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19 de febrero de 2025

A 49 años del comienzo de la dictadura videlista

La lucha antigolpista

El mes que viene se cumplen 49 años del nefasto golpe de Estado de 1976. En estos tiempos en el que el gobierno de Milei-Villarruel pretende negar los crímenes de la dictadura, reproduciremos documentos y notas que reflejen la posición política de nuestro Partido en esos años. Comenzamos con extractos de la intervención del camarada Otto Vargas, primer secretario general del PCR de la Argentina, en un acto realizado a los 30 años del golpe en la ciudad de Buenos Aires.

¿A qué vino el golpe de Estado? Vino, en primer lugar, a aplastar el gran auge de masas que estalló en la Argentina en la década del ’60. En realidad, la década del ’60 en América Latina empezó el 1° de enero de 1959, cuando triunfó la Revolución Cubana, y una gigantesca oleada de rebeldía conmovió a América Latina. Entonces vimos que era posible, en el “patio trasero” del imperialismo yanqui, que triunfara una segunda revolución de liberación nacional. Y ese 1° de enero del ’59 cuando Fidel, el Che, Raúl, Camilo, bajaron de la Sierra, comenzó un nuevo momento en América Latina.

Allí se abrieron dos grandes corrientes, igual que está sucediendo ahora en América Latina. Una corriente que se montó en ese auge de masas: se había llevado a cabo el XX° Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, que planteó la posibilidad de destruir el poder del imperialismo, la burguesía intermediaria y los terratenientes por la vía pacífica, tomando el gobierno por elecciones y por el camino parlamentario.

Pero ya también habían cambiado las cosas en la Unión Soviética: ellos trabajaban “con dos fierros en el fuego”: no sólo el camino pacífico, sino también el de los golpes militares, que avanzaron en resolver el problema de la reforma agraria y de la liberación del imperialismo: con Torrijos en Panamá, con Velazco Alvarado en Perú, y con Torres en Bolivia. Ese camino también fracasó.

Y también surgió entonces una poderosa corriente revolucionaria, que tuvo dos vertientes principales. Una, la de los que siguieron el camino de la lucha llamada guerrillera, del terrorismo urbano, o agrario, que hicieron una lectura apresurada y simplista de la Revolución Cubana y transformaron el “foco agrario” –que en realidad fue una base agraria en la Sierra Maestra- en lo que se podría llamar el “foco agreste”, es decir un foco de un grupo de revolucionarios que se instala en un lugar, para enfrentar a un ejército muchas veces superior sin apoyarse en las masas. O posteriormente el camino del terrorismo urbano.

Y la otra fue la corriente revolucionaria de masas. Una gigantesca explosión, donde apareció lo que siempre aparece cuando la clase obrera sale al combate: los cuerpos de delegados –o consejos obreros, o soviets-, que cuando son dirigidos por el clasismo y por una fuerza revolucionaria se transforman en un instrumento impresionante para que la clase obrera pueda jugar un rol de dirección en un proceso. Nosotros tuvimos aquí el proceso más avanzado en Córdoba, donde se recuperó el Sindicato de Mecánicos (Smata) con la dirección del camarada René Salamanca, y los cuerpos de delegados de todas esas fábricas –que no eran fábricas esqueléticas como ahora sino que trabajaban 8 o 9 mil obreros, como en Renault-; cuerpos de delegados como el de Sitrac-Sitram en Fiat; y estaba el cuerpo de delegados de Luz y Fuerza, y el que surgió en el Área Material Córdoba, y el de ferroviarios. Y Córdoba se transformó en una ciudad proletaria donde esos cuerpos de delegados jugaban un papel importantísimo.

Y hubo un movimiento estudiantil, que fue un elemento fundamental para que esto sucediera. Había asambleas multitudinarias, como una de Ingeniería de Córdoba con 8 o 10 mil estudiantes, con un Centro de Estudiantes que entonces dirigía el Faudi. Esto estuvo en el trasfondo de esas puebladas que conmovieron a la Argentina.

 

¿Quiénes empujaron el golpe?

Al mismo tiempo estaba la disputa interimperialista entre yanquis y rusos. Los prosoviéticos trabajaron para el golpe institucional; lo hicieron porque tenían mucha fuerza en el movimiento popular, producto de un trabajo de muchos años; mientras que los yanquis eran muy débiles en el movimiento popular.

Trabajaron para el golpe institucional, pero los yanquis los fueron apretando. Es cuando Capellini da el golpe en diciembre de 1975. Los soviéticos tuvieron que aceptar también que no tenían otro camino que el del golpe militar abierto, para dirimir la disputa con los yanquis. Y por esa razón se fue al golpe.

