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18 de febrero de 2011

La “interna” de la UIA

Hoy 1356 / Disputa por la central empresaria

La renuncia de Héctor Mendez a la presidencia de la Unión Industrial Argentina (UIA) desnudó una batalla por el control de la central empresarial.
Javier Madanes Quintanilla, dueño de Aluar y FATE, reclamó la elección del nuevo presidente por comicios, lo que rompe un viejo pacto de alternancia entre las dos listas tradicionales: Industriales y Azul y Blanca. Cristiano Rattazzi (presidente de Fiat), apoyó a Madanes. En la vereda de enfrente están Techint y Arcor.

La renuncia de Héctor Mendez a la presidencia de la Unión Industrial Argentina (UIA) desnudó una batalla por el control de la central empresarial.
Javier Madanes Quintanilla, dueño de Aluar y FATE, reclamó la elección del nuevo presidente por comicios, lo que rompe un viejo pacto de alternancia entre las dos listas tradicionales: Industriales y Azul y Blanca. Cristiano Rattazzi (presidente de Fiat), apoyó a Madanes. En la vereda de enfrente están Techint y Arcor.
Madanes Quintanilla aparece actuando en acuerdo con el gobierno K. Techint y Arcor con sus opositores.
Es conocido que Aluar obtuvo el monopolio de la producción de aluminio de manos de la dictadura de Lanusse. El grupo que lo comandaba entonces, Gelbard-Madanes, invirtió 10,5 millones de dólares en la planta, para el funcionamiento de la cual el Estado gastó 474 millones de dólares en la construcción de la represa y la central hidroeléctrica de Futaleufú y un puerto de aguas profundas. Durante el gobierno de Néstor Kirchner, el gobierno gastó otra millonada en una línea de alta tensión para que Aluar pudiera duplicar su producción. El Estado gasta y Aluar gana: así es el negocio.
La novedad es que Iván Heyn, economista miembro de AJuS, organización “integrada a La Cámpora” (la juventud K), además de ser presidente de la Corporación Puerto Madero, es “director de Aluar” (Susana Viau, Clarín, 12/2). Al directorio de esa empresa ya se había incorporado, en el 2009, el hijo del senador K Pichetto. El kirchnerismo usa las acciones compradas por el Anses para colocar sus hombres en la dirección de poderosas empresas.