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12 de mayo de 2020

La estrategia Argentina para enfrentar la pandemia

Declaración de la Corriente Nacional de Salud Salvador Mazza

Pasaron más de 50 días del inicio de la cuarentena. El 3 de marzo se registró el primer caso de coronavirus en nuestro país, y el 20 del mismo mes Argentina eligió la estrategia del asilamiento social preventivo y obligatorio. Los resultados hasta el momento parecen ser positivos. El nuevo coronavirus puso en pausa al mundo entero y dejo al desnudo que cada país tuvo que elegir su propio camino, no hay estrategia global frente a la pandemia. La OMS demostró ser una organización útil para la organización de los negocios de la salud pero que no cumplió ninguno de sus objetivos teóricos de control y vigilancia epidemiológica, ni como herramienta mundial para el control de enfermedades con potencialidad pandémica como el SARS-COV2.

El camino elegido por Donald Trump y Jair Bolsonaro son el peor ejemplo: entregar la vida de miles de personas para preservar las tasas de ganancias. La defensa del capital a ultranza, aunque eso signifique violar el sentido común. El gobierno argentino mantiene la cuarentena, con características ajustadas a la epidemiología de cada provincia y localidad. Sin dudas, el foco está puesto en las zonas con mayor densidad demográfica, en donde la curva puede crecer exponencialmente de un momento a otro si se flexibilizan en exceso las restricciones. Dentro de ese contexto es clave extremar las medidas para disminuir la cadena de contagio en las villas, los geriátricos y el personal de salud. Las presiones de los sectores más poderosos, a través de la oposición y de los grandes medios de comunicación son muy fuertes para flexibilizar las medidas. Por ahora la estrategia argentina continúa firme: la cuarentena sigue apoyada más en el consenso popular que en la represión y el control social.

 

El rol de los trabajadores de la salud

Los trabajadores y trabajadoras de la salud estamos cumpliendo un rol fundamental en la primera línea de la lucha contra el coronavirus, y al mismo tiempo, un papel muy importante en la discusión de las estrategias y los protocolos para el cuidado de la población formando parte de los comités de crisis en numerosos hospitales y en distintas localidades.

En ese contexto está siendo muy importante la lucha en todos los niveles para reclamar los insumos y elementos de protección adecuados en cantidad y calidad. En contraste con las cifras de contagios en la población, el número de infectados pertenecientes al equipo de salud es alarmante. Según datos oficiales ronda el 17% a nivel país y en la provincia de Buenos Aires supera el 20%. Esto tiene múltiples causas entre las que se encuentran la falta de elementos de protección, la falta de protocolos claros y capacitación suficiente, la infraestructura inadecuada en muchos lugares. Pero, un factor adicional, comparado con otros países, son el multiempleo y la precarización laboral a la que estamos sometidos en casi todo el país.

En el subsector público los sindicatos son herramientas claves para la organización de los trabajadores para el reclamo de insumos, nombramiento y salarios. Tenemos que impulsar paritarias con aumentos salariales acordes a la responsabilidad que nos toca y a nuestras necesidades, que no son distintas a la de todos los trabajadores. Tuvimos paritarias en Salta, en donde APSADES conquistó un 35% de aumento y luego en la provincia de Buenos Aires en donde CICOP logró un aumento del 25% y un avance hacia la continuidad laboral de más de mil residentes con la incorporación a la planta permanente para repoblar los planteles que hoy se encuentran totalmente raleados. En Jujuy APUAP lucha contra el desdoblamiento del salario que intenta imponer Gerardo Morales y reclama paritarias. Los residentes de CABA continúan su lucha contra la precarización, por salarios e insumos. En Santa Fe el gobernador Omar Perotti cerró la discusión salarial sin paritarias dejando a los profesionales sin aumento salarial durante la pandemia.

La situación en el primer nivel de atención está íntimamente ligada a la situación de los barrios populares y villas de las grandes ciudades en donde la situación es apremiante. En distintos lugares se constituyeron comités de crisis o emergencia barrial en donde articulamos nuestro trabajo con las organizaciones sociales, clubes, iglesias y referentes territoriales para hacer frente a la emergencia sanitaria y alimentaria. La formación de promotores de salud y la conformación de los comités territoriales son iniciativas que debemos impulsar en todo el país. Preocupa la demora en la llegada de los alimentos en comedores y de recursos sanitarios en muchos centros de atención primaria del país.

En el subsector privado la situación laboral es mucho peor. La reducción de los salarios y de las horas de trabajo impacta fuertemente en los bolsillos de quienes trabajan en las clínicas y sanatorios. Los profesionales que trabajan en las prepagas y obras sociales, en su mayoría sin relación de dependencia, son víctimas de la precarización laboral al extremo y hoy ven reducidos drásticamente sus ingresos.  Con bajos niveles de sindicalización y con gremios dirigidos en gran parte por el complejo médico-empresarial el fenómeno de la auto-organización viene siendo muy importante en todo el país, con epicentro en la CABA en donde el reclamo contra los despidos, la reducción de los salarios y los elementos de protección personal nuclea a miles de profesionales. Todas las luchas en curso deben articularse para exigirle al Estado una partida de salud extraordinaria para reparar el daño que dejó el macrismo y poner a todo el sistema a la altura de los requerimientos del momento con el horizonte puesto en un sistema único de salud. En la coyuntura reclamamos al Estado nacional que garantice salarios sin reducción alguna, apertura de paritarias, el pago universal del incentivo de 20.000 pesos y condiciones laborales adecuadas para quienes nos desempeñamos dentro del sistema de salud público y privado.

 

Suspender el pago el pago de la deuda  y cobrar un impuesto a las grandes fortunas

La emergencia sanitaria se sumó a la emergencia social. La situación económica de nuestro país ya era crítica antes de la pandemia. El macrismo con su política dejo un país sumergido en la pobreza y con niveles históricos de endeudamiento. Esto hace que sostener una cuarentena sea imposible si no se vuelcan los recursos necesarios para palear el hambre en los sectores populares y sostener la precaria economía de los asalariados y sectores medios. El aumento del AUH, el IFE, los créditos para los autónomos y subsidios a las pymes son medidas importantes. Sobre una economía quebrada el nuevo escenario impone discusiones de fondo. La negociación con los fondos de inversión frente al inminente vencimiento de los bonos bajo legislación extranjera se encuentra en cuenta regresiva. Habrá que ver si el gobierno sostiene su propuesta de suspensión del pago con reducción de intereses y quita considerable del capital. Será muy difícil superar la pandemia exitosamente sin un default técnico, y será imposible resolver la grave situación social si se continúa honrando una deuda que es ilegítima y fraudulenta desde su origen. La profundidad de la crisis exige una fuerte decisión política que ponga fin a esta estafa histórica y se abra una investigación a fondo. Tampoco será posible superar la crisis sin avanzar en gravar a las grandes fortunas. Por ahora el proyecto para que las personas con un capital superior a los 200 millones de dólares paguen el 1% por única vez no llegó al Congreso y la demora en su tratamiento no debiera continuar. Las 14.000 familias más ricas del país resisten. La clase trabajadora y los sectores populares deberán luchar para que la crisis económica y el costo de la pandemia la paguen los que se enriquecieron todos estos años. La pulseada está abierta y con final incierto.

Corriente Nacional de Salud Salvador Mazza