Desde ya que hubo un pacto de mafiosos. Eso es algo que muchos no pueden entender: ¿cómo es que la dictadura militar prosoviética, prácticamente aniquiló a gran parte de los mejores cuadros, amigos de Cuba, en el movimiento popular, Montoneros, ERP, etc.? Ahí hubo un acuerdo “sagrado”: “si tu hijo, general Julio Alsogaray, está en la guerrilla y lo agarramos, lo fusilamos”. Y lo fusilaron. “Si tu sobrina, Lanusse, saca los pies del plato, la matamos”; y la mataron a Elena Holmberg, y también al jefe de prensa de Lanusse, Edgardo Sajón. En ese terreno se dirimió la disputa entre yanquis y rusos.

 

Dos trincheras: golpismo o antigolpismo

Perón resistía. Y entonces lo pusieron en el blanco. Y le hicieron como cuando se caza un puma, se usan los cuzquitos garroneros, y el puma se vuelve loco, se «empaca» y se asusta, y el paisano no precisa ni pegarle un tiro para matarlo. Lo pusieron en el blanco a Perón y le “tiraron” las organizaciones armadas. Desde ya, como pasa siempre con la izquierda, tiene que haber una teoría para que hagamos algo.

Vanguardia Comunista explicaba que el enemigo era la «gran burguesía». Y ¿quién era la «gran burguesía»? El general Perón. Por eso, cuando Perón los echó de la Plaza de Mayo, los Montoneros se fueron cantando “Vea, vea, vea, qué manga de boludos, nos gobierna una puta, un brujo y un cornudo”.

Cuando murió Perón, sonó la hora del golpe. Nosotros ya advertimos, en la Declaración que sacamos con motivo de la elección de Perón, en setiembre del ’73, que a partir de ese momento comenzaba la cuenta regresiva hacia el golpe de Estado.

Entonces ¿cuál era el enemigo? ¿Era el gobierno peronista, Isabel Perón, o eran los golpistas? Nosotros en ningún momento dejamos de luchar: Armando Ricciotti, el primer nombre de los asesinados que acá se leyeron, cayó en una manifestación por la reapertura de la Universidad que había cerrado Ottalagano. Pero al mismo tiempo, en noviembre de 1974, hicimos pública nuestra posición antigolpista que decía: No a otro ’55; junto al pueblo peronista, contra el golpe prorruso o proyanqui, para avanzar en el camino de la liberación.

El gobierno peronista, de Isabel Perón, era un gobierno de burguesía nacional. Participaba en el Movimiento de Países No Alineados –en esa época la Argentina era muy activa en ese movimiento tercermundista-, pero eran conciliadores.

¿Dónde estaba el enemigo? Cuando se encrespa la polémica nos acusan de lopezrreguistas. Yo, cada vez que me acusan les digo: “Seguro que vos fuiste videlista”.

El P“C” planteó “gobierno de coalición cívico-militar”, consigna que mantendría durante toda la dictadura, junto con Alfonsín, que escribió un libro para explicar esta consigna. El P“C” también sacó un folleto, el “folleto negro”, de Jorge Bernstein, explicando la misma consigna.

Fue una lucha muy dura, porque a nosotros nos empezaron a matar a los compañeros. Y fue el heroísmo de compañeros como Enrique Rusconi y como Daniel Winer que, en ese momento que define la vida de una persona, señalaron a los golpistas como culpables de su asesinato. Y el centro de esto estaba en La Plata y en la provincia de Buenos Aires, con el gobierno provincial de Calabró.

Ese era el camino para parar el golpe. Pero ante eso, el 23 de diciembre se produjo el ataque al Regimiento de Monte Chingolo: una acción “cantada”, donde murieron muchos muchachos inocentes, porque estaba “cantada” esa acción y participaron Montoneros y ERP, unidos otra vez, y ahí pasaron a la ofensiva los elementos golpistas. Videla felicitó a Calabró por su posición de apoyo al golpe.

Y entonces el golpe se aceleró, y pasó, el 24 de marzo. Y como cuentan los compañeros, el compañero Gigli por ejemplo, que estaba en el sur, los presos festejaban en la cárcel el golpe de Estado; incluso se habían hecho la lista del orden en que iban a salir en libertad. Y como contó Roque Romero hace pocos días, en el acto de homenaje a Salamanca, en el penal de Resistencia se hizo un gran festejo de los Montoneros y ERP que estaban presos, porque creían que era un golpe de militares “peruanistas”, como decían, de militares democráticos. Y cuenta Romero que, desgraciadamente, a uno de los compañeros que festejó a los pocos días lo sacaron para matarlo; y cuando lo llevaban –cuenta– gritó: “Lanusse nos traicionó”.

 

El PCR se quedó para luchar contra la dictadura

Nosotros nos quedamos aquí: decidimos hacerlo. Esa fue otra discusión. Nuestros compañeros presos no ejercieron el derecho de opción a salir del país. A Horacio Ciafardini, para que ejerciera el derecho de opción, le ofrecieron trabajo en algunas de las más renombradas universidades de Europa; y él no aceptó, y se quedó preso hasta el final de la dictadura, en condiciones que después iban a provocarle la muerte. Nosotros nos quedamos y luchamos junto a nuestro pueblo.

 

hoy N° 2047 19/02/2025