Estudiando la pueblada de General Belgrano, sobre el final de la dictadura, en 1983, nos llamó la atención que parte de los campos que la dictadura intentaba privatizar, habían sido expropiados por el gobierno peronista en 1952, con destino a colonia agrícola y escuela agraria.
Estudiando la pueblada de General Belgrano, sobre el final de la dictadura, en 1983, nos llamó la atención que parte de los campos que la dictadura intentaba privatizar, habían sido expropiados por el gobierno peronista en 1952, con destino a colonia agrícola y escuela agraria.
Averiguamos que esa estancia era, al momento de la expropiación, propiedad de los Aguirre, presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, obtenida por herencia (por vía materna), del segundo marido de la viuda del coronel Rauch, el genocida de los pueblos originarios, que Rivadavia había contratado para la mal llamada campaña del desierto.
El 18 de agosto de 1830, don Klaus Stegmann se casó con doña Narcisa Pérez Millán y de la Quintana, viuda sin hijos del oficial alemán Friedrich Rauch, quien cayó como coronel argentino el 28 de marzo de 1829, a manos de Arbolito, un originario.
Klaus Stegmann Kophen era un estanciero alemán, con fuertes vínculos con los ingleses, que pocos meses después de la muerte de Rauch, se casó con su viuda. El alemán Stegmann llegó a Buenos Aires en 1818. Adoptó el 1º de noviembre de 1833 la ciudadanía inglesa. En esta estancia se organizaban grandes fiestas a las que asistía la más antigua sociedad de la “Gran Aldea”, como los Sáenz, Luca, López, Casamayor, Mendeville, Downes, Carlaisle, Barton, Robertson, Miller, Parish, Esperó, Agüero, Arana, Sarratea, Vivot, Cazón, etc. Allí se encontraba el famoso piano Stoddart en el cual solía tocar Manuelita Rosas.
Klaus Stegmann tenía las más diversas relaciones con don Juan Manuel de Rosas; fue en su estancia de San José de Flores donde el gobernador festejó, el 30 de marzo de 1850, su cumpleaños 57. Conocido es el relato de cómo Rosas en su exilio de Southampton recuerda a su mejor caballo, que le había regalado Klaus Stegmann (Saldías, Papeles de Rosas, pág. 200).
Al margen de sus actividades comerciales, don Klaus Stegmann se dedicó a la cría de ganado, que en aquel tiempo era la única rama de la agricultura que se explotaba.
En el sur de la provincia, a orillas del río Salado, tenía la estancia “Los Poronguitos”, en la que se dedicó a la cría de lanares. Debido a sus éxitos y vínculos, don Klaus Stegmann era reconocido, tanto de parte argentina como inglesa, como propietario de uno de los mejores establecimientos dedicados a la cría de merinos; como uno de los más hábiles estancieros, y se contaba entre los promotores de la ganadería del país, al lado del irlandés Sheridan, el escocés Hannah, y el inglés Harrat.
Esta estancia, fue heredada, por vía de las hijas mujeres del matrimonio, por eso pasa a manos de los Aguirre, el primero de ellos casado con una hija del alemán. Eran miles de hectáreas desde Pila hasta el Río Salado. La última porción de 3.000 hectáreas con el lujoso casco y jardín, quedó en manos de Aguirre, el presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. La expropiación de la misma fue un golpe político que se efectivizó, junto a otros en Pehuajó, Lapín, y Chascomús en la misma época, tal como se relata en la Pág. 69 del Programa de nuestro Partido.
La pueblada del 3 de setiembre de 1983 puso sobre el tapete la necesidad de defender el uso público de los terrenos que la expropiación peronista había destinado a escuela rural. Triunfaron, todavía hoy funciona la escuela agraria en esa estancia.