Discurso pronunciado por Cristina Kirchner, reproducido en el Diario La Nación, 04/05/2012.
26- Este guarismo se habría duplicado de no ser por la deuda de corto plazo que tomó el BCRA para maquillar el nivel de las reservas.
27- Hace más de treinta años Horacio Ciafardini se refería a esta receta de política económica tan poco original en la historia local. Afirmaba que frente a la situación de crisis de balanza de pagos en la que caía periódicamente la Argentina “la única vía sencilla en el corto plazo para poner en equilibrio las cuentas exteriores consistió en provocar una recesión, es decir, una disminución de la actividad económica, principalmente industrial, y por lo tanto sus importaciones…”. Horacio Ciafardini, “Textos sobre Economía Política e Historia (Selección de trabajos)”, Editorial Amalevi, 2002, p. 171.
Como las que pagan los demás países de la región.
El caso de YPF es paradigmático del cinismo y la hipocresía oficial. El matrimonio Kirchner estuvo entre los principales impulsores de la privatización en los 90. Durante su gobierno le permitieron obtener fabulosas ganancias y girar el grueso de esas utilidades al exterior. Eskenazi con el “aval” de Kirchner llegó a hacerse del 25% de la compañía sin poner un peso, accediendo a créditos a pagar con utilidades futuras de la misma empresa, maniobra que envidiaría el mismísimo Graiver. Evidenciada la crisis energética generada por la desinversión y la fuga de utilidades, en 2012 el gobierno estatizó el 51% de la empresa, “olvidándose” de su participación en el saqueo de la misma. Para ello le pagó una enorme cifra a Repsol pesar que el propio Kicillof reconoció que la empresa había sido vaciada. La misma continúa siendo una sociedad anónima para escapar al control del Congreso. Al poco tiempo, la empresa ahora controlada por el gobierno cerró contratos entreguistas y secretos en su letra más chica con el monopolio yanqui Chevrón.
Estadísticas publicadas por el BCRA. Se trata de utilidades efectivamente giradas al exterior.
Dicha medida implicó la pérdida de unos U$S 20.000 mill. de dólares en el caso de las petroleras y de unos U$S 10.000 mill. en el de la minería. Esta estimación surge de comparar las exportaciones devengadas de ambos sectores con los montos efectivamente liquidados en el Mercado único y Libre de Cambios (MULC).
Hasta 2007 se considera la estimación del PIB efectuada por el INDEC; a partir de 2008 se toma el cálculo realizado por la Consultora Ferreres.
Inflación que considera GERES, la cual surge diversas mediciones alternativas.
Informe económico de GERES, IIT 2015.
Por cierta demora temporal en los acuerdos de las paritarias, el grueso de los incrementos comenzó a implementarse en forma anormalmente tardía (GERES, II T2015).
La apreciación cambiaria implica una suba del precio de los productos argentinos con relación a los extranjeros, dificultando las exportaciones y favoreciendo las importaciones.
Horacio Ciafardini, con relación a lo que él llamaba el movimiento pendular de la sociedad argentina (económico y político), afirmaba que “desde el punto de vista del desarrollo económico el movimiento pendular consiste en esa sucesión de períodos de avance industrial a los que suceden otros de estancamiento; momentos de ampliación de la producción industrial, el empleo y la urbanización, seguidos de períodos de recesión, desempleo y descenso de la actividad económica, en los que se ajustan las cuentas exteriores, cuando la Argentina destina más y más divisas para cumplir los compromisos que corporizan el tributo imperialista, la renta del suelo y otros beneficios monopólicos, y menos para financiar su desarrollo industrial”. Más adelante, el autor caracterizaba a la economía argentina como “una economía no integrada y deformada por la especialización, sometida por tanto al estrangulamiento de su sector externo, sumida por lo mismo en el estancamiento, con una industrialización parcial e incompleta”. Horacio Ciafardini, Ibídem, p. 172 y 184. Si bien se han producido grandes cambios políticos y económicos desde 1976, en particular, una brutal desindustrialización, este análisis mantiene una enorme vigencia para comprender la situación económica actual.
Por ejemplo, el destacado economista Aldo Ferrer afirmaba en un artículo durante el año 2010 que “en la actualidad, Argentina ha logrado remover las restricciones externa, fiscal e institucional”, para más adelante señalar que “la restricción externa y el ciclo stop go de la deuda serían, también, problemas del pasado”. “La nueva economía argentina”, Diario BAE, 10/03/2010.
“Si ves al futuro, dile que venga”, entrevista en Página 12, 12/7/2015.
Para un análisis profundo del tema consultar Eugenio Gastiazoro, Historia argentina, Introducción al análisis económico y social, Tomo IV, de 1930 a nuestros días, Editorial Agora, 2004.
Datos de publicados por el BCRA; se trata de flujos efectivamente entradas y salidas efectivamente realizadas. Si bien la remisión de utilidades en parte corresponde a inversiones efectuadas con anterioridad, este cálculo contribuye a mostrar que en un período relativamente prolongado la penetración imperialista significa un drenaje neto de fondos al exterior.
“Quiero hacer un llamado a todas las empresas para la reinversión de las utilidades porque las estamos subsidiando y porque la juntaron en pala durante todos estos años”. Discurso pronunciado por Cristina Kirchner, reproducido en el Diario La Nación, 04/05/2012.
28- Como las que pagan los demás países de la región.
29- El caso de YPF es paradigmático del cinismo y la hipocresía oficial. El matrimonio Kirchner estuvo entre los principales impulsores de la privatización en los 90. Durante su gobierno le permitieron obtener fabulosas ganancias y girar el grueso de esas utilidades al exterior. Eskenazi con el “aval” de Kirchner llegó a hacerse del 25% de la compañía sin poner un peso, accediendo a créditos a pagar con utilidades futuras de la misma empresa, maniobra que envidiaría el mismísimo Graiver. Evidenciada la crisis energética generada por la desinversión y la fuga de utilidades, en 2012 el gobierno estatizó el 51% de la empresa, “olvidándose” de su participación en el saqueo de la misma. Para ello le pagó una enorme cifra a Repsol pesar que el propio Kicillof reconoció que la empresa había sido vaciada. La misma continúa siendo una sociedad anónima para escapar al control del Congreso. Al poco tiempo, la empresa ahora controlada por el gobierno cerró contratos entreguistas y secretos en su letra más chica con el monopolio yanqui Chevrón.
Estadísticas publicadas por el BCRA. Se trata de utilidades efectivamente giradas al exterior.
Dicha medida implicó la pérdida de unos U$S 20.000 mill. de dólares en el caso de las petroleras y de unos U$S 10.000 mill. en el de la minería. Esta estimación surge de comparar las exportaciones devengadas de ambos sectores con los montos efectivamente liquidados en el Mercado único y Libre de Cambios (MULC).
Hasta 2007 se considera la estimación del PIB efectuada por el INDEC; a partir de 2008 se toma el cálculo realizado por la Consultora Ferreres.
Inflación que considera GERES, la cual surge diversas mediciones alternativas.
Informe económico de GERES, IIT 2015.
Por cierta demora temporal en los acuerdos de las paritarias, el grueso de los incrementos comenzó a implementarse en forma anormalmente tardía (GERES, II T2015).
La apreciación cambiaria implica una suba del precio de los productos argentinos con relación a los extranjeros, dificultando las exportaciones y favoreciendo las importaciones.
Horacio Ciafardini, con relación a lo que él llamaba el movimiento pendular de la sociedad argentina (económico y político), afirmaba que “desde el punto de vista del desarrollo económico el movimiento pendular consiste en esa sucesión de períodos de avance industrial a los que suceden otros de estancamiento; momentos de ampliación de la producción industrial, el empleo y la urbanización, seguidos de períodos de recesión, desempleo y descenso de la actividad económica, en los que se ajustan las cuentas exteriores, cuando la Argentina destina más y más divisas para cumplir los compromisos que corporizan el tributo imperialista, la renta del suelo y otros beneficios monopólicos, y menos para financiar su desarrollo industrial”. Más adelante, el autor caracterizaba a la economía argentina como “una economía no integrada y deformada por la especialización, sometida por tanto al estrangulamiento de su sector externo, sumida por lo mismo en el estancamiento, con una industrialización parcial e incompleta”. Horacio Ciafardini, Ibídem, p. 172 y 184. Si bien se han producido grandes cambios políticos y económicos desde 1976, en particular, una brutal desindustrialización, este análisis mantiene una enorme vigencia para comprender la situación económica actual.
Por ejemplo, el destacado economista Aldo Ferrer afirmaba en un artículo durante el año 2010 que “en la actualidad, Argentina ha logrado remover las restricciones externa, fiscal e institucional”, para más adelante señalar que “la restricción externa y el ciclo stop go de la deuda serían, también, problemas del pasado”. “La nueva economía argentina”, Diario BAE, 10/03/2010.
“Si ves al futuro, dile que venga”, entrevista en Página 12, 12/7/2015.
Para un análisis profundo del tema consultar Eugenio Gastiazoro, Historia argentina, Introducción al análisis económico y social, Tomo IV, de 1930 a nuestros días, Editorial Agora, 2004.
Datos de publicados por el BCRA; se trata de flujos efectivamente entradas y salidas efectivamente realizadas. Si bien la remisión de utilidades en parte corresponde a inversiones efectuadas con anterioridad, este cálculo contribuye a mostrar que en un período relativamente prolongado la penetración imperialista significa un drenaje neto de fondos al exterior.
“Quiero hacer un llamado a todas las empresas para la reinversión de las utilidades porque las estamos subsidiando y porque la juntaron en pala durante todos estos años”. Discurso pronunciado por Cristina Kirchner, reproducido en el Diario La Nación, 04/05/2012.
30- Estadísticas publicadas por el BCRA. Se trata de utilidades efectivamente giradas al exterior.
31- Dicha medida implicó la pérdida de unos U$S 20.000 mill. de dólares en el caso de las petroleras y de unos U$S 10.000 mill. en el de la minería. Esta estimación surge de comparar las exportaciones devengadas de ambos sectores con los montos efectivamente liquidados en el Mercado único y Libre de Cambios (MULC).
32- Hasta 2007 se considera la estimación del PIB efectuada por el INDEC; a partir de 2008 se toma el cálculo realizado por la Consultora Ferreres.
33- Inflación que considera GERES, la cual surge diversas mediciones alternativas.
Informe económico de GERES, IIT 2015.
Por cierta demora temporal en los acuerdos de las paritarias, el grueso de los incrementos comenzó a implementarse en forma anormalmente tardía (GERES, II T2015).
La apreciación cambiaria implica una suba del precio de los productos argentinos con relación a los extranjeros, dificultando las exportaciones y favoreciendo las importaciones.
Horacio Ciafardini, con relación a lo que él llamaba el movimiento pendular de la sociedad argentina (económico y político), afirmaba que “desde el punto de vista del desarrollo económico el movimiento pendular consiste en esa sucesión de períodos de avance industrial a los que suceden otros de estancamiento; momentos de ampliación de la producción industrial, el empleo y la urbanización, seguidos de períodos de recesión, desempleo y descenso de la actividad económica, en los que se ajustan las cuentas exteriores, cuando la Argentina destina más y más divisas para cumplir los compromisos que corporizan el tributo imperialista, la renta del suelo y otros beneficios monopólicos, y menos para financiar su desarrollo industrial”. Más adelante, el autor caracterizaba a la economía argentina como “una economía no integrada y deformada por la especialización, sometida por tanto al estrangulamiento de su sector externo, sumida por lo mismo en el estancamiento, con una industrialización parcial e incompleta”. Horacio Ciafardini, Ibídem, p. 172 y 184. Si bien se han producido grandes cambios políticos y económicos desde 1976, en particular, una brutal desindustrialización, este análisis mantiene una enorme vigencia para comprender la situación económica actual.
Por ejemplo, el destacado economista Aldo Ferrer afirmaba en un artículo durante el año 2010 que “en la actualidad, Argentina ha logrado remover las restricciones externa, fiscal e institucional”, para más adelante señalar que “la restricción externa y el ciclo stop go de la deuda serían, también, problemas del pasado”. “La nueva economía argentina”, Diario BAE, 10/03/2010.
“Si ves al futuro, dile que venga”, entrevista en Página 12, 12/7/2015.
Para un análisis profundo del tema consultar Eugenio Gastiazoro, Historia argentina, Introducción al análisis económico y social, Tomo IV, de 1930 a nuestros días, Editorial Agora, 2004.
Datos de publicados por el BCRA; se trata de flujos efectivamente entradas y salidas efectivamente realizadas. Si bien la remisión de utilidades en parte corresponde a inversiones efectuadas con anterioridad, este cálculo contribuye a mostrar que en un período relativamente prolongado la penetración imperialista significa un drenaje neto de fondos al exterior.
“Quiero hacer un llamado a todas las empresas para la reinversión de las utilidades porque las estamos subsidiando y porque la juntaron en pala durante todos estos años”. Discurso pronunciado por Cristina Kirchner, reproducido en el Diario La Nación, 04/05/2012.
33- Inflación que considera GERES, la cual surge diversas mediciones alternativas.
34- Informe económico de GERES, IIT 2015.
35- Por cierta demora temporal en los acuerdos de las paritarias, el grueso de los incrementos comenzó a implementarse en forma anormalmente tardía (GERES, II T2015).
36- La apreciación cambiaria implica una suba del precio de los productos argentinos con relación a los extranjeros, dificultando las exportaciones y favoreciendo las importaciones.
