Noticias

22 de junio de 2016

Conversamos con Juan Espíndola, integrante de la Comisión Directiva de la Unión Campesina de Corrientes, de Paraje El Caimán, San Miguel, sobre la jornada del 13/06 y la situación de los campesinos en esa provincia.

La lucha para producir

Campesinos pobres de El Caimán, Corrientes

—¿Cómo ha sido la jornada del 13 de junio en El Caimán?
—La jornada del 13 ha sido muy importante, la hemos decidido en el Encuentro de la Federación Nacional Campesina, donde acordamos llevar el reclamo de cada lugar en una jornada nacional. 

—¿Cómo ha sido la jornada del 13 de junio en El Caimán?
—La jornada del 13 ha sido muy importante, la hemos decidido en el Encuentro de la Federación Nacional Campesina, donde acordamos llevar el reclamo de cada lugar en una jornada nacional. 
Ese día hicimos una volanteada pidiendo al gobierno provincial y al gobierno municipal de San Miguel que nos dé combustible para seguir produciendo. Aún no tenemos respuestas del municipio y muy poco del gobierno provincial. Por eso, en la volanteada reclamamos 2.000 litros de combustible y además un bolsón de mercadería, debido a esta inflación que estamos sufriendo.
Mientras no tengamos respuestas tenemos un plan de lucha que pensamos seguir profundizando y haciendo más masivo nuestro reclamo. La volanteada fue en la ruta nacional 118, kilómetro 36, en paraje El Caimán, San Miguel.
 Somos 80 socios asociados a la Unión Campesina de San Miguel, pero contando nuestras familias somos 500, porque son familias numerosas. En conjunto con el resto de los vecinos hemos desarrollado esta jornada con volanteo contra el hambre en la ruta nacional.
 
—¿Cómo les afecta la política del gobierno nacional?
—Acá, en el campo, nos afecta mucho la inflación. Los compañeros dependen de la Asignación Universal y algún sueldito miserable que no alcanza a cubrir las necesidades del mes. La gente te dice que les alcanza para quince días la mercadería y no alcanza para más. Es muy doloroso lo que cuentan como viven los compañeros, los vecinos y amigos que apoyan la lucha.
Mientras se desarrolló la jornada, la gente dio su apoyo al campesino para que se escuche su voz: que le den respuesta. En la ruta, no encontramos ninguna indiferencia. Todos nos aceptaban el volante y nuestro propósito era que llegara más allá, hablar con la gente y escuchar su preocupación. Conversamos con algunos camioneros que llevaban madera de eucaliptos y pino, que nos decían que las empresas son muy explotadoras, que ellos ganan salarios muy bajos y que incluso algunos se tienen que alejar de la familia.
 
—¿Qué tipo de producción hacen en la zona?
—En nuestra zona particular hacemos chacra mixta, algunos compañeros tienen ganadería, dos o tres hectáreas de mandioca, batata, zapallo, sandía, esos son los sustentos familiares con que llenamos la olla.
 Las tierras que tenemos fueron ganadas con la lucha: en total son 3.500 hectáreas que son ya de los compañeros, que tienen sus escrituras, todo. Antes, si sembrábamos no teníamos la seguridad, te largaban los animales o las empresas forestales venían y te pisoteaban todo. 
Hoy estamos tan contentos con nuestra propia lucha que hemos desarrollado en conjunto con los compañeros de Corrientes capital, con los compañeros de la CCC que nos han apoyado en nuestra lucha en la ciudad. Hemos tomado las experiencias de los compañeros del Chaco y del compañero Mártires López; hemos desarrollado experiencia y hemos triunfado y conseguido esas hectáreas, maquinarias, tractor, acoplado, disco, pero lamentablemente con esta inflación no pudimos producir en nuestra tierra porque el combustible está muy caro y no pudimos comprarlo.
En este momento los insumos son muy caros, si no hay un apoyo directo del gobierno, nosotros individualmente no podemos comprar nada. Por eso también reclamamos semillas de maíz, zapallo. Nosotros comercializamos en el pueblo pero hay una feroz competencia sobre el campesino pobre porque campesinos medios, a pesar de que arriendan las tierras, tienen apoyo del mercado en otra escala. El gobierno nos dice que nuestra producción no puede ser derivada al mercado porque es de baja calidad porque nosotros no trabajamos con fertilizante, trabajamos con abono orgánico. También, pedimos el precio mínimo sostén. Si nosotros no tenemos ese apoyo, es muy difícil producir por más que tengamos máquina y tierra. Si el gobierno no te garantiza un mercado siempre vamos a seguir siendo pobres. 
 
—¿Cuáles son hoy las preocupaciones de las condiciones de vida en el campo?
—Nosotros en nuestra organización tenemos un grupo muy importante de mujeres, es alarmante lo que cuentan las compañeras: los problemas de la salud, el problema con la trata de personas, que se ve mucho en el campo. Nosotros estamos viendo cómo desarrollar una lucha con el problema de la salud, la educación y también las cuestiones de género, porque es indignante cuando te cuentan que el marido las golpea, cuando van al hospital y no les ponen una vacuna: van a las siete de la mañana y vuelven a las tres de la tarde. Todo esto se agrava con malos caminos y distancias tan grandes. Cuando llueve no se puede salir. Por eso nosotros también hacemos responsable al intendente de la zona que no se pone a resolver los caminos rurales mientras los chicos tienen que atravesar el monte para ir a la escuela. Por todo esto, los compañeros están decidiendo hacer un acampe frente al Municipio. 
Además, tenemos otra situación: por ejemplo en la colonia El Caimán nunca se hicieron viviendas rurales, en el pueblo se hizo muy poco pero son empresas privadas. Falta obra, falta de todo acá. Si nosotros no hacemos la chacra, si no hacemos producción, no tenemos cómo paliar el año. Nos afecta mucho porque no hay industria, hay un aserradero en el centro de Caimán que tiene tres obreros. En El Caimán, estamos hablando de 5 mil habitantes.
Los chicos que estudian se tienen que ir afuera. Acá no podemos contar con un ingeniero agrónomo, un arquitecto, un veterinario, ni un médico porque no hay lugar donde entrar a trabajar. Todo está hecho para que no vengan a vivir. 
Tenemos un intendente que viene de una familia feudal, pero tenemos 80 compañeros que levantan la frente y no quieren estar bajo las órdenes de ese tipo, ni de los manejos de estos tipos que destruyen todo. De esa manera, conjuntamente estamos trabajando con el hoy, haciéndoles ver dónde estamos, en qué país vivimos, porque los chicos en las escuelas no aprenden la riqueza que tiene la Argentina.