Se viene el invierno, y millones de argentinos pasarán frío producto de la política del gobierno, y su particular manera de entender la “redistribución de la riqueza”, como le gusta decir a la presidenta.
Por lo menos el 40% de la población (más de 4.500.000 hogares), según la asociación de consumidores Deuco, no tiene gas natural, y utiliza garrafas de gas licuado de petróleo (GLP), en el mejor de los casos. Las garrafas de 10 kg. salen arriba de cuatro veces más que en 2001, ya que pasaron de 9 pesos a 40 en algunos lugares. Desde abril de 2007, el aumento supera el 52%.
Como es sabido, en las barriadas pobres es donde más se siente la ausencia de redes de gas. Ni hablar de las zonas rurales. Hay provincias enteras (Corrientes, Chaco, Misiones y Formosa), en las que el 100% del gas es en garrafa.
La “garrafa social”
Producto de la movilización popular, en el 2003 se logró la creación del “Programa de garrafa social”, con un precio de $ 18 para la de 10 kg. Por obra y gracia del kirchnerismo, esta “garrafa social” no se consigue casi en ningún lado. Nacionalmente figuran 600 puntos de venta, que en la realidad son menos. Incluso, en muchas provincias se denuncian negociados con esta garrafa, que se vende por lo menos a $ 25. En Capital Federal hay un solo lugar de venta.
Para un desocupado que cobra un plan social de $ 150, esto significa que mientras en 2002 podía comprar 16,6 garrafas de 10 kg. por mes, hoy apenas le alcanza para 3,75 garrafas.
Más que nunca hay que redoblar la lucha contra esta política inflacionaria, y exigir que se consiga la “garrafa social” en todos los puestos de venta, tanto para los beneficiarios de planes sociales, como para los pensionados y jubilados con la mínima.