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03 de octubre de 2011


La historia de la toma de tierras que marcó un antes y un después

Política y Teoría N° 73 (106) / Septiembre- noviembre de 2011

Para comprender lo que significa para el pueblo de Libertador General San Martín la toma de tierras que se inicia el 20 de julio del 2011 se debe conocer lo que significa Ledesma para nuestro pueblo y cómo se vive en la actualidad.

Para comprender lo que significa para el pueblo de Libertador General San Martín la toma de tierras que se inicia el 20 de julio del 2011 se debe conocer lo que significa Ledesma para nuestro pueblo y cómo se vive en la actualidad.
Imaginemos que Libertador es una isla en el medio del océano y que esa isla, pensada para 15.000 habitantes, se empieza a poblar porque los hijos tienen hijos, y los nietos también hijos, pero la isla tiene un límite que es el océano, y ya la población llegó a 60 mil habitantes, entonces no hay lugar donde vivir, no existe un pedazo de tierra para ocupar porque “la isla” colapsó. La gente que vive en esa “isla” tiene algunas escuelas, un hospital… pero la realidad es que el hospital no da  abasto, las escuelas no dan abasto, el cementerio se llena de gente que muere y ya no hay lugar para enterrarlos, se construyen nichos en altura pero en cualquier momento estos se terminan. Esa “isla” es el pueblo de Libertador, pero también podríamos decir que lo son los pueblos aledaños como Fraile Pintado, Calilegua, Caimancito, Vinalito o El Talar y el mar son las 157 mil hectáreas de la empresa Ledesma.
Cuando denunciamos que la Municipalidad debe pedir permiso para ir a buscar áridos al río no es una simple expresión, es algo que sucede todos los días y la denuncia es literal. Si Libertador fuera una isla y Ledesma fuera el mar, sería una cuestión de transformar la naturaleza ganándole tierras a ese mar, pero Libertador no es una isla y Ledesma no es mar, es la empresa.
Libertador es parte del país que tiene un cepo estructural que son los terratenientes y los latifundios, donde existe un estado que le garantiza la propiedad privada a Ledesma.
La gendarmería, junto con la seguridad privada de Ledesma le cuida los caminos internos de los campos; todos los jefes de la policía provincial viven en casas del Ingenio. Coordinan con su propio servicio de inteligencia todas las tareas de espionaje, control y operaciones que se hacen en la localidad y en la provincia. Tienen servicio de inteligencia propio, monitorean todo lo que sucede dentro del pueblo. Vivir en Libertador es como vivir en la casa de gran hermano, permanentemente observan lo que se hace o deja de hacer. La diferencia radica que los que “miran” no son espectadores sino que es la empresa Ledesma.     
Los principales problemas que existen en nuestro pueblo son el hacinamiento, la falta de tierras, viviendas y la falta de trabajo. Es decir hay una inmensa parte de la población que vive por debajo de la línea de la pobreza, que en algunos barrios llega al 90%.
    No existe otro trabajo genuino salvo el de los empleados que tiene la empresa, los estatales y lo que se mueve del comercio; junto a esto, están los planes sociales. Hay más cantidad de planes sociales, personas subocupados o sin nada, que ocupados.
La reactivación que siempre se menciona en la propaganda oficial nunca llegó, no la conocemos. Un solo ejemplo para graficarlo: a Ledesma le costó 5 años operar en la Rosada, en el Congreso, con las petroleras, con las automotrices para tener un cupo de bioetanol. Cuando lo consiguieron, anunciaron una inversión de 150 millones de dólares, pero sólo se crearon para esta producción 40 puestos de trabajo.
Durante años hemos discutido el tema del hacinamiento, aunque nunca se habló públicamente en asambleas. Nunca se discutió en el pueblo el tema de la tierra, era algo “natural” ver los rieles de la empresa como tranquera que cruzara los fondos de los vecinos del Barrio Balbín, o no poder pasar más allá del terraplén del ferrocarril porque eran tierras de Ledesma. Era “natural” vivir hacinados o no tener lugar donde alquilar porque el problema es que el ejido urbano no crece, pero si crece demográficamente la población.
