Somos pequeños productores y productoras de verduras, carnes, frutas, leche, huevos, etc., integrantes de la Federación Nacional Campesina, preocupados por el anuncio hecho por el ministro de Economía Sergio Massa de liberar la importación de productos frescos con el objetivo de combatir la inflación.
Las organizaciones de agricultores familiares, productores de verduras y carnes, a los pescadores artesanales, los pueblos originarios hemos manifestado de distintas maneras (Foros – Congreso por la Tierra- asambleas en las provincias, ferias y en las calles) cuáles son las medidas a tomar para aumentar la producción y abaratar los precios. En lo inmediato reclamamos ayuda económica, subsidios y créditos blandos para mantener y aumentar la producción, especialmente dañada por la reciente sequía.
Compra directa y redes de comercialización instrumentadas por el Estado que elimine la cadena de intermediarios que eleva los precios con ganancias que no son para el que produce.
A mediano plazo, distribución de tierras, reglamentación de la ley de Defensa de la Agricultura Familiar Ley 27.118, que al permitir mayor acceso a la tierra al pequeño productor aumente y diversifique la producción.
No acordamos que, por una presunta defensa del consumidor, en lugar de instrumentar políticas públicas que defiendan la pequeña producción local, se tomen medidas que terminarán por liquidar a miles de familias campesinas, agobiadas por el alto precio de los insumos valorizados en dólares, los arrendamientos, las tarifas eléctricas y de combustible y las contingencias climáticas.
La situación en la cual estamos las y los agricultores familiares y pequeños productores de verduras, de carne y de frutas en la Argentina es muy preocupante, la sequía ha golpeado muy fuerte, se ha perdido la producción, se han muerto y se están muriendo los animales por inanición gastando lo que no se tiene para poder obtener algo de forraje que dé la posibilidad de salvar algunos de los animales que poseemos; el aumento del dólar que día a día lleva a un aumento de los insumos que en su mayoría son a precio dólar y a precio dólar blue, no el oficial, además de tener que pagar cifras altísimas de los alquileres por la tierra, ya que más del 70% de lo que se produce en la Argentina se produce sobre tierras arrendadas. Todo esto ha generado que muchos tengan que dejar la producción y abandonar las tierras y otros tanto estén a punto de dejarla.
Los pequeños productores y productoras hemos tenido pocas e insuficientes medidas de parte del Gobierno Nacional para palear las emergencias actuales. Desde la FNC planteamos la necesidad urgente de una ley de arrendamiento, un plan de acceso a la tierra para producir y para vivir, la reglamentación de la ley de agricultura familiar, medidas que ayuden a mejorar la situación y que busquen aumentar la producción de verduras, de carne, de fruta sin tener que importarla de otros países. Para esto es necesario tocar los intereses de los grandes terratenientes, pooles sojeros y monopolios exportadores, que la han levantado en pala y lo siguen haciendo.
Es imposible en estas condiciones competir con la carne de cerdo que se produce y el volumen que se produce en Brasil, por poner un ejemplo. Entre el 70 al 85 % del costo de la producción del cerdo es el alimento, la base del alimento que consumen los animales es en primer lugar el maíz y en segundo la soja, estos granos tuvieron en este último año un aumento primero por la invasión de Rusia a Ucrania, los sucesivos aumentos del dólar y luego por la brutal sequía que ha disminuido enormemente el volumen cosechado. Esto ha llevado a una crisis en la producción, que se puede revertir si hay medidas que ayuden a sostener y aumentar la producción, generando un fideicomiso con parte de lo que se cobra por retenciones y que se vuelque en acompañar a los productores que quieran sembrar maíz y que ayude a subsidiar el precio de estos granos para quien quiera transformarlos en carne, no solo de cerdo sino también de otras especies como la vacuna o la de pollo.
En la producción hortícola pasa algo similar, la semilla y los demás insumos son a precio dólar, la verdura se vende en pesos. La producción se envía a los mercados concentradores y de ahí pasa por varias manos hasta que llega a la góndola de las verdulerías. Estas verduras producidas con mucho sacrificio llegan a precios altísimos, cuando a nosotros nos pagan muy poco por la producción.
Lo que consume nuestro pueblo lo queremos producir los y las que vivimos y trabajamos en la Argentina.