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21 de mayo de 2022

Columna semanal de Arnoldo Gómez

La inflación en los alimentos

Arnoldo Gómez analiza las causas de la inflación en los alimentos en su columna de los viernes “Ayer y Hoy”, programa con la conducción de M. A. De Renzis del 20 de mayo 2022

La inflación en los alimentos es el flagelo de nuestro pueblo.

Argentina produce trigo, maíz, porotos de todo tipo, en particular el de soja, girasol, carne vacuna, peces, carne aviar, todo esto con saldos exportables muy grandes. Leche, quesos, frutas de todo tipo, uva, vinos, licores, cebolla, ajo, papa, batata, zapallo, azúcares, miel, yerba, te, distintos yuyos. También las verduras de cercanía. Y un tema que muchas veces subestimamos que es agua dulce de sobra, transformada en agua corriente. Nuestro pueblo debería estar perfectamente alimentado. Pero estos alimentos no llegan al pueblo por la carestía. Y nuestra industria no es abastecida con productos primarios baratos.

En la olla popular ver un pedacito de carne es un misterio me plantea un grupo del colegio de nutricionistas de Córdoba. ¿Por qué esta carestía terrible que sufre nuestro pueblo? En primer lugar, por el monopolio de la tierra, hay dos mil familias y sociedades como Soros, que tienen lo principal y más productivo de nuestra tierra, una de las tres praderas más grandes del mundo y en paz, la otra gran pradera es la de Ucrania en medio de una guerra y la tercera es la de Estados Unidos.

Este monopolio de la tierra le agrega un costo estéril a cualquier producción, que se llama renta y que está agregado a los precios de los productos, pagás renta para poner en producción la tierra. Si el terrateniente pone en producción le agrega esta renta al precio además de la ganancia empresaria, es el primer encarecimiento de nuestra producción primaria. Esta renta asociada a la producción extensiva de granos y soja  en los últimos 30 años llevó a eliminar 140.000 chacras mixtas del territorio de la zona núcleo. Esto ha agudizado el problema y ha achicado la diversidad de productos. El abastecimiento de los productos de cercanía quedó arrinconado en los cinturones verdes de las ciudades y en estos círculos concéntricos de las ciudades los alquileres que se pagan son todavía más altos.

El otro tema grueso que potencia toda esta carestía se ubica en relación al mercado externo, por ejemplo con el precio de la soja, ahora  en 600 dólares, se potencia esta producción, pero inmediatamente el dueño de la tierra sube los arriendos en la misma escala, pues se calculan en quintales de soja, este incremento de la renta llega a toda la tierra y es lo que encarece el resto de los productos.

El otro tema grueso de la historia argentina, pero que se potencia en los últimos años, es un transporte no hacia mercados locales sino hacia el puerto para sacar toda la mercadería por el mismo, lo cual ha roto todos los mercados regionales que es donde se puede abastecer de forma barata.

El otro punto es la industrialización de la alimentación, que está en manos de Pérez Companc con Molinos Río de la Plata, de los Braun y su familia con La Anónima y sus productos, de los Urquía y General Deheza, de Coto, de Pagani con Arcor, de los Vicentin, de los Miguens, de los Cherñajovsky, de los Lucci, o sea, es una industrialización que ha quedado en un grupo de burguesía intermediaria, de sectores monopólicos que han acentuado que esta producción se haga para la exportación. Y ahí viene el último embudo que es un comercio exterior controlado por cinco o seis empresas en su mayoría extranjeras, Cargill y ADM de Estados Unidos, Bunge  y Dreyfus francesas, COFCO china, donde la Argentina no tiene ningún control. Por lo tanto todo esto que se produce allá se va, a esos puertos, a ese mercado externo que impone el precio del mercado internacional, si un kilo de carne en China tiene tal valor se transporta al precio de la carne en el mercado interno. Por eso son necesarias las retenciones para desacoplar los precios internos de los internacionales. Otro tema es para qué usa el Estado esa retención, si es para pagar al FMI o para fomentar una industrialización autónoma como hizo Perón.

De Renzis: Cuando le cargas el costo imaginario de la exportación es obvio que nunca le va a cerrar a un exportador los números vendiendo internamente. Pero me parece que el problema que es cultural es entender que si tenes un mercado fuerte de consumo interno te va permitir desarrollarte para exportar después en mejor forma. Pero no. Acá quieren suplir la carne que no pueden exportar, pidiendo que la pagues al mismo precio que se si la exportaras.

También hay otra cuestión, nosotros consumimos carne y mandamos afuera la carne de pradera, por qué no invierten las cosas y nos quedamos con la mejor carne nosotros.

Arnoldo Gómez: Se exporta la mejor carne, eso ha sido así tradicionalmente. Además hay otro tema, si no pones precios máximos y ley de abastecimientos ¿qué sucede? El aumento salarial que obtiene el obrero con su lucha, o el bono de 18 mil pesos, en cuanto esto entra a un mercado interno monopolizado inmediatamente va a precio, hay más pesos en circulación y, por lo tanto, el monopolio del comercio y el monopolio de la industria enseguida remarca el precio para capturar esos pesos. Si el gobierno impusiera precios máximos y ley de abastecimiento obliga al industrial y al comerciante ampliar la producción para capturar esos pesos. La ganancia se puede obtener porque vos remarcas o porque producís más, este es un círculo vicioso, el gobierno emite para pagar deuda y al mismo tiempo al no imponer precios máximos en vez de producir más se va a precio.

Esto es el efecto de lo que comentabas hoy, 30 mil millones de dólares de exportación en dos años y ese dólar se ha ido para pagar deuda externa privada, deuda externa pública e intereses de una deuda fraudulenta.

De Renzis: Cuando vos investigas nuestra propia historia, hoy vivimos en la época de los peajes y Rodríguez Larreta es un experto en meterle la mano en el bolsillo con los peajes a la gente, fijate lo que pasaba un día como hoy de 1828, la legislatura decidía la obligatoriedad de pagar peaje para los carruajes en el parque 3 de Febrero en Palermo y abonar 5 pesos por cada jinete. Date cuenta desde qué época venimos acostumbrados a los impuestos, a las tazas, al peaje de todo tipo y de qué forma el afán de recaudación y no de distribución se ha metido en la mente de nuestra sociedad.

Arnoldo Gómez: Claro, si esa recaudación fuera para producir algún servicio, bueno…

De Renzis: Arrancamos en alguna forma cuando no cerraban los números y nunca iban a cerrar. Hoy es el natalicio de Rivadavia, el primer endeudador argentino oficial. Le dimos la avenida más larga del país, lo transformamos en prócer a un tipo que endeudó a la Argentina de forma constante.

Arnoldo Gómez: Es lo que llamo la ruta del dólar hoy en día, todo este ciclo hace que el productor produce para obtener dólares y el Estado usa los dólares para pagar deuda y los déficits de una industria dependiente, el gobierno  fomenta la producción de dólares, aun por este gobierno. Donde toda la filosofía económica es cómo producir más dólares. Te digo lo que me decía un chacarero “eso que ves crecer ahí, eso, son dólares”, la soja son dólares, así se lo ve en el campo nuestro. No son alimentos para nuestro pueblo. Entonces, cambiada esta filosofía, traba todo el desarrollo. Tenes un pueblo hambriento, una industria cuyos productos primarios están provistos con una carga de renta muy alta y una producción que se hace para exportar y obtener esos dólares que a su vez se van afuera. Hay que doblar el viento.