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02 de octubre de 2010

Mientras zonas enteras de Capital Federal, el Gran Buenos Aires y La Plata quedaban bajo el agua, la presidenta y otros funcionarios discurseaban sobre lo bien que se vive en la Argentina. Cada vez que hay una catástrofe, quedan al desnudo las falsas promesas oficiales.

La mentira de los domadores de tormentas

Hoy 1206

1. La mentira de los “domadores”
Luego de las inundaciones en el NOA, la tormenta castigó duro a la Capital Federal, el Gran Buenos Aires y La Plata. Aguó los discursos de la presidenta Cristina Fernández, del gobernador Scioli, y los intendentes Macri, Bruera y otros. Se anticipó a las “ceremonias”, empapó los actos, y continuó arrojando toneladas de agua. Los arroyos entubados o bloqueados por pura especulación inmobiliaria, inundaban incontables barriadas. 1.300 evacuados “reconocidos”, y cientos y cientos más que lo hacían por su cuenta. Barrios convertidos en lagunas. Cortes de electricidad. Caos en el tránsito. Miles de personas buscando cómo llegar a sus casas o sus trabajos.
Los gobiernos —nacional, provincial y municipal— estaban en “lo suyo”, impecables, de “traje blanco” como la presidenta, celebrando con sus aburridos discursos, como si estuvieran a miles de kilómetros del drama que se desarrollaba a pocas cuadras de ellos. Los representantes políticos del Estado estaban de festejo, acaso un tanto “molestos” por la lluvia “inoportuna” que ocupaba a quienes debían venir a “aplaudirlos y vivarlos” a cambio de un choripán, la promesa de algún colchón o chapa, y la amenaza de perder el plan social o el “contrato” en un municipio.
El ex presidente Néstor Kirchner comandaba el “Cristinazo” desde sus “paquetas” oficinas de Puerto Madero. Un fracaso. Menos de 10.000 personas entre organizaciones sociales y sindicales y el aparato municipal del PJ. La principal fuerza fue la policía, miles, listos para evitar los choques de una concurrencia entre la que hay “cuentas pendientes”.
Ni los funcionarios ni la prensa “vieron” los piquetes y cacerolazos de los vecinos, en varios puntos de la Capital, el Gran Buenos Aires y La Plata, asqueados de un Estado ausente frente a su drama, y comprobando, una vez más, la mentira de los funcionarios “domadores de tormentas”.

2. Uribe: narcotítere yanqui
El imperialismo yanqui está herido en sus entrañas por su empantanamiento en Irak, Afganistán y Medio Oriente, y por la crisis económica. Como un tigre herido lanza zarpazos provocadores.
Violando la soberanía nacional de Ecuador, Bush usó a su narcotítere, el presidente colombiano Uribe, para asesinar al dirigente de las FARC Raúl Reyes y otros 16 miembros de esa organización insurgente antiyanqui, con lo que colocó a la región al borde de un conflicto bélico. Ecuador retiró su embajador y Venezuela movilizó tropas a su frontera con Colombia.
Bolivia marcha a la votación de un plebiscito para refrendar la nueva Constitución, que, entre otras cosas, pone límites a las grandes propiedades y facilita las expropiaciones, define como “traición a la patria” la “enajenación de recursos naturales”, en especial el gas, el petróleo y el agua, y prohíbe la instalación de bases extranjeras. En rechazo a la nueva constitución, la oligarquía de las provincias de Santa Cruz, Beni y Pando convocó a plebiscitos para el establecimiento de autonomías, desafiando la unidad nacional. Tarija, crítica de la decisión de Evo Morales de recortarle sus recursos, también convocó pero no fijó fecha. Vuelve a tensarse gravemente la situación boliviana.
Bolivia, Ecuador y Venezuela deben tener toda la solidaridad y el apoyo del pueblo argentino.

3. Discurso: muchas cifras… truchas
Para la presidenta Cristina Fernández, que recitó memoriosamente su primer discurso ante la Asamblea Legislativa, los problemas concretos y cotidianos que acosan al pueblo argentino no existen. Cree que basta con recitar las fantasiosas cifras del Indec, y otras semejantes, para tapar la realidad.
La carestía, que castiga con fiereza al pueblo, no existió en su discurso. Al fantasear sobre la inflación, ocultando que es más del triple de la reconocida oficialmente, las cifras con las que inundó su discurso son truchas.
Como la línea de pobreza, y la de indigencia, se basan en el costo de la canasta familiar, al falsear el aumento de esa canasta, Cristina Kirchner oculta lo que se siente en los barrios: aumentaron el hambre y la pobreza. Con los “dibujos” del IndeK le será fácil a Cristina Fernández llegar a “un dígito de pobreza”. ¿Se preguntó la presidenta cómo se alimenta la familia de un desocupado con $ 150 mensuales? ¿Por qué no hace la prueba de alimentar a su familia con $ 5 por día?
Además, muchas cifras del crecimiento de la economía se miden por los precios del mercado restándole la inflación. Pero lo que el IndeK resta es menos de un tercio de la inflación real, por lo que el crecimiento real de la economía es mucho menor de las cifras que recitó la presidenta. Economistas serios consideran el IndeK suma por lo menos un 2 %  como “crecimiento” que corresponde a la inflación.
Por eso, los que verdaderamente luchan contra la pobreza son los trabajadores que luchan, o se preparan para hacerlo en las paritarias, por aumentos de salario de acuerdo a la canasta familiar, contra el trabajo en negro y la superexplotación en las fábricas, contra los despidos. Son los desocupados, como los de la CCC, que salen nuevamente a la calle por sus reclamos. Son los jubilados que luchan por el 82% móvil contra un gobierno que ni siquiera cumple con el fallo de la corte que estableció la movilidad de los haberes previsionales.
Luchan contra la pobreza los pueblos y naciones originarias y los campesinos que reclaman tierra, palabra prohibida en el discurso presidencial.
“En enero murieron 10 chicos por consumir paco en mi barrio. Algunos se ahorcaron, otros se pegaron un balazo y otros se pasaron de la dosis”, dijo Teresa Zamora, una mujer del barrio Villa Urquiza, del conurbano de Córdoba (La Nación, 3/3). ¡Diez chicos, en un mes, en un barrio! ¡A cuántos jóvenes mata el paco por año! No hubo respuestas a este drama en el discurso presidencial.
Cristina Fernández habló de la educación. Asambleas de docentes como la realizada en Salta, que aprobó el paro, criticaron “el discurso antidocente de la presidenta”. Cómo puede decir que es “prioritaria” en su gobierno la educación, cuando el salario mínimo de un docente, acordado unilateralmente por la dirección celeste de Ctera, a espaldas de la inmensa mayoría de los docentes, cubre el 40% de lo que necesita un maestro para sostener su familia, y mucho menos en varias provincias. Cientos de colegios que se caen a pedazos. ¿Comería Cristina Fernández con lo que reciben los comedores escolares de algunas provincias por niño, para el almuerzo que en muchísimos casos es la única comida diaria de ese niño? ¿Qué hay de “prioritario” en el presupuesto de las 38 universidades nacionales, que es casi el mismo del que en México recibe una universidad, la UNAM?
¿Por qué no se atiende la presidenta en los hospitales en los que para una operación urgente hay que esperar turnos de medio año, o no hay camas disponibles para internaciones?
La verdadera prioridad de la educación es la que pelean los docentes de las 7 provincias que arrancan con paros, o la de los que se movilizaron el jueves pasado, convocados por la Lista Lila, rechazando el acuerdo negociado por el gobierno con la dirección de Ctera. Y la prioridad de la salud, es la que está movilizando a trabajadores de la salud, en numerosas provincias y localidades.

4. Energía, Malvinas y la impunidad
Según el discurso de la presidenta, la crisis energética es solo un futuro “contagio” de una situación “mundial y regional”.
La presidenta debería haber sincerado lo que le dijo Lula en la reunión que tuvieron, junto con Evo Morales: “Brasil no resignará ni una gota de gas”, que existe un contrato entre Petrobras y los industriales brasileños que establece que la prioridad la tiene la poderosa industria de San Pablo. Lo que “le sobre” a Bolivia (que no son más de 2 o 3 millones de metros cúbicos) vendrán a la Argentina, que necesitaría ahora 7 millones de metros cúbicos, y en el invierno muchísimo más. Que el presidente de Petrobras, Sergio Gabrieli, dijo que no darán “ni una molécula de gas” en Brasil para cederle a la Argentina.
La presidente debería tener en cuenta que, una de las claves de la integridad territorial de Bolivia es que Brasil se oponga al separatismo de la oligarquía de Santa Cruz. Mientras Bolivia cumpla su compromiso de que el gas que produce es, en lo fundamental, para la industria de San Pablo, la oligarquía santacruceña tendrá, sobre sus espaldas, el peso del ejército de Brasil. De donde se comprende, por “razones de Estado”, el silencio de Evo frente a la “patoteada” de Lula.
Muy grave es el silencio del discurso sobre la ofensiva de Inglaterra, con el aval de la Unión Europea y la OTAN, para extender su soberanía en el Atlántico Sur y la Antártida sobre tres millones de kilómetros cuadrados. No vale en esto la excusa del “desconocimiento”, como en el papelón presidencial con el dictador de Guinea. Nadie va a creer que la presidenta cayó en el “jueguito” de la taimada diplomacia británica, de silenciar la pérdida territorial (que incluye las mayores reservas de petróleo, gas, minerales, pesca y agua dulce), a cambio de un viaje humanitario que el gobierno inglés se vería obligado a autorizar si se lo denunciara en todos los foros internacionales.
Cristina Fernández “descubrió” que el aparato policial garantiza “zonas liberadas”, y que eso viene de la dictadura. Pero ella es la presidenta, es la que tiene que garantