Noticias

31 de octubre de 2018

La Esi es un derecho impostergable de nuestros pibes

La Educación Sexual Integral como herramienta popular

Cuando un docente se dispone a trabajar la Educación Sexual Integral (ESI), en el salón se produce uno de los hechos educativos más intensos. Se genera un espacio de discusión, se abren los debates, se prioriza el respeto. La/os niña/os y adolescentes se disponen a participar de un aprendizaje del que se sienten parte y sujeto fundamental. “Vamos a hablar de lo que importa, seño”; dijo un gurrumín de 8 años, pidiendo su clase de ESI.
El debate hoy se plantea sobre la aplicación de ESI, Ley 26150, lograda por el movimiento de mujeres que planteaba la necesidad de romper con lo instituido en relación, entre otras cosas, al lugar que ocupa la mujer en esta sociedad.
Esta ley plantea la obligatoriedad de trabajar contenidos de ESI en todos los niveles y modalidades. Para esto desarrolla cinco ejes: Cuidar el cuerpo y la salud, valorar la afectividad, garantizar la equidad de género, respetar la diversidad y ejercer nuestros derechos.
Este año ha tomado un protagonismo muy grande la ESI. El desarrollo del movimiento de mujeres de los últimos años y la pelea por el aborto legal, seguro y gratuito, sin dudas tuvo su impacto. La ESI es parte de la triple consigna, irrefutable por su justeza, que señala: Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. Las dos posiciones planteadas en el debate de aborto, aparentemente coincidían en el primer punto: Educación sexual para decidir. Sin embargo, llegado el momento de tomar con fuerza el reclamo al Estado por capacitación y presupuesto acorde para una efectiva implementación de la ESI, los mismos sectores que la proponían como argumento para la no legalización, comenzaron campañas como la que llevan adelante bajo el slogan “Con mis hijos no te metas” mostrando sus verdaderas intenciones.
¿Por qué sectores reaccionarios de iglesias y del Estado tratan de impedir el dictado de la ESI?
Trabajar sobre estos temas en las escuelas pone en debate las ideas más profundas sobre cómo debe ser la familia para que siga sosteniendo a este Estado que oprime y explota a las grandes mayorías en general y a las mujeres en particular.
Estos sectores reaccionarios impulsan materiales que circulan y hacen llegar a las escuelas con el fin de impedir el dictado de la clase, en muchos casos sin que los mismos padres que los llevan sepan a qué intereses responden. Algunas de las respuestas a estos materiales son:
– Si bien no se necesita la aprobación de la familia, ya que su aplicación es un derecho de las/los niñas/os y adolescentes enmarcado en una Ley Nacional, es importante incluirlas en la vida cotidiana de las escuelas. En muchas ocasiones son las madres las que se acercan a pedir que se trabaje la educación sexual ya que muchas veces les cuesta abordar el tema y piden ayuda.
– No se pretende su implementación para favorecer los argumentos a favor de la legalización del aborto, sino para facilitar los espacios de circulación de la palabra en un marco de escucha y respeto. Recordemos que la Ley tiene 12 años y muchos docentes ya tomaban la temática desde los años ‘70.
– La ESI intenta desarrollar habilidades para prevenir y denunciar el abuso sexual en la infancia. De allí la necesidad de impartirla desde el nivel Inicial, donde se enseña a los niños y niñas, entre otras cosas, que pueden decir No a un adulto.
– La perspectiva de género que toma la ley, está basada en la igualdad de oportunidades, atendiendo a la forma en que nos relacionamos cotidianamente. Revisa y cuestiona estereotipos, roles, el respeto a la diversidad; rechazando toda forma de discriminación. Como así también la relación entre el placer y la sexualidad para que deje de ser tabú y podamos disfrutarla plenamente.
Parte de recuperar la escuela pública como herramienta de nuestro pueblo es trabajar Educación Sexual Integral como derecho impostergable de nuestros pibes y como obligación y oportunidad de las/os docentes y las familias de acercarnos a esa escuela pública que necesitamos.

Escribe Claudia Semino, Secretaria de Género de Amsafe Rosario.

Hoy N° 1741 31/10/2018