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05 de febrero de 2014

 Los historiadores cuentan que aunque aquel día los liberados casi no tenían fuerzas para caminar, intentaron bailar en las calles: desde ese entonces se recuerda la fecha con bailes populares en las mismas calles de hace 70 años, junto a los monumentos conmemorativos y a las tumbas de los millares que cayeron.

La liberación de la ciudad, es parte de la memoria colectiva del pueblo ruso

70 aniversario de la victoria soviética en Stalingrado

La batalla de Stalingrado se desarrolló en el transcurso de la invasión alemana de la Unión Soviética en el marco de la Segunda Guerra Mundial. El Ejército Rojo y el pueblo defendieron la ciudad soviética de Stalingrado, actual Volgogrado, entre el 23 de agosto de 1942 y el 2 de febrero de 1943. Con bajas estimadas en más de dos millones de personas entre soldados de ambos bandos y civiles soviéticos, la batalla de Stalingrado es considerada la más sangrienta de la historia de la humanidad. La grave derrota de la Alemania nazi y sus aliados en esta ciudad significó un punto clave y de severa inflexión en los resultados finales de la guerra y representa el principio del fin del nazismo en Europa, pues la Werhmacht nunca recuperaría su fuerza anterior ni obtendría más victorias estratégicas en el Frente Oriental. 
La ofensiva alemana para capturar Stalingrado comenzó a finales del verano de 1942, en el marco de la Operación Azul o Fall Blau, un intento por parte de Alemania de tomar los pozos petrolíferos del Cáucaso. Un masivo bombardeo de la Luftwaffe redujo buena parte de la ciudad a escombros, mientras las tropas terrestres del Eje debían tomar la ciudad edificio por edificio, en lo que ellos denominaron “Rattenkrieg”, “guerra de ratas”. A pesar de lograr controlar la mayor parte de la ciudad, la Wehrmacht nunca fue capaz de derrotar a los últimos defensores soviéticos que se aferraban tenazmente a la orilla oeste del río Volga, que dividía la ciudad en dos. En noviembre de 1942 una gran contraofensiva soviética embolsó al 6º Ejército Alemán del general Paulus dentro de Stalingrado, no logrando escapar del cerco por la negativa de Hitler a renunciar a la toma de la ciudad. Este cerco, llamado por los alemanes “Der Kessel” (caldero), significó el embolsamiento de 250 000 soldados, debilitados rápidamente a causa del hambre, el frío y los continuos ataques soviéticos. Los constantes fracasos alemanes por intentar romper el cerco harían, contra las órdenes de Hitler, que Friedrich Paulus rindiera su 6º Ejército en febrero de 1943.
La derrota alemana en Stalingrado confirmó lo que muchos expertos militares sospechaban: las fuerzas alemanas no eran lo suficientemente poderosas en logística de abastecimiento como para mantener una ofensiva en un frente que se extendía desde el mar Negro hasta el océano Ártico. Esto se confirmaría poco después en el nuevo revés que Alemania sufriría en la batalla de Kursk. El fracaso militar convenció a muchos oficiales de que Hitler estaba llevando a Alemania al desastre, acelerándose los planes para su derrocamiento y dando como resultado el atentado contra Hitler de 1944. La ciudad de Stalingrado recibiría el título de Ciudad Heroica.
El dos de febrero de 1942 el general nazi Friedrich Paulus aceptó su rendición en Stalingrado tras ser capturado. Atrás quedaban 200 días de feroz lucha con las tropas rusas y cerca de dos millones de muertos
Las consecuencias de esta catástrofe fueron inmensas y de gran alcance. Por primera vez, Alemania perdía la iniciativa de la guerra y tenía que colocarse a la defensiva. De hecho la Wehrmacht carecía ya de los elementos logísticos necesarios para avanzar más hacia el este y las orillas del Volga fueron precisamente el punto más oriental alcanzado por tropas alemanas en Europa. Después de esta batalla la Unión Soviética surgió engrandecida y con la iniciativa de la guerra. El Ejército soviético avanzó entonces hacia Berlín para tomar la capital germana. Lo logró 27 meses después.
El triunfo de esta batalla trascendió los límites de la Unión Soviética e inspiró a todos los aliados, incentivando la resistencia en todas partes. El rey Jorge VI de Inglaterra le regaló a la ciudad una espada forjada especialmente en su honor, y el poeta chileno Pablo Neruda escribió el poema “Canto de amor a Stalingrado”, recitado por primera vez el 30 de septiembre de 1942 y el poema “Nuevo canto de amor a Stalingrado” en 1943, celebrando la victoria que se había transformado en un símbolo y en un punto de quiebre para toda la guerra.