Nuestra lucha tiene antecedentes, no sólo los históricos sino también los de este período. En el año 2000, veinte personas se contagiaron de hepatitis y cientos con intoxicaciones por el agua y la falta de tratamiento. No había planta de tratamiento porque Ledesma no cedía las tierras. Esa lucha logró que se cedieran 2 hectáreas para la planta potabilizadora, aunque nunca valoramos esa lucha, ni siquiera entre los protagonistas. Mientras, la mayoría se cuidaba de hablar de Ledesma y aunque todos sabían cuál era el problema de fondo, nadie opinaba sobre el asunto.
     Otro antecedente fue en el año 2002: había junto al basural un terreno de 10 por 20 metros aproximadamente, que fue tomado por la CCC del Barrio San Lorenzo, para que los compañeros trabajaran con los planes, realizando una huerta comunitaria. Durante meses se trabajó hasta que en una madrugada y sin previo aviso la empresa Ledesma pasó con las topadoras sobre la huerta aduciendo que eran tierras de Ledesma y se estaban usando sin autorización. En realidad nadie suponía que ese lotecito donde estaba la huerta era tierra de Ledesma, sino que creíamos que eran tierras del basural. El hecho se debatió en todo el movimiento, y a pesar de nuestras opiniones que eran que había que volver a tener la huerta en el lugar, se decidió que los 12 compañeros armaran la huerta en las márgenes del río. Ahí se vivió en el debate el miedo mayoritario que se le tenía a Ledesma.
Pero los antecedentes que marcaron sin dudas esta toma fueron tres.
En el año 2005 el gobierno municipal nos propuso armar 2 cuadrillas de 25 obreros cada una, para pavimentar las calles del Barrio Ledesma. Para esto la empresa ponía el cemento; la Municipalidad los áridos, el personal especializado de dirección y la maquinaria; el gobierno provincial los sueldos de 250 pesos y la CCC la mano de obra.
La pavimentación se iba a hacer en 3 etapas continuadas. Durante la realización de la primera etapa se produjo una gran inundación en el pueblo; ya ahí se empezó a denunciar a la empresa en su responsabilidad por la inundación y por el manejo de los ríos. Como reprimenda, la empresa decidió no continuar con la segunda etapa de la pavimentación. Nuestro movimiento decidió defender los únicos puestos de trabajo que teníamos, además de los planes sociales. Realizamos una reunión de los 50 trabajadores, y la propuesta que se iba a llevar a la asamblea general era de marchar a Ledesma. Después de 3 horas de debate, de discutir quién era el responsable de perder los puestos de trabajo, se llevó la propuesta con una votación de 48 a favor de hacer la marcha, 1 voto en contra y 1 abstención.
En la asamblea y en el cuerpo de delegados la discusión duró más de 5 horas. Hicimos dos cosas para organizar la marcha: los obreros junto a una parte de la Dirección fueron al Barrio Ledesma con un petitorio para que lo firmaran los vecinos que no tenían pavimento y se reunieran con el centro vecinal. Costó mucho hacer esto ya que eran intimidados por la gendarmería y la policía en todo el recorrido.
Otra parte de la dirección se dirigió a todos los medios locales a anunciar la marcha y a denunciar a Ledesma. Estas 2 acciones generaron que por primera vez la empresa Ledesma nos llamara para dialogar.
