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24 de septiembre de 2014

No parece creíble que las masas de jóvenes que en gran cantidad llegaron al estadio de Argentinos Juniors lo hicieran para escuchar la palabra de Máximo Kirchner.

La juventud en disputa

ACERCA DEL ACTO CON MÁXIMO KIRCHNER

No parece lógico que el motivo haya sido asistir al acto para nutrirse política e ideológicamente con la línea con que un conductor arenga y estimula a las masas, siendo que este conductor era, precisamente, Máximo Kirchner.

No parece lógico que el motivo haya sido asistir al acto para nutrirse política e ideológicamente con la línea con que un conductor arenga y estimula a las masas, siendo que este conductor era, precisamente, Máximo Kirchner.
Pero asistieron y escucharon. Eso es insoslayable. Una buena cantidad de los asistentes está rentada, directamente, para asistir a este tipo de actos, o bien porque las funciones (rentadas) que llevan a cabo en distintos organismos (oficiales y/o partidarios) incluyen, además, la asistencia a los actos (los de los discursos de la presidenta por cadena nacional, entre otros). Pero sería necio decir que todos los jóvenes asistieron al estadio de Argentinos a cambio de una paga. Muchos, seguramente la mayoría, lo hicieron porque apoyan sinceramente el modelo y porque, indudablemente, el kirchnerismo ha sabido articular línea para la juventud y la cultura (línea controversial, discutible y plagada de doble discurso, pero línea al fin, con ítems y aspectos caros a los jóvenes y a la cultura). 
 
¿Creen los jóvenes en Maximo?
Ahora bien, el que hablaba era Máximo. ¿Creen los jóvenes en él? ¿Los estimula y fogonea? ¿Los enamora? ¿O sólo es el hijo de Néstor y Cristina, el heredero? ¿Es lícito y genuino que sólo la sangre amerite adhesión? ¿No se asemeja esto, de alguna manera, a la continuidad automática, inconsulta y aristocrática de la monarquía, de los escribanos públicos o de algunas dinastías de gobernadores provinciales y caudillos municipales? 
¿Fue una demostración de fuerza? Está claro, en un punto lo fue. 
¿Fue una demostración de debilidad? También (desde el momento que el orador haya sido, tan luego, Máximo).
Empero, nunca hay que subestimar al kirchnerismo. Néstor y Cristina han sabido camuflar un origen de usura y especulación con la 1050 de Martínez de Hoz en “épica militante y fundacional”. Habiendo sido abogados y militantes, no pidieron un solo hábeas corpus en toda la dictadura para reclamar por compañeros desaparecidos. Poseen los Kirchner un grupo económico propio y poderosísimo, y tienen línea tanto para la victoria como para la derrota. Por lo tanto, la de Argentinos Juniors ha sido una jugada que hay que leer en toda su magnitud, sin recetas ni simplismos. Contando con dos precandidatos presidenciales en el acto, Máximo no los nombró, los ninguneó olímpicamente. Típico procedimiento de patrón de estancia, tal cual Néstor cuando retó a Scioli en público, conminándolo a “que diera nombres”, o como Cristina cuando mandó al frente a Aníbal Fernández por el tema de sus ahorros en dólares. Eso sí, con el Papa Francisco tuvieron que hocicar y meter violín en bolsa (el pragmatismo no es, ni por lejos, un error en política, el problema se da cuando deviene oportunismo).
La Cámpora (y Máximo) van por la juventud. Por eso fogonean, entre otras cosas, la “creación de centros de estudiantes” desde los municipios gobernados por el Frente para la Victoria (por supuesto, para que dichos centros de estudiantes tengan conducción K, y violando la independencia del estudiantado para definir sus propios asuntos). Disponen, para ello, de una verdadera usina intelectual que trabaja día y noche para primerear con iniciativas atractivas para los jóvenes (sin poner en tela de juicio que algunas de esas iniciativas pueden ser positivas). El problema primordial, insoluble para el kirchnerismo (por su propia limitación de clase) es el trabajo y el estudio para las grandes masas juveniles (tanto urbanas como rurales, ni hablemos de los originarios) y, como consecuencia, el incremento de las adicciones (fundamentalmente alcohol y droga). El otro flagelo que castiga duramente a la juventud es el de la trata y la violencia de género. 
La juventud que no fue a Argentinos, la clasista y combativa, la independiente, la que tiene o no pertenencia partidaria, la que brega por unir a todas las fuerzas pasibles de ser unidas en pos de valores verdaderamente patrióticos y antiimperialistas; la que no tiene que buscar pretextos para negar la inflación y la represión que hoy, de la mano de Berni y de Milani, es una amenaza constante y palpable en cada marcha que no adhiera al gobierno; esa juventud es la que, sin los recursos económicos de La Cámpora, plantea otra salida, otra manera y otro programa para resolver los problemas de la Patria.
Porque no se puede patalear contra un imperialismo y recostarse en otro (“ni amo viejo ni amo nuevo: ningún amo!”, decía Belgrano). Porque los buitres son imperio, pero los chinos también lo son; porque es inadmisible justificar el pago de la deuda externa ilegítima (que fue lo que hizo Máximo en su discurso). Porque los líderes y conductores de una agrupación juvenil no pueden ser millonarios (como Máximo y otros), y mucho menos inculcar (en los hechos) dicho enriquecimiento a los militantes de base. Porque el “revisionismo histórico” no debe equiparar a Dorrego con Rosas, ni a José Ber Gelbard con la burguesía nacional; porque el kirchnerismo no es “la etapa superior del peronismo”. Porque es flagrantemente grosero e imperdonable que ciertos artistas afines al gobierno olviden su pasado contestatario para mezquinar el pago de impuestos en sus megarecitales (con la venia cómplice de funcionarios, desde ya). Porque algunas decisiones correctas en cultura no deben justificar, en modo alguno, la presencia de Berni y de Milani y la articulación de la Ley Antiterrorista y del Código X. Porque no es cierto que los paradigmas por los que luchó la “generación del ´70” hayan perimido. Porque si no se cambia la estructura económica del país y no se combate al latifundio y a los monopolios, no habrá liberación sino mayor dependencia.
Para eso sería bueno contar con los compañeros de base de La Cámpora para luchar por todo esto, y no “por lo que falta”.
Hoy, la madre de las batallas es política, ideológica y cultural. Por eso la juventud está en disputa.