Durante los últimos diecisiete años, nuestro Partido ha aprendido en general a utilizar el arma marxista-leninista de la lucha ideológica para combatir las ideas erróneas dentro del Partido en dos frentes: uno, contra el oportunismo de derecha, y el otro, contra el oportunismo de “izquierda”.
Durante los últimos diecisiete años, nuestro Partido ha aprendido en general a utilizar el arma marxista-leninista de la lucha ideológica para combatir las ideas erróneas dentro del Partido en dos frentes: uno, contra el oportunismo de derecha, y el otro, contra el oportunismo de “izquierda”.
¿Qué lecciones hemos aprendido en estas dos luchas internas del Partido? Helas aquí:
1) Los graves errores de principio surgidos por incomprensión de las características de la guerra revolucionaria de China, y que se manifestaron durante la lucha contra la quinta campaña de “cerco y aniquilamiento”, incluyen la tendencia “izquierdista” a la precipitación, que desatiende las condiciones subjetivas y objetivas. Esta tendencia es extremadamente perniciosa para una guerra revolucionaria y para cualquier movimiento revolucionario.
2) El oportunismo de Chang Kuo-tao, en cambio, era oportunismo de derecha en la guerra revolucionaria, y constituía una combinación de línea de retirada, caudillismo militar y actividades antipartido. Sólo con la superación del oportunismo de Chang Kuo-tao, pudieron liberarse de su dominio y volver a la línea correcta del Comité Central un gran número de cuadros y militantes del Partido en el Ejército del IV Frente del Ejército Rojo, hombres de magníficas cualidades intrínsecas y larga trayectoria de lucha heroica.
3) El gran trabajo organizativo realizado en los diez años de la Guerra Revolucionaria Agraria dio notables resultados en la edificación del ejército, el trabajo gubernamental, el trabajo de masas y la construcción del Partido. De no haber sido por el apoyo de ese trabajo organizativo al heroico combate en el frente, no habría podido mantenerse la encarnizada lucha contra Chiang Kai-shek. Sin embargo, en los últimos tiempos de esa Guerra se cometieron graves errores de principio en la política del Partido relativa a los cuadros y a la organización, errores que se manifestaron en la tendencia al sectarismo, en el abuso de sanciones y en los excesos en la lucha ideológica. Esto se debió a que no se habían eliminado los vestigios de la línea de Li Li-san y a que se cometieron en esa época errores políticos de principio. Estos errores fueron rectificados también en la Reunión de Tsunyi, y así el Partido pudo pasar a una correcta política de cuadros y a principios organizativos correctos. La línea de Chang Kuo-tao relativa a la organización era completamente ajena a todos los principios del Partido, socavaba su disciplina y llevó la actividad fraccional hasta oponerse al Partido, al Comité Central y a la Internacional Comunista. El Comité Central hizo todos los esfuerzos posibles para poner fin a los criminales errores de línea y a la actividad antipartido de Chang Kuo-tao, y trató de salvarlo. Pero como éste se negó obstinadamente a corregir sus errores y actuó con duplicidad, y, más tarde, traicionó al Partido echándose en brazos del Kuomintang, el Partido tuvo que tomar una firme decisión y expulsarlo. Esta sanción recibió el apoyo no sólo de todo el Partido, sino también de cuantos eran leales a la causa de la liberación nacional. La Internacional Comunista ratificó la decisión y condenó a Chang Kuo-tao como desertor y renegado.
Estas lecciones y éxitos nos han proporcionado los requisitos indispensables para cohesionar a todo el Partido, reforzar su unidad ideológica, política y organizativa y conducir victoriosamente la Guerra de Resistencia. Nuestro Partido se ha consolidado y robustecido en la lucha en los dos frentes.
La lucha actual en dos frentes
En el futuro desarrollo de la Guerra de Resistencia, tendrá importancia primordial la lucha política contra el pesimismo derechista, aunque seguirá siendo necesario prestar atención a la lucha contra el mal “izquierdista” de la precipitación. En los problemas relativos al frente único, a la organización del Partido y a la organización de las masas, debe continuarse la lucha contra la tendencia “izquierdista” de “puertas cerradas”, para poder llevar a efecto la cooperación con todos los partidos y grupos políticos antijaponeses y la ampliación del Partido Comunista y del movimiento de masas. Pero, al mismo tiempo, debe combatirse la tendencia oportunista de derecha, que no pone ninguna condición a la cooperación y la ampliación, porque de otro modo ambas serían obstaculizadas y se convertirían en cooperación capitulacionista y ampliación sin principios.
La lucha ideológica en los dos frentes debe adaptarse a las circunstancias de cada caso concreto; nunca se debe abordar un problema de manera subjetivista, ni permitir que continúe el viejo hábito pernicioso de “aplicar etiquetas” a la gente.
En la lucha contra las desviaciones, hay que prestar seria atención a combatir la duplicidad, porque el mayor peligro de ésta es que puede convertirse en actividad fraccional, como lo muestra la carrera de Chang Kuo-tao. Acatar en público y oponerse en privado; decir si y pensar no; hablar cosas agradables delante de la gente e intrigar a sus espaldas: todas estas son manifestaciones de duplicidad. Sólo aguzando la vigilancia de los cuadros y militantes del Partido contra tal conducta podemos consolidar la disciplina del Partido.
(En Cuadernos…Nº 225, Mao: La construcción del Partido Comunista).