En la negociación la empresa pidió que no movilicemos, y que se reestablecería el trabajo del pavimento, además de comprometerse con suministrar a nuestros comedores y copas de leche: harina, azúcar, leche y leña. Por supuesto que fue negativa la respuesta sobre tierras y trabajo en la empresa. Este hecho nos dejó muchas enseñanzas, entre éstas, que en las negociaciones debíamos ser firmes, que nuestro poder de movilización era muy importante y que Ledesma no quería por ningún motivo que movilicemos. Además que tampoco quería que habláramos por los medios y los denunciáramos. La otra enseñanza fue que nunca debíamos “levantar” una movilización hasta que no se concretaran nuestros reclamos.
Desde el 2005 hasta el 2008 hemos tenido numerosas reuniones para tratar el tema tierras. La respuesta siempre fue negativa, mejor dicho, siempre fueron promesas y realizar trámites que insumían mucho tiempo y no llevaban a nada.
En el 2008, superados algunos problemas internos en la provincia, discutimos como realizar una lucha para tomar tierras.
Un primer debate era generar un movimiento específico de tierras que sea más amplio que la CCC, ya que el problema era de todo el pueblo. El debate entre nosotros fue largo, difícil. Teníamos que “abrir” nuestra cabeza. Por el poder de movilización, había compañeros que creían que con el movimiento solo alcanzaba. Los debates fueron intensos, hasta en lo metodológico se discutía el tipo de convocatoria. Nos costó varias semanas unificarnos entre nosotros y unificar el movimiento. Y aún hoy siguen estos debates.
Cuando lanzamos la convocatoria, los compañeros del movimiento no creían que se iba a hacer, no tenían entusiasmo, no confiaban en que podíamos conseguir. A la primera reunión fueron 12 familias y la mitad no eran del movimiento. Persistimos en nuestro plan, no sin corregir algunos errores en la difusión de la convocatoria, y poco a poco se fueron sumando familias. Nunca llegamos a más de 300 en el 2008.
Paralelamente seguíamos con negociaciones que no conducían a nada.
A principios de septiembre de ese año nos reunimos y tomamos la decisión de hacer “la primera toma de tierras”, luego nos enteraríamos de las tomas de la década del 50 que fracasaron y les costaron la vida a 53 originarios.
Ninguno del núcleo más pequeño de dirección, teníamos idea de cómo se hacía una toma de tierras. Para todos nosotros era la primera vez que encarábamos esta lucha.
Primero investigamos como eran las experiencias en todos lados y en la historia.
Así surgió un debate entre nosotros sobre si había que hacerlo de noche con un grupo de avanzada, y el resto del movimiento de desocupados al otro día apoyando; o si había que hacerlo públicamente, con la luz del día y con todo el movimiento.
A la luz de los hechos nos equivocamos aquellos que pensábamos en la primera opción y por suerte se tomó la segunda como plan a seguir.
El segundo problema que teníamos era dónde se iba a hacer y cómo lo discutíamos sin que se enteraran Ledesma ni el Estado.
De casualidad en recorrida con un compañero surgió la información de que unas tierras que estaban en el medio del pueblo de Libertador y eran de Ledesma costaban 20 millones de pesos. Ahí surgió la idea de tomar esas tierras y evitar pasar la tranquera.
Todo lo que hablamos lo hicimos sin los celulares, mediante señas y escribiendo en una casa no tan tomada. La decisión de lo que íbamos a hacer la tomamos el viernes 12,  ya que el martes 16 de septiembre del 2008 se produciría la toma. Durante ese fin de semana Ledesma intentó infructuosamente sacar información acerca de dónde iba a ser la toma. Ya se sabía que primero movilizábamos al Concejo Deliberante y a la Municipalidad para que se aprobara una ordenanza declarando la emergencia habitacional, social y laboral.
En las asambleas preparatorias nos preguntaban dónde iba a ser la toma y a todos les contestábamos que no sabíamos. Ese martes 16, Libertador amaneció militarizada, en todos los límites del pueblo estaba apostada la gendarmería y la policía provincial.
No se esperaban que fuéramos a tomar la Municipalidad, el Concejo Deliberante, y que la toma la haríamos en las tierras más caras de Ledesma que estaban en el medio del pueblo.
