Con la carestía y los despidos, desde que asumió Macri, en los barrios pobres, cada vez hay más familias que comen una vez al día; en las ciudades y en los pueblos del campo. El gobierno lo sabe, porque a los comedores de organizaciones de desocupados como la de la CCC, llegan más y más familias, en algunos casos hasta 10 veces más de las que iban el año pasado. Esto, en un país que produce alimentos para 300.000 millones de personas. El hambre se puede resolver en una semana, pero el gobierno gasta la plata en otras cosas.
El asesinato de los 5 jóvenes en la fiesta de Costa Salguero, reveló la complicidad de organizadores, narcotraficantes, y autoridades políticas y judiciales; todas ellas responsables de lo que sucedió. “La Argentina se transformó en el tercer país exportador de coca en el mundo”, afirmó la canciller Malcorra. Hasta ahora, lo qué hace el gobierno para combatir esto es para la TV. Además, no hay presupuesto para la emergencia en adicciones que está destruyendo a la juventud.
Cada día hay algún nuevo femicidio y decenas de casos de violencia contra la mujer. Ni el gobierno ni la justicia dan respuesta. El gobierno sigue sin dar presupuesto (igual que el de Cristina K) para aplicar a la ley de violencia de género. Y la justicia, como se ha denunciado, deja pasar años sin tomar medidas frente a las denuncias de violencia de género, que en muchos casos terminan en femicidio.
El gobierno tiene una política de liquidación de los pobres del campo: trabajadores rurales, y campesinos pobres originarios y criollos. Atrás de esa política habría grandes negocios con tierras “fiscales”, que en la mayoría de los casos son tierras ancestrales de pueblos y naciones originarias, o de obreros rurales y campesinos pobres que viven en ellas, o las trabajan por generaciones sin que les entreguen los títulos de propiedad. Las inundaciones y el dengue han agravado al extremo la situación en que viven.
La situación de los pobladores de las zonas inundadas es terrible. Decenas de miles de familias han perdido todo, la situación es de desastre en amplias zonas del litoral y pampeanas. Les llega poco o nada. Miles de pequeños y medianos productores del litoral y pampeanos han perdido todo. En todas las economías regionales, se pierde la producción en las plantas por el precio miserable que les pagan los monopolios que manejan la comercialización, mientras llega a las góndolas a precios de hasta el 1.500% de lo que recibe el productor.
El gobierno sigue ocultando y no toma medidas frente a la grave epidemia de dengue: hay más de 100.000 casos en Misiones (donde ordenaron a los médicos que las hicieran pasar como “gripe”), y otros tantos en Formosa; en el Chaco llega al 100% en los parajes y al 89% en zonas enteras de la provincia.