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03 de diciembre de 2014

La Korrupción

Canje de jueces y lavado de dinero

Debe estar muy, pero muy preocupada Cristina K para que sus emisarios ofertaran un canje de la destitución del juez Oyarbide por la de Bonadío.

Debe estar muy, pero muy preocupada Cristina K para que sus emisarios ofertaran un canje de la destitución del juez Oyarbide por la de Bonadío.
Bonadío es el juez que allanó la sede de Hotesur, uno de los hoteles de la familia K, y se encontró con una oficina desierta. Hotesur resultó ser una empresa con sede fantasma, sin balances y sin directorio reconocido por la Inspección General de Justicia. Pero no es lo más importante. 
Lo más grave es la operación de lavado de dinero sucio, a través de la sencilla operación de hoteles que figuran como llenos, sin tener pasajeros; y que esa operación deja en claro que Lázaro Báez es Kirchner.
Lázaro Báez, a través de su contador, César Gerardo Andrés, manejó, controló y alquiló 1.100 habitaciones mensuales, sin usarlas, y durante años fue el principal ingreso económico de los hoteles de los Kirchner. Por mucho tiempo, Valle Mitre, empresa de Báez, entregó un cheque por $469.272 a Alto Calafate; otros cheques iban a los otros hoteles K, Los Sauces y Las Dunas.
El otro ingreso importante de esos hoteles es el alquiler de habitaciones por Aerolíneas Argentinas, muchas más que las necesarias, para el alojamiento de las tripulaciones de los aviones que llegan a Calafate. A Aerolíneas la preside el dirigente de La Cámpora Mariano Recalde, y Máximo Kircher, socio de los hoteles beneficiados, es la cabeza del “camporismo”.
Otro de los hombres del equipo de Báez que participó en el manejo de los hoteles K es Daniel Pérez Gadín, que luego pasó a la financiera SGI donde Federico Elaskar le entregaba las bolsas de dinero de Báez a Leonardo Fariña (dos procesados por lavado de dinero y otros delitos). 
El juez Claudio Bonadío es el mismo que hace pocos años sobreseyó a tres secretarios privados de Cristina K cuyas fortunas habían aumentado poco menos de 100 veces durante la “década ganada”. Uno de ellos, Daniel Muñoz, está acusado de trasladar bolsos llenos de plata desde la residencia presidencial de Olivos a Santa Cruz. También el mismo juez que se negó a procesar al ministro De Vido como reclamaban los familiares de las víctimas de la masacre de Once. Cambian los vientos políticos, cambió también Bonadío.
El caso de los hoteles de la familia K, se une a las investigaciones de jueces en Estados Unido (123 empresas fantasmas de Lázaro Báez), Panamá, Suiza, Chile, Uruguay y Belice. Son muchas manos las que están removiendo el fondo de una olla podrida.