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13 de enero de 2016

La herencia K no son los “ñoquis”

Peligra la fuente de trabajo de miles de estatales

 El gobierno de Macri, y también gobernadores e intendentes K, están usando la incorporación de “ñoquis” en distintas instancias del Estado nacional, provincias y municipios por parte del kirchnerismo, para avanzar en un ajuste que hace que sigamos siendo los trabajadores los que paguemos los “platos rotos” de la herencia K.

 El gobierno de Macri, y también gobernadores e intendentes K, están usando la incorporación de “ñoquis” en distintas instancias del Estado nacional, provincias y municipios por parte del kirchnerismo, para avanzar en un ajuste que hace que sigamos siendo los trabajadores los que paguemos los “platos rotos” de la herencia K.
Esta herencia no son los ñoquis, que los hay y en lo que el kirchnerismo no inventó nada, salvo incrementarlos en niveles pocas veces conocidos. La herencia es una política que durante 12 años castigó a la mayoría de nuestro pueblo, y un poderoso grupo político-económico que disputa la supremacía entre los sectores dominantes.
Una política que en lo económico se caracterizó por el ajuste por inflación, y por devaluaciones para nada “nac and pop”, como la de comienzos de 2014. Una política que despilfarró los tiempos de bonanza económica internacional, en negociados y emprendimientos que permitieron una gigantesca corrupción a favor del grupo K, una política que hace cuatro años no crea puestos de trabajo, reforzó nuestra “sojadependencia” y permitió que crezca la  intromisión de nuevas potencias imperialistas en nuestra patria, en particular de China.
Macri forcejea por el control de los grandes negocios, en la feroz disputa por la hegemonía dentro del bloque de clases dominantes. La desastrosa y corrupta política kirchnerista en el Estado, con miles de nombramientos y contratos millonarios, le facilita al gobierno macrista, también a gobernadores e intendentes K, lanzarse a despidos masivos y finalización de contratos en varias áreas, golpeando a miles de trabajadores.
Esta política es muy peligrosa, más si avanza en lograr consenso en sectores de la población. Es muy similar a la montada por los gobiernos de Alfonsín (en el último período) y de Menem, que fue el prólogo del festival de privatizaciones de los 90. Periodistas afines al macrismo ya difunden el slogan de que tenemos “un Estado grande, bobo y caro”.
El kirchnerismo desarrolló en todos estos años una política de precarización que abarcó desde la utilización de desocupados con planes sociales en reemplazo de trabajadores estatales hasta múltiples formas de contratos precarios, tercerizados, monotributistas, etc. Hay lugares, como la Biblioteca Nacional, que tiene sólo 12 trabajadores en planta permanente, mientras hay cerca de 1200 en total.
La pesada herencia kirchnerista que el gobierno de Macri hasta ahora viene blanqueando, va desde el subsidio a las empresas petroleras, que hace que acá aumente la nafta mientras baja el precio internacional del petróleo, inmejorables condiciones a cerealeras imperialistas, grandes terratenientes y pules para que sigan agravando la sojadependencia, el saqueo de la minería a cielo abierto, hasta el aval a los negociados de banqueros, importadores, etc. Desde ya, el grupo macrista busca abrirse paso con nuevos negociados, como se vio con el decreto de modificación de la Ley de Medios.
Las agrupaciones clasistas en el Estado siempre han denunciado a las diferentes “capas geológicas” de ñoquis y acomodados, antiquísima práctica de los distintos gobiernos. Al mismo tiempo, desde el clasismo peleamos por las condiciones de trabajo de los estatales, tanto en lo salarial, como en su estabilidad laboral, obra social, jubilación, etc. 
Frente a la ofensiva del macrismo, que en nombre de atacar a los “ñoquis” busca ajustar echando trabajadores estatales y reprimiendo, los clasistas impulsamos la lucha contra estas medidas retrógradas. El protagonismo y la movilización de los compañeros en cada lugar concreto es la única garantía para separar “la paja del trigo”, ya que los trabajadores saben quién es quién, y para enfrentar esta embestida de una política que agrava la herencia kirchnerista, descargando las consecuencias de la crisis sobre los trabajadores, los campesinos y el pueblo.