El 20 de abril las/os trabajadores del Astillero Río Santiago, junto a nuestra seccional ATE Ensenada, participamos del lanzamiento de la licitación para la construcción del Canal Magdalena.
Para hablar de este tema debemos tomar como un complejo estratégico: las vías navegables, los puertos, la marina mercante, la flota nacional de pesca, la industria naval, Malvinas, Antártida y la marina para la defensa.
Ningún problema de la Argentina se puede entender ni abordar, sin tener en cuenta la situación internacional, ni por fuera de ese yugo que es la deuda externa.
Tenemos uno de los sistemas fluviales más importantes del mundo, por donde se transporta principalmente lo que consume el mundo. Por eso la disputa por nuestras vías navegables por las potencias extranjeras y como si fuera poco nuestro país no tiene un puerto director argentino.
Esto marca la entrega de soberanía que hemos tenido durante muchísimos años y que se profundizó con el gobierno de Macri, porque la primera medida que tomó fue darle a Uruguay el puerto director.
Acá viene la importancia del Canal Magdalena, porque la construcción del canal nos permitiría recuperar soberanía después de tanta entrega. Recuperar una salida al mundo soberana por aguas argentinas y volver a tener un puerto director argentino.
El Canal Magdalena asegurará la libre circulación en territorio y aguas argentinas, recuperar soberanía con menores costos de dragado y menor tiempo de navegación. Potenciando de manera importante al Puerto de La Plata, además impulsaría el desarrollo de la costa fluvial y marítima de la provincia de Buenos Aires, permitiría un mayor grado de complementariedad con los puertos de Quequén y Bahía Blanca agilizando y optimizando los costos del comercio exterior. Promovería el desarrollo regional de ciudades, propiciaría la instalación de actividades conexas a la vía fluvial y marítima de bienes y servicios tales como los servicios mecánicos y eléctricos, aprovisionamiento de víveres, servicios médicos y traslado a los buques, hotelería, operadores para contingencia de derrames de hidrocarburos y traslados por recambio de tripulaciones, todas actividades que hoy están cubiertas por el puerto de Montevideo y que significan un ingreso potencial cercano a los 120 millones de dólares.
La construcción del Canal Magdalena nos enfrenta a la posibilidad de tornar simple y ágil lo que por décadas fue lento, complicado y difícil, potenciando y optimizando el flujo de nuestra principal vía fluvial y marítima por donde transita el mayor porcentaje de nuestro comercio exterior, contribuyendo al desarrollo y soberanía de nuestro país.
Pero debemos tener en cuenta que la sola concreción del Canal Magdalena, sin la recuperación del control de la Hidrovía, sin el control de un puerto de aguas profundas, y sin reserva de cargas para buques de bandera nacional que reactive nuestros astilleros, sería una solución a medias, que beneficiaría más a esos monopolios rivales de los yanquis (principalmente a los chinos) que a la nación y el pueblo argentino.
De los más de 4.600 buques de ultramar y las barcazas que navegan por nuestras aguas, el 98% son de bandera extranjera. La flota de pesca tiene hoy 600 buques, los cuales en su mayoría tienen más de 40 años navegando y tenemos que sufrir que se hundan y perder a compatriotas por su estado deplorable. Tenemos un promedio de 300 buques extranjeros pescando ilegalmente en nuestras aguas. Sin contar los permisos de pesca que dan los kelpers.
La flota de la Armada Argentina es obsoleta, sin buques para defender nuestra soberanía. El último barco para la Armada que se entregó en la Argentina fue la corbeta Meko 140 en el 2004, construida en el ARS.
Lo que está en juego es el transporte de ultramar, hoy en manos de 5 grandes empresas de capitales extranjeros, que ganan unos 9.000 millones de dólares por año.
Por todo esto lo imprescindible es como recuperamos la visión estratégica, poniendo en manos argentinas los recursos estratégicos nacionales y provinciales, construyendo los buques y/o artefactos navales en astilleros nacionales. No solamente para comenzar a recuperar soberanía generando puestos de trabajos nuevos tan necesarios en nuestro país, sino también para que las divisas que ganan las empresas privadas de capitales extranjeros empiecen a quedar en manos del estado.
Y no tenemos que inventar nada, necesitamos comenzar a retomar las mejores tradiciones históricas que tiene nuestro país, con casos como el del IAPI y ELMA, entre otras.
Enfrentamos enemigos muy poderosos para avanzar en el camino de recuperar soberanía. Y esos enemigos son representados hoy por el macrismo y la derecha más reaccionaria. Para muestra sobra un botón: cuando el gobierno tomó la decisión de avanzar en recuperar Vicentin, el macrismo y sus amigos salieron a la calle en contra de la recuperación.
Por eso es necesario profundizar el camino que recorrimos para derrotar al macrismo, el camino de unidad y lucha. Unidad con todos los sectores populares y nacionales y luchar en las calles para derrotar a los enemigos que enfrentamos, porque como lo demuestra la historia argentina, este es el único camino que le va a permitir al pueblo argentino conquistar una patria justa, libre y soberana.
Escribe Carolina Antognini. Integrante de la Mesa de Dirección del Cuerpo de Delegados del ARS. Dirigente de la CCC y el PCR
Hoy N° 1961 10/05/2023