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31 de octubre de 2018

De la experiencia histórica del proletariado

La insurrección es un arte

La historia de las grandes revoluciones del siglo XX ofrece importantes experiencias para la táctica del proletariado en su lucha por dirigir a las masas al triunfo de la revolución. Publicamos aquí extractos de lo que escribió Lenin en 1907, en “Las enseñanzas de la insurrección de Moscú”, tras la derrota sufrida entonces por el proletariado en Rusia.

El movimiento de diciembre ha confirmado con evidencia otra tesis profunda de Marx, olvidada por los oportunistas: la insurrección es un arte, cuya regla principal es la ofensiva encarnizadamente audaz, implacablemente decidida [Cuadernos N° 49, Engels: La insurrección]. No hemos asimilado suficientemente esta verdad. Hemos estudiado y enseñado a las masas de modo insuficiente este arte, esta regla de la ofensiva a toda costa. Ahora, debemos recuperar con toda energía el tiempo perdido. No basta agrupar en torno de las consignas políticas: es preciso hacerlo también con respecto a la insurrección armada. (…)
No debemos predicar la pasividad ni la simple “espera” del momento en que las tropas “se pasen” a nuestro lado, no; debemos repetir en todos los tonos la necesidad de una ofensiva audaz y del ataque a mano armada, la necesidad de exterminar a los jefes y de librar la lucha más enérgica para ganar a las tropas vacilantes.
La tercera gran enseñanza que nos ha aportado Moscú se refiere a la táctica y a la organización de las fuerzas para la insurrección. La táctica militar depende del nivel de la técnica militar, verdad que Engels se ha cansado de repetir, esforzándose por llevarla a la comprensión de los marxistas (Esta tesis fue reiteradamente desarrollada por Engels en varias de sus obras y, especialmente, en el Anti-Dühring).
La técnica militar no es la misma que a mediados del siglo XIX. Sería una necedad oponer la muchedumbre a la artillería y defender las barricadas a tiros de revólver. Kautsky tenía razón al escribir que ya es hora, después de Moscú, de revisar las conclusiones de Engels y que Moscú ha hecho surgir una “nueva táctica de barricadas”. Esta táctica era la de la guerra de guerrillas. La organización que dicha táctica imponía eran los destacamentos móviles y extraordinariamente pequeños: grupos de diez, de tres e incluso de dos hombres. (…)
La técnica militar ha progresado aún más en estos últimos tiempos. La guerra japonesa ha hecho aparecer la granada de mano. Las fábricas de armas han lanzado al mercado el fusil automático. Una y otra empiezan ya a emplearse con éxito en la revolución rusa, pero en proporciones que están lejos de ser suficientes. Podemos y debemos aprovechar los progresos de las técnicas, enseñar a los destacamentos obreros a fabricar bombas en gran escala, y ayudarles, al igual que a nuestros destacamentos de combate, a proveerse de explosivos fulminantes, y fusiles automáticos. (…)
Recordemos que se avecina una gran lucha de masas. Esta será la insurrección armada. En la medida de lo posible, deberá estallar a un tiempo en todas partes. Las masas deben saber que se lanzan a una lucha armada, sangrienta y sin cuartel. El desprecio a la muerte debe difundirse entre ellas y asegurar la victoria. La ofensiva contra el enemigo debe ser lo más enérgica posible; ataque y no defensa: tal debe ser la consigna de masas; exterminio implacable del enemigo: tal será su tarea; la organización del combate será móvil y flexible; los elementos vacilantes de las tropas se verán arrastrados a la lucha activa. El partido del proletariado consciente debe cumplir su deber en esta gran lucha.
(Cuadernos N° 50, Lenin: La insurrección)

Algunas reglas

La insurrección armada es una forma especial de la lucha política, sometida a leyes especiales, que deben ser profundamente analizadas. Carlos Marx expresó esta verdad de un modo muy tangible al escribir que “la insurrección armada es, como la guerra, un arte“.
Marx destaca entre las reglas más importantes de este arte las siguientes:
1. No jugar nunca a la insurrección, pero una vez empezada estar firmemente convencido de que es necesario ir hasta el final.
2. Hay que concentrar en el lugar decisivo y en el momento decisivo una gran superioridad de fuerzas, porque, de lo contrario, el enemigo, mejor preparado y organizado, aniquilará a los insurrectos.
3. Una vez comenzada la insurrección, se debe proceder con la mayor decisión y pasar obligatoria e incondicionalmente a la ofensiva. “La defensiva es la muerte de la insurrección armada”.
4. Hay que esforzarse por sorprender al enemigo, hay que aprovechar el momento en que sus tropas se hallen dispersas.
5. Hay que esforzarse por obtener éxitos diarios por pequeños que sean (incluso podría decirse a cada hora, si se trata de una sola ciudad), manteniendo a toda costa la “superioridad moral“.
Marx resume las enseñanzas de todas las revoluciones, en lo que a la insurrección armada se refiere, citando las palabras de “Dantón, el más grande maestro de táctica revolucionaria que hasta hoy se conoce: audacia, audacia y siempre audacia”.
(Cuadernos N° 54, Lenin: El marxismo y la insurrección)

Hoy N° 1741 31/10/2018