37- Horacio Ciafardini, con relación a lo que él llamaba el movimiento pendular de la sociedad argentina (económico y político), afirmaba que “desde el punto de vista del desarrollo económico el movimiento pendular consiste en esa sucesión de períodos de avance industrial a los que suceden otros de estancamiento; momentos de ampliación de la producción industrial, el empleo y la urbanización, seguidos de períodos de recesión, desempleo y descenso de la actividad económica, en los que se ajustan las cuentas exteriores, cuando la Argentina destina más y más divisas para cumplir los compromisos que corporizan el tributo imperialista, la renta del suelo y otros beneficios monopólicos, y menos para financiar su desarrollo industrial”. Más adelante, el autor caracterizaba a la economía argentina como “una economía no integrada y deformada por la especialización, sometida por tanto al estrangulamiento de su sector externo, sumida por lo mismo en el estancamiento, con una industrialización parcial e incompleta”. Horacio Ciafardini, Ibídem, p. 172 y 184. Si bien se han producido grandes cambios políticos y económicos desde 1976, en particular, una brutal desindustrialización, este análisis mantiene una enorme vigencia para comprender la situación económica actual.
Por ejemplo, el destacado economista Aldo Ferrer afirmaba en un artículo durante el año 2010 que “en la actualidad, Argentina ha logrado remover las restricciones externa, fiscal e institucional”, para más adelante señalar que “la restricción externa y el ciclo stop go de la deuda serían, también, problemas del pasado”. “La nueva economía argentina”, Diario BAE, 10/03/2010.
“Si ves al futuro, dile que venga”, entrevista en Página 12, 12/7/2015.
Para un análisis profundo del tema consultar Eugenio Gastiazoro, Historia argentina, Introducción al análisis económico y social, Tomo IV, de 1930 a nuestros días, Editorial Agora, 2004.
Datos de publicados por el BCRA; se trata de flujos efectivamente entradas y salidas efectivamente realizadas. Si bien la remisión de utilidades en parte corresponde a inversiones efectuadas con anterioridad, este cálculo contribuye a mostrar que en un período relativamente prolongado la penetración imperialista significa un drenaje neto de fondos al exterior.
“Quiero hacer un llamado a todas las empresas para la reinversión de las utilidades porque las estamos subsidiando y porque la juntaron en pala durante todos estos años”. Discurso pronunciado por Cristina Kirchner, reproducido en el Diario La Nación, 04/05/2012.
38- Por ejemplo, el destacado economista Aldo Ferrer afirmaba en un artículo durante el año 2010 que “en la actualidad, Argentina ha logrado remover las restricciones externa, fiscal e institucional”, para más adelante señalar que “la restricción externa y el ciclo stop go de la deuda serían, también, problemas del pasado”. “La nueva economía argentina”, Diario BAE, 10/03/2010.
39- “Si ves al futuro, dile que venga”, entrevista en Página 12, 12/7/2015.
40- Para un análisis profundo del tema consultar Eugenio Gastiazoro, Historia argentina, Introducción al análisis económico y social, Tomo IV, de 1930 a nuestros días, Editorial Agora, 2004.
Datos de publicados por el BCRA; se trata de flujos efectivamente entradas y salidas efectivamente realizadas. Si bien la remisión de utilidades en parte corresponde a inversiones efectuadas con anterioridad, este cálculo contribuye a mostrar que en un período relativamente prolongado la penetración imperialista significa un drenaje neto de fondos al exterior.
“Quiero hacer un llamado a todas las empresas para la reinversión de las utilidades porque las estamos subsidiando y porque la juntaron en pala durante todos estos años”. Discurso pronunciado por Cristina Kirchner, reproducido en el Diario La Nación, 04/05/2012.40- Para un análisis profundo del tema consultar Eugenio Gastiazoro, Historia argentina, Introducción al análisis económico y social, Tomo IV, de 1930 a nuestros días, Editorial Agora, 2004.
41- Datos de publicados por el BCRA; se trata de flujos efectivamente entradas y salidas efectivamente realizadas. Si bien la remisión de utilidades en parte corresponde a inversiones efectuadas con anterioridad, este cálculo contribuye a mostrar que en un período relativamente prolongado la penetración imperialista significa un drenaje neto de fondos al exterior.
42- “Quiero hacer un llamado a todas las empresas para la reinversión de las utilidades porque las estamos subsidiando y porque la juntaron en pala durante todos estos años”. Discurso pronunciado por Cristina Kirchner, reproducido en el Diario La Nación, 04/05/2012.
io La Nación, 04/05/2012.