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16 de noviembre de 2010

El aumento de los alimentos es brutal. El gobierno se niega a discutir un presupuesto que atienda las necesidades populares.

La inflación castiga a millones

Hoy 1344 / La hora política

1. Inflación, hambre y presupuesto

1. Inflación, hambre y presupuesto

Desde octubre del 2009 hasta octubre del 2010, la carne picada, que era el principal alimento para frenar la desnutrición de los más pobres, aumentó el 182%. El asado subió un 213%, y se calcula que a fin de año va a llegar a $ 50 o $ 80 según la zona del país. El azúcar trepó el 78%, la polenta el 48%, y el pollo el 49%. Los planes sociales siguen congelados. El gobierno vetó el aumento de las jubilaciones. Solo los gremios a los que las comisiones internas y delegados impusieron la lucha en las paritarias, conquistaron un 35%.

En ese mismo tiempo la “canasta familiar” de la minoría de más alto consumo, creció el 23,1%.

El gobierno anunció que había “derrotado el hambre”, en un discurso en el que la presidenta anunció “el desendeudamiento” de las provincias. Tatiana Tapia, una nenita de Colonia Santa Rosa, en Salta, murió de desnutrición. ¿Cuántos más en todo el país, porque son miles y miles los niños desnutridos? Ocho cada día.

Una muchacha santiagueña fue violada durante años por su padre, un monstruo que la embarazó 5 veces y la amenazaba de muerte a ella, a sus hijos y a su madre. Hay una ley aprobada contra la violencia a la mujer, pero hay que tener tiempo y plata para encontrar una oficinita, sin personal y sin recursos para actuar. Y el presupuesto destina miles de millones para pagar deudas ilegítimas y fraudulentas.

La “distribución de la riqueza” de la que tanto habla el gobierno kirchnerista, en los hechos, es al revés. Castiga a los más pobres. Y beneficia a los más ricos: sus servicios, los productos importados, o de primeras marcas no suben tanto, y los salarios que pagan en sus grandes empresas, sus latifundios, y su Estado, suben por la escalera mientras la inflación va rápido por el ascensor.

El gobierno exige que se apruebe, sin cambios, su proyecto de presupuesto, que no da respuesta a los sufrimientos de las masas. Pero la base del presupuesta nacional (y los de provincia y municipio), son los 76 impuestos directos, es decir, que paga directamente el pueblo (como el IVA). En sus 7 años, el gobierno K se opuso a eliminar el IVA de los productos de la canasta básica, que significarían un alivio del 10% al 21% a la harina, los cortes de carne populares, verduras y frutas, la garrafa, etc.

El ministro Boudou declaró que no existe la inflación. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, aceptó que existe (después le hicieron decir que no) y culpó a los empresarios.Esa es una parte de la verdad. Pero, de cada $ 100 que remarca un empresario, $ 21 van al gobierno por el IVA, a lo que hay que sumarle lo que va por ganancias y otros impuestos. Con las cifras truchas de crecimiento y de inflación en del proyecto de presupuesto para el 2011, el gobierno recaudará $ 35.000 millones por encima de lo que dice; y si no se aprueba, regirá el del 2010, con lo que tendrá$ 100.000 millones para usar sin control.

La inflación se ha convertido en un brutal impuesto que paga el pueblo.

 

2. Sembrando miseria

El pico de la inflación se da en alimentos, que es la producción básica de la Argentina. Producimos alimentos para 300 millones de personas y somos 40 millones. ¿Cómo es posible que haya hambre, desnutrición, enfermedades y muertes? Es la consecuencia de una política que el kirchnerismo gerencia. Una consecuencia directa es a través de la maquinita de fabricar billetes que funciona a todo vapor. Pero hay más.

Las penas son de nosotros, las sojita es ajena, podría decir ahora Atahualpa Yapanqui. Fue este gobierno el que empujó a fondo la sojización del país, desplazando la ganadería (provocando el aumento de la carne), al trigo (aumentó la harina), a las verduras (se fueron por las nubes), y a muchos cultivos regionales.

Los grandes beneficiarios de este proceso fueron los monopolios imperialistas y de burguesía intermediaria: Monsanto, Cargill, Dreyfus, Aceitera General Deheza (su dueño fue presentado por Cristina K como “ejemplo” de empresario y fue senador por el oficialismo), etc. Los grandes pooles y grandes terratenientes. Todos ahora en el negocio de los biocombustibles. Y el Estado que gerencian los K, también se beneficia con las retenciones a las exportaciones de granos, aceite y biocombustibles.

Con esta política, hace dos años ya habían liquidado 60.000 campesinos y chacareros, y desplazado a miles de rurales y originarios del campo a las villas de las grandes ciudades. Van por más: ésta Argentina K es para 15 millones de personas, a la que se ilusionan gobernar con un “mercado de votos cautivo” de los más pobres, un movimiento obrero con las patotas de Moyano y Pedraza, y el doble discurso “progre” del aparato de Credicoop de los falsos “comunistas” que apoyaron a la dictadura de Videla.

 

3. La difícil gobernabilidad sin Néstor Kirchner

A los de arriba los une el espanto de las brasas del Argentinazo que siguen ardiendo en el país. Ahora, además, los espanta la crisis mundial que, como se ha visto, aún para los más grandes monopolios y bancos, estar “prendido” a “la mamadera” del Estado puede ser “de vida o muerte”. Con todas las mediaciones del caso, esto está en el trasfondo de la lucha que se ha desatado por la ley del presupuesto 2011.

Unos dicen que el gobierno ofrecía desde 50.000 dólares hasta $ 500.000 por el voto de cada diputado. La cúpula de la UCR, PRO y el Peronismo Federal, de repente, se sumaron al duelo de la familia presidencial y le dieron quórum para sesionar. Casi la mitad de los “niños ricos que sienten tristeza” (como les llamaba Menem) del PRO se “borraron”, también connotados radicales y peronistas disidentes. Corren las denuncias de “la Banelco K”, o sea la BanelKo, pero muy pocos hacen denuncias concretas.

Después de la movilización de importantes sectores de las masas ante la muerte de Néstor Kirchner, el presupuesto es la primera batalla clave para el gobierno; batalla en la que quedó en evidencia la complicación estratégica que sufrió el gobierno, con la pérdida del ex presidente: lo que antes se hacía ordenadamente y con un jefe, ahora fue una atropellada en patota para la compra de votos, sin límites y sin jefe. O mejor dicho, de una patota en la que cada uno busca escalar posiciones en la nueva cocina del poder. Y mostró, también, un cimbronazo en la oposición (dentro del sistema), que agudizó todas sus contradicciones internas.

 

4. Las brasas arden

Lejos, del cambalache irrespetuoso del Congreso –con las pocas voces dignas de diputados progresistas en minoría–, no se pararon las luchas.

Hubo una gran movilización unitaria por Mariano Ferreyra. Hubo paros de docentes y estatales y acampe de la CTA. Hubo jornada nacional de la CCC y de los jubilados del MIJP. Brotan luchas salariales peleando un aumento ahora en marcha a la reapertura de paritarias, como los portuarios de la Capital Federal y estatales y docentes de Comodoro Rivadavia, petroleros de Chubut y Santa Cruz. Hay luchas de campesinos y chacareros en varias provincias. Se movilizaron los medieros de ASOMA. Una interna combativa volvió a ganar el Rioplatense. Un frente encabezado por la CEPA ganó Ingeniería de UBA, que se une a los triunfos ya logrados en Arquitectura y en Medicina de esa universidad.

Lo más notable de la Argentina actual es cómo siguen ardiendo las brasas del Argentinazo.