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10 de noviembre de 2010

Los trabajadores de la yerba mate denuncian la explotación laboral y el abandono

La esclavitud de los tareferos

Hoy 1343 > 10/11/2010 / Trabajadores misioneros en Ciudad de Buenos Aires

Un día los ignorados aparecieron por el Obelisco. El miércoles 3 de noviembre, una delegación de tareferos –trabajadores de la yerba mate- de Misiones llegaron a la Capital Federal para denunciar el hambre que están pasando, y para reclamar que la Anses devuelva las asignaciones familiares retenidas indebidamente.

Un día los ignorados aparecieron por el Obelisco. El miércoles 3 de noviembre, una delegación de tareferos –trabajadores de la yerba mate- de Misiones llegaron a la Capital Federal para denunciar el hambre que están pasando, y para reclamar que la Anses devuelva las asignaciones familiares retenidas indebidamente.
“Todo el país tiene que saber que detrás del mate que toman todos los días estamos nosotros, los tareferos hambreados, enfermos, endeudados”, destacaron los trabajadores, provenientes de Oberá y de Montecarlo, donde están organizados en el Sindicato de tareferos, trabajadores transitorios y desocupados.
La delegación, integrada además por docentes, miembros de la CTA y periodistas, destacó que la acción es parte de la campaña que titularon “Que el placer de tomar mate no siga descansando sobre la esclavitud de los tareferos”.
Porque no está más el látigo del capanga como canta Ayala en El mensú, pero los tareferos siguen sufriendo condiciones de superexplotación laboral. Así nos contaban dos de ellos, a los que entrevistamos, entre el humeante reviro que preparaban manos expertas en pelearle a la hambruna, mientras cortaban parte de la Av.9 de Julio y Corrientes.

En el norte se esclaviza la gente
 Juan Cristóbal Maidana, de Montecarlo, nos decía: “La situación en la localidad, y en la provincia en general, es altamente caótica con respecto a la yerba mate. El precio que nos pagan hambrea a nuestras familias, por eso vinimos a Buenos Aires para hacer visible el tema, y que alguien del gobierno haga algo para que la situación se regularice.
“En Montecarlo somos cerca de 1.500 padres de familia que trabajamos en la tarefa, y mantenemos 5.000 chicos. Trabajamos durante seis meses, y después quedamos abandonados. Ahí viene el hambre de nuestros chicos. Nos están pagando a 13 pesos los cien kilos de hoja. Por día estamos sacando 45 pesos. Si tenés una familia numerosa, no alcanzás a comer una semana.
 “No queremos molestar, pero hicimos todo lo posible en la provincia, y no pasa nada. Si el gobierno ve esto, que vaya a nuestra provincia, porque no queremos que nuestros chicos se sigan muriendo de hambre. Hace tres años venimos denunciando el hambre. Ahora porque se murieron dos chicos, parece que se dieron cuenta. Hay mucho que hacer allá. Venimos para salvar esas vidas.
“Nosotros hemos sido siempre prácticamente esclavizados. Queremos denunciar que en el norte se esclaviza a la gente. Tenemos un sindicato en Montecarlo, que está muy bien organizado. Todo surgió a partir del problema del hambre. Encima el Anses prácticamente nos ha estafado”.
Carlos Rodríguez, de Oberá, nos contaba: “Con los compañeros de Montecarlo estamos padeciendo una situación complicada. En mi caso hace 16 meses que tengo retenidas las asignaciones. Junto a otros compañeros hicimos un recuro de amparo que salió favorable, y la Anses no cumple la resolución del juez.
“Dicen que nos retienen las asignaciones porque hay empresas fantasmas que no hacen los aportes. Los tareferos no tienen la culpa de esto. Esto es responsabilidad de los grandes contratistas, que se aprovechan que hay trabajadores que no saben leer y escribir, y les fichas truchas. Yo lo que pido es que tomen la medida judicial a los contratistas, no a los trabajadores, que trabajan de sol a sol para ganarse el pan de cada día.
“El nuestro es un trabajo bastante sufrido. Son  de 8 a 9 horas diarias que tiene que cortar la yerba, quebrarla, hacer los raídos y luego se manda al secadero. El trabajador está sufriendo el bajo precio de la yerba. Se nos paga la cabo de los quince días que dura el campamento. Ahí uno se tiene que hacer su carpita, y cuidarla, porque va a ser su hogar por quince días.
“Nosotros estamos pidiendo 25 centavos el kilo, porque es una vergüenza, la canasta familiar se fue a las nubes, el kilo de carne sale 50 pesos en cualquier lado, que nosotros los tareferos no podemos salir adelante con un básico de 800 pesos en el mes. No alcanza para darle de comer a los chicos, para mandarlos a la escuela, para su vestimienta. Estamos sufriendo mucho en Misiones.
“Otro problema que tenemos es que la gente, con la Asignación Universal, no quiere trabajar blanqueado. El trabajo del tarefero es de cinco o seis meses, de abril a septiembre. Después hay seis meses que no hay trabajo, y ni un plan social. Reclamamos un plan trabajar para los tareferos, y la asistencia alimentaria. En los diarios sale que mandan no sé cuantos miles de kilos, pero no es así. Al terminar la tarefa, los tareferos quedan en el olvido”.