Allí conseguimos siete hectáreas para lotes fiscales, ya que no tenemos programas de viviendas. Pero en la negociación cometimos un error que fue salirnos del terreno sin las tierras y que la entrega fuera por etapas. Recién en mayo del 2009 pudimos conseguir que nuestros compañeros entraran en la primera etapa, y varios meses después en la segunda etapa. La tercera era el compromiso del Triángulo.
 Durante 3 años insistimos para que se nos diera esta tierra sin que hubiera respuesta. El error que cometimos nos perjudicó pero fue una gran enseñanza. De este error sacamos conclusiones, una de ellas fue que donde tomábamos tierras, debíamos quedarnos y que no había que moverse ni un centímetro. Que en las negociaciones se debía conseguir para todos y de una sola vez, y no por etapas; que esas dilataciones nos perjudicaban y nos llevaban al fastidio y a la división entre nosotros. A su vez cuando nosotros tomábamos una decisión de lucha, no debíamos “girar” atrás del gobierno, sino que éste debía “girar” alrededor nuestro. Estas enseñanzas fueron muy importantes para la etapa actual de la lucha. Las críticas que recibimos y las autocríticas que nos hicimos sirvieron para corregir muchos de los errores que cometimos.
Otros aspectos de esta lucha que nos hicieron reflexionar, fueron las amenazas que tuvimos y la poca trascendencia que se le dieron en los medios de comunicación. Estas cuestiones nos hicieron corregir errores que tuvimos en materia comunicacional y en la seguridad del movimiento. Algo que nos marcó fue la frase del Teniente Coronel Ferro (jefe de seguridad de Ledesma) “Uds. son como el pato, se sumerge y cuando sale a la luz, lo cazamos”. Esta frase nos hizo pensar en muchas cuestiones que tienen que ver con la construcción de un partido revolucionario y su frente único revolucionario.                      
A pesar de los errores, la lucha del 2008 tuvo mucha importancia no sólo por la conquista de siete hectáreas para lotes fiscales sino porque disparó el hambre de tierras y la necesidad de una vivienda para miles de familias. Surgió la CEP (Comisión de Esposas de Policías); todos los sindicatos empezaron a pedir viviendas en la Municipalidad; se empezó a hacer público el debate sobre la tierra y por primera vez se sintió que se le podía arrancar conquistas a Ledesma luego de la dictadura.
En mayo del 2010, un grupo de personas, desorganizadas, tomaron tierras de Ledesma, que iban a ser donadas por la empresa al gobierno para construir casas (cerca de la zona del Triángulo). Tomaron una franja de tierras de alrededor de 10 hectáreas. Casi 300 familias tomaron tierras pero la toma no duró más de un par de horas ya que la seguridad de Ledesma llegó en una sola camioneta y les dijo que debían retirarse ya que eran tierras de la empresa. Todos se retiraron y una parte por necesidad ubicó sus ranchos entre los rieles (que funcionan como alambrados), y la calle, en una vereda que no mide más de 10 metros. Así vivieron durante 1 año. Esta acción espontánea nos demostró que era necesaria la organización y una dirección firme que resistiera las presiones, amenazas y aprietes. Que cuando tomáramos tierras iba a haber algo espontáneo que se iba a sumar, pero que esto espontáneo debíamos unirlo a lo que ya estaba organizado. Este desafío era muy importante ya que debíamos prepararnos mucho más porque además nos iban a infiltrar. Debíamos estar claros de todas las situaciones que se nos iban a presentar. También nos mostró que la necesidad seguía latente y que había que buscar respuestas.
