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10 de febrero de 2021

Otto Vargas

La felicidad es la lucha

Somos comunistas. Luchamos por el comunismo que es la causa del proletariado, que es una clase internacional. Esta verdad tan elemental es una verdad que no debemos olvidar nunca.

Nosotros no somos utópicos. No luchamos por el comunismo por una idea “moral”, o porque el comunismo es bueno. Nosotros rechazamos toda teoría histórica moralista colocada por encima de la lucha de clases. Nosotros luchamos por el fin de la explotación del hombre por el hombre y por el comunismo, guiados por una doctrina científica: la doctrina marxista, que, como dijo Lenin, “es científica porque es exacta”. Esa teoría demuestra que el paso del capitalismo al comunismo es inexorable. Por lo tanto somos marxistas-leninistas.

¿Cuánto puede durar la lucha por el comunismo? No lo sabemos. Esa lucha no trata de acabar con una forma de explotación del hombre por el hombre para reemplazarla por otra, como fue el reemplazo de la esclavitud por el feudalismo o del feudalismo por el capitalismo. Aquí se trata de acabar para siempre con la explotación del hombre por el hombre, que tiene milenios en la tierra y que ha impregnado profundamente la ideología de las grandes masas.

Como ha dicho el camarada Mao: “El árbol quiere estar quieto, pero el viento no lo deja”. El joven comunista ha de ser un revolucionario, un luchador; y para un luchador la quietud es la muerte. La felicidad es la lucha.

El potencial revolucionario que anida en las grandes masas juveniles –especialmente en la juventud obrera y campesina– es gigantesco, y la tarea del Partido y de la Juventud es despertar y ayudar a desplegar ese potencial revolucionario de la juventud. Tener infinita confianza en las infinitas energías revolucionarias de las masas, es una de las características esenciales del marxismo-leninismo-pensamiento de Mao Tsetung.

Charla del secretario general del PCR a la Juventud. 1975

 

Hoy N° 1851 10/02/2021