El macrismo y sus voceros formales o informales han tratado de instalar por todos los medios que es un desaire a la Argentina que el Papa Francisco no haya venido al país, habiendo visitado casi todos los países hermanos de Latinoamérica. En su habitual estilo de justificar todos los desarreglos de quienes nos gobiernan, el jefe de Gabinete Marcos Peña mostró la hilacha cuando sostuvo en Conferencia de Prensa, el 16 de enero: “La Argentina es su casa, Argentina es su tierra y él no necesita invitación”.
El “pequeño detalle” es que Francisco ya no es un simple argentino sino el jefe de un Estado (el Vaticano) y que, como tal, requiere invitación oficial para venir a la Argentina, como a cualquier otro país, cosa que hasta ahora el gobierno ha eludido.
Al despedirse de Chile, y agradecer especialmente la invitación de su presidenta, Michele Bachelet, enviando un saludo cariñoso al pueblo argentino recordando su querida Patria, puso al desnudo la hipocresía con que el gobierno de Macri y la mayoría de los medios del sistema manejan el tema.