    A principios de este año volvimos a realizar una convocatoria para sumar al movimiento de tierras. Hubo muchas expectativas en el pueblo por esta nueva convocatoria. Abrimos un padrón para anotar a todo aquel que tenía necesidad, para que no nos pasara como en el 2008. Se inscribieron 800 familias. Iniciamos las reuniones: debatíamos, había mucha necesidad de realizar la lucha rápidamente pero veíamos la poca organización que teníamos, y eso era algo que debíamos corregir.
Surgió de las distintas asambleas la primera movilización que le hicimos a Ledesma. A pesar de las presiones y las promesas, en febrero, hicimos una importante movilización por primera vez a la empresa. Era la primera vez en 100 años que se movilizó a la empresa una parte del pueblo que no estaba integrada por obreros de Ledesma.
Reclamamos ese día tierra y trabajo. Esa marcha fue muy importante, nosotros no esperábamos muchos compañeros en la marcha, sin embargo se movilizaron ese día entre 800 y mil compañeros. Igual debíamos corregir la poca cobertura periodística que tuvimos, aunque ésta era más por orden de Ledesma que por falencias nuestras.
Presentamos un petitorio y Ledesma lo contestó rechazando nuestro pedido y ofreciéndonos tierras en el pueblo de Calilegua que queda a 5 km de Libertador.
Analizamos la respuesta en todas las instancias que tiene el movimiento de desocupados de la localidad y en las asambleas de tierras, y el rechazo fue unánime ya que nuestro argumento de que el pueblo de Calilegua también vive hacinado era contundente y no queríamos una pelea de pobres contra pobres. Ya que algunos traslados que se habían producido por parte de la Municipalidad habían generado rechazo, con razón, en el pueblo de Calilegua.
Junto al debate lo que nos ayudaba, tal como había sucedido en el 2005, eran las conferencias de prensa. En ese momento generó adhesiones y polémicas que mantenían vivo el debate. Durante meses, desde febrero a mayo, fuimos organizando y planificando la lucha.
En mayo se produjo una movilización histórica tan importante – a nuestro entender – como la toma de tierras, que fue la marcha a la administración el día del inicio de la zafra. Nunca en más de 100 años nadie había marchado el día de inicio de zafra.
Tuvimos mucho debate: hasta dónde llegar, si nos iban a dejar llegar a la administración. Prevaleció el coraje y fuimos hasta donde teníamos que ir, o sea hasta la administración de la empresa. Fue un acontecimiento histórico, de consecuencias impredecibles. A las dos semanas de esta movilización ganó en el sindicato del azúcar una lista opositora que no responde a los intereses de la empresa Ledesma y que tiene buenas relaciones con nuestra organización. Es un hecho de enorme importancia que generó alegría en distintos sectores del pueblo.
A las 2 semanas de asumida la nueva dirección del sindicato del azúcar, en los primeros días de junio se realizó el primer paro a Ledesma después de 26 años. Un hecho también de enorme trascendencia que tonificó y potenció toda la lucha posterior. A su vez nuestra lucha potenciaba la lucha de los obreros, como se demostró en la última paritaria.
Así llegamos a los primeros días de julio, en que nos planteamos tomar las tierras de Ledesma, analizamos que nos convenía tomar las tierras cerca de la fecha de la Marcha del Apagón, ya que era difícil que en ese momento nos reprimieran, y también porque estaba cerca de las elecciones primarias. Por lo tanto pensábamos que era improbable que nos reprimieran, pero en el fondo subestimamos lo que estábamos haciendo y el poder de Ledesma.
Primero planificamos la toma para el día 19 de julio pero como el 20 de julio, un día antes de la Marcha del Apagón, se iba a realizar una asamblea de obreros para determinar qué medidas iban a tomar ya que las respuestas que le habían dado al sindicato eran negativas, decidimos hacer la toma el día 20 de julio. O sea tomamos las tierras el día que la asamblea del sindicato del azúcar determinó un paro de 72 hs. y un día antes de la Marcha del Apagón. Teníamos mucho debate sobre dónde tomar las tierras, finalmente prevaleció la idea de tomar El Triángulo. Esto significaba cruzar el alambrado y las tranqueras de Ledesma. Era la primera vez que se hacía.
