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26 de enero de 2011

La lucha agraria, una lucha nacional

Hoy 1353 / Hay cosas que se asemejan a 1810

El dominio de los monopolios imperialistas en la comercialización de granos (y de otros productos de origen agropecuario) y la política del gobierno kirchnerista que los favorece (más aun hecha a su medida), ha hecho que el reclamo por la libertad de exportación se constituya en una bandera semejante a la de Revolución de Mayo de 1810. En esa época iba contra el colonialismo y los monopolistas aquí del comercio con España. Y hoy, en esta época del imperialismo y las revoluciones proletarias, en un país dependiente como el nuestro, resulta que ha pasado a ser una bandera de enfrentamiento con el imperialismo y sus aliados internos. Por supuesto que también, como hace 201 años con distintos protagonistas, son distintos intereses de clase que confluyen en el reclamo aunque tengan el mismo enemigo común: los monopolios imperialistas y un gobierno que los sirve.
La actual lucha por el precio del trigo en la pampa húmeda, como también la lucha por el precio de la fruta en Río Negro y Neuquen, vuelve a mostrar que el problema agrario en un país dependiente como el nuestro, está estrechamente ligada a esa dependencia del país con los imperialistas y sus monopolios como Cargill, Bunge, Nidera, Dreyfus, Monsanto, Expofrut, etc. Y que su solución solo puede lograrse luchando contra esos monopolios y los gobiernos que están a su servicio. Pero además, que en esa lucha, como en toda lucha antiimperialista, el proletariado no debe balconearla con simpatía sino convertirse en un protagonista activo de la misma, pugnando por dirigirla para avanzar hacia la revolución de liberación nacional y social, única manera con la que, en definitiva, se podrá imponer la solución al problema agrario junto a los demás problemas democráticos y nacionales.
En el caso del paro triguero, el reclamo de las organizaciones que lo dirigen contempla además de “la apertura total de las exportaciones” y el “pago del precio lleno” (y de las compensaciones anunciadas por el gobierno hasta las 800 toneladas de la cosecha anterior), la “creación de un sistema que ordene y fije pautas soberanas para el comercio exterior de granos, impidiendo la cartelización y las intervenciones distorsivas”, y “que el gobierno nacional instrumente políticas diferenciadas de fortaleza al pequeño y mediano productor, también a través de la segmentación de las retenciones mientras éstas se mantengan en vigencia.”
Aquí, para que esto no quede en un reclamo genérico es necesario precisar que estas cuestiones solo podrán resolverse con la recreación de las juntas reguladoras que garanticen el precio mínimo sostén en origen y la nacionalización del comercio exterior. Además que para “unir a todo el campo” de verdad, es necesario que junto a los reclamos de los pequeños y medianos productores, se levante el reclamo de los proletarios y semiproletarios de un salario y vivienda dignos, y se una a todos estos sectores en la lucha por la expropiación inmediata todas las tierras extranjerizadas, en el camino de una reforma agraria que expropie a los grandes latifundios y entregue la tierra a los originarios, campesinos pobres y medios, juventud agraria y a todo el que quiera trabajarla, como propone nuestro PCR.