La depredación financiera internacional está desbocada. Una insaciable Hidra de cinco cabezas que va devorándose todo. En la Crisis sus “creativos” emergen como únicos ganadores a expensas de las desgracias ajenas. Macri nos introdujo en este torbellino y sacó su tajada.
A falta de un vocablo que lograra incorporar los cambios habidos surgió la palabreja financierización.
El rulo
En su edición del 11 de setiembre el Clarín nos propone el rulo. Un “simpático” instructivo enseña cómo hacer plata sin trabajar. En tres sencillos pasos y en alrededor de una hora se consiguen ganancias del 7,5% respecto de lo invertido. Si te sobra el tiempo ¡a repetir el procedimiento las veces que quieras! Y por si acaso te asalte algún escrúpulo Clarín los despeja: TODO LEGAL.
Un rulo, los Rulos…
Demasiado simple. Al día siguiente el Banco Central complicó (no mucho) esta operatoria. El esquema de la bicicleta financiera no debe estar al alcance de cualquier advenedizo. Para aprovechar estas lindezas están los especialistas. Bancos, Fondos de inversión, amigos del Poder. Caranchos siempre listos para la rapiña. Los procedimientos son variados. Les sobra inventiva.
Cuando un especulador gana alguien pierde
En 1992 George Soros embistió contra la libra esterlina y en tan sólo 24 horas doblegó al Banco de Inglaterra. Se alzó con un “premio” de mil millones de dólares (a valores actuales más del doble). Quizá algo del botín lo destinó a la Argentina, donde sus pichones Elsztain y Mindlin lo habrán multiplicado varias veces.
En ese solo día el Banco de Inglaterra perdió 3.500 millones de dólares. Desde ya que a prorratear por cada inglés, escocés, irlandés de a pie.
De Jesse James a la actualidad
Bertolt Brecht afirmaba: “robar un Banco es delito pero más delito es fundarlo”. Los Bancos que asaltaba Jesse en el Lejano Oeste ya no existen. Hace mucho que han desaparecido. No precisamente por el accionar de atracadores de a caballo. Se los llevó puestos el “progreso”. Aún el banquito que controlaba los ahorros y/o los excedentes comerciales de algunos centenares de parroquianos era una presa apetecible. Las barracudas iniciaron una espiral de concentración. Más y más concentración hasta conformar estos impiadosos monopolios financieros con los que convivimos.
“El primer millón es el más difícil”
Frase atribuida a más de un exitoso millonario. Onassis jamás olvidó que su primer millón lo logró en la Argentina. ¿Ingenio? ¿Perseverancia? La acumulación originaria reconoce diferentes caminos. Todos ellos non santos. Algún pecado, algún finado, alguna traición y mucha, mucha superexplotación. ¡Ya estamos en la senda! Nada de ello ocurre sin costos. La cuestión consiste en lograr que ese costo lo paguen otros. Cuando se trata de los “premios mayores” (grandes negociados que involucran mucha, pero mucha plata) una víctima individual no banca la sangría. Es menester colectivizar las pálidas. ¡Que el muerto lo cargue la sociedad toda!
Las finanzas en el Imperialismo
¿Qué dudas caben sobre las dimensiones fabulosas que adquirió el negocio financiero? Baste recorrer la City porteña y contemplar las casas centrales de los principales Bancos. Obscenas torres, un despliegue insolente. Pero la relevancia del crecimiento de los Bancos no se agota en los aspectos cuantitativos. Su verdadera trascendencia radica en que se han transformado en los dominantes dentro de los sectores dominantes.
El ranking según el valor de las empresas (al año 2018) registra en los 10 primeros puestos 6 empresas vinculadas con la informática, 1 con el comercio por Internet y 3 Bancos (2 chinos y uno estadounidense). Ninguna petrolera, automotriz, alimentaria coló en esos primeros lugares. ¡¡¡El humo prevalece sobre los fierros!!!
Los “Mercados”
En su obra El Imperialismo Lenin analiza cómo se fue manifestando este salto en calidad del sistema financiero. La concentración de la actividad en todos los órdenes fue generando crecientes excedentes. Grandes fábricas donde decenas de miles de explotados generaban niveles de utilidad exuberantes. Esta nueva situación entrecruzó los caminos de la gran producción y los Bancos. Y cuando finalmente el panorama decantó el financista se había quedado con la última palabra.
Nunca como hasta ahora hemos oído tanto acerca de los Mercados. Una entelequia que sube o baja el pulgar según fueran nuestras decisiones. Y con la única justificación que sus sórdidos intereses. Quien quiera ponerle nombre y apellido a los Mercados que consulte en los directorios de los Bancos, los Fondos, la Bolsa…
De la prisión por deudas a las cañoneras
La prisión por deudas, una práctica que rigió durante siglos, ha desaparecido. Pero la política de las cañoneras (y/o los misiles) está vigente. Las potencias las implementan toda vez que sus monopolios acusan un “conflicto de intereses”. Sea una acreencia impaga o la avidez por las riquezas del país díscolo. Antes colonias, hoy mayormente países dependientes sobrellevamos tremendas agresiones.
Uno de los grandes beneficiarios de este respaldo a sangre y fuego es la oligarquía financiera de cada país potencia imperial.
“Con la plata de los demás”
Los grandes y medianos emprendimientos de cualquier tipo (industrial, comercial, de servicios) se encaran con inversiones de terceros. Muy pocas corporaciones afectan su capital en sus propios desarrollos. Valgan estos ejemplos:
- el CEO global de una automotriz visita a Macri. Informa sus planes de crecimiento; una inversión de U$S 5.500 millones en varios años; confirma que el proyecto ya está aprobado. “Lo único que falta es negociar el préstamo”.
- En 2018 se licitaron los principales corredores viales por el régimen de Participación Pública Privada. Con bombos y platillos se anuncian las adjudicaciones. Ni uno solo de los oferentes pensaba arriesgar un solo peso propio y en medio del escándalo de los Cuadernos ninguno pudo conseguir los préstamos requeridos.
Con estos criterios la tercerización de los fondos es un costo más (y mayúsculo) en beneficio de un socio ávido. En el ejemplo de la automotriz el préstamo irá al precio del coche. En el de los caminos significará peajes más caros. Según la omnipresente ley del gallinero se ponen de acuerdo a nuestra costa.
Financierización
Así luce la “ética” de las corporaciones financieras: ¡¡¡transformar las adversidades de la inmensa mayoría de los Pueblos y Naciones del mundo en ganancias para la más mínima de las minorías!!! ¿Para qué invertir en una manufactura y sentarse a esperar los lentos frutos de dicha inversión si con una mesa y varios teléfonos se consigue iguales (y aún mayores) tasas de retorno en plazos más breves? Bancos de inversión, la tenebrosa “banca en las sombras”, los fondos (“palomos” o buitres) ¡¡¡a hacer dinero!!!
Los flujos de capitales (plata multiplicando plata) son demenciales. En una semana se intercambian más dinero en divisas que en todas las exportaciones de los países en un año. La masa de fondos buscando negocios es 3,5 veces el PBI global (datos de 2013).
No existe mejor negocio que prestar plata. Y re prestar sobre lo prestado. La plata en el bolsillo del usurero no le vale nada. Deudores endeudados para siempre. La Deuda eterna rinde 2 veces: como deuda (intereses y capital) y, principalmente por las condiciones que siempre acompañan el préstamo.
Los intermediarios
Sin un secuaz local las cosas se complican. Pero, ¿cuán difícil pueda resultarles a los financieristas reclutar serviles a comisión? Grandes burgueses sin bandera, están en oferta al mejor postor. El papel de Macri en estos años fue éste. Y así nos fue.
El apriete al mensú (del capanga al FMI)
El mecanismo es sustancialmente el mismo. Deslomarse trabajando. Y emprestarse en el almacén del patrón. Cuanto más “ganás” más debés. Más producís, más pobre te volvés.
“Lo que caracterizaba al viejo capitalismo, […] era la exportación de mercancías. Lo que caracteriza al capitalismo moderno, en el que impera el monopolio, es la exportación de capital.” (Lenin, El Imperialismo). La existencia de excedentes de capital buscando un destino impregna toda la economía imperialista. Habiendo tantas asignaturas pendientes (sacar de la miseria a miles de millones de hombres y mujeres) que sobre plata suena a desatino. Claro que entonces el capitalismo no sería tal.
Las potencias imperialistas disputan cada país apostando a absorberlas en su red como mercados, fuentes de materia prima y plazas estratégicas.
Los viejos empréstitos significaban mayormente alguna complementación con la potencia emisora. Algún frigorífico, alguna línea ferroviaria. Pero en la actualidad la exportación de capitales se traduce en Deuda.
Los FFCC radiales de los ingleses impactaron en el unitarismo portuario que tanto daño nos produjo. De igual manera la Deuda determina nuestra estructura económica. Para alcanzar un desarrollo independiente y armonioso nuestras necesidades en dólares son accesibles. Esos requerimientos se hacen inmanejables cuando computamos los vencimientos de la Deuda. ¿Cómo no agregar que se trata de una deuda odiosa contraída por los mismos que se la fumaron en pipa?
Para “honrarla” a profundizar la primarización de nuestra economía, a patinarnos las reservas energéticas, a exportar cueros crudos y comprar afuera los cinturones. A despreciar el Mercado Interno y pensar solo en exportar.
Cuando el horno no está para bollos
El FMI y sus alcahuetes (Macri y su cría) han estirado la cuerda. Las PASO demostraron cuánto odio cosecharon. El previsible triunfo del Frente de Todos abrirá un inmejorable escenario para un debate de masas. Que fundamente la decisión de que los platos rotos los paguen los que se la han llevado en pala.
Escribe Sebastián Ramírez