El 20 de julio del 2011 a las 10 y 30 hs. tomamos las tierras de Ledesma. Tomamos El Triángulo. El 21 fuimos parte de los miles de protagonistas que tuvo la Marcha del Apagón y el 22 por primera vez en la historia 3 Madres de Plaza de Mayo, entre ellas Nora Cortiñas, pisaban tierra de la empresa Ledesma. Junto a CAPOMA (Centro de Acción Popular Olga Márquez de Aredes), la CTA Jujuy, la Asociación de Ex Presos Políticos de Libertador, y personalidades como Luís Aredes y Dora Weistz, realizamos un acto muy importante.
Esa tarde, luego del acto, tuvimos una reunión con la gente de la empresa donde nos plantearon que desalojáramos, siendo que ya habíamos realizado la protesta. Nuestra respuesta fue que de ahí no nos movíamos y que si reprimían las consecuencias iban a ser impredecibles para Ledesma y para nosotros. El representante de la empresa nos dijo que para el gobierno también iba a ser impredecible. Con el único que nos comunicábamos a lo largo de todo el conflicto fue con el Intendente de la ciudad, J. Ale, y él nos dijo ese viernes que el gobierno provincial, a través del ministro de gobierno, le comunicaba que nos iban a sacar todas las obras, nos iban a parar todas las cooperativas de la provincia y nos iban a sacar todos los planes sociales nacionales.
Junto a esto, todos los días nos llegaban informes de que ya llegaba la represión, que nos iban a inundar El Triángulo, etc. Le informamos de la extorsión y los aprietes a la Mesa Nacional de la CCC que se encontraba reunida en Matanza, y  allí se planteó una jornada de lucha para el miércoles 27 de julio donde uno de los puntos de reclamo era frenar la extorsión que nos hacía el gobierno. Ese día marchamos junto al coordinador nacional de la CCC y a la responsable Nacional de Originarios donde se plantearon tres puntos a la Municipalidad, 1) gestionar una reunión con Ledesma, el Gobierno Provincial, la Municipalidad y nosotros, 2) que el pedido de expropiación del Consejo Deliberante se elevara a la Legislatura  y 3) que la Municipalidad instalara agua y luz comunitaria. El punto 2 se cumplió, el cumplimiento del 3 se estaba iniciando esa tarde con respecto los primeros trabajos; y sobre el punto 1, Ledesma nos pidió una reunión en donde nos planteó que realizáramos un gesto para que se concretara la reunión.
Llevamos la propuesta a la asamblea y esta decidió hacer el gesto de corrernos al alambrado durante toda la mañana del 28, sin mover ninguna carpa o rancho. Se lo comunicamos a la empresa y la respuesta llegó a las 6,10 de la mañana, momento en que empezó una brutal represión que dejó a 4 jóvenes asesinados. El plan de Ledesma era desalojarnos, armar con tuscas (que el día anterior habían llevado para la zona) un nuevo alambrado, inundar el predio, encarcelarnos acusándonos por el asesinato de un joven policía y volver a sembrar el terror en el pueblo para reestablecer su poder que estaba siendo desafiado.
Tenían que dar una lección ejemplar. No esperaron la firmeza de una dirección que estuvo al frente del combate y con los objetivos claros desde antes de la propia represión. Como nos dijo un importante funcionario, nos subestimaron. Creyeron que comunicándonos, en el momento que mataban al policía Alejandro Farfán, que teníamos orden de captura, o mandándonos gente a decir que nos fuéramos a quemar la Municipalidad porque ya habíamos perdido el predio, nos iban a sacar de nuestro objetivo.
No sólo tenemos claro quién es nuestro enemigo principal sino que además decidimos que si estábamos con orden de captura íbamos a caer en la lucha y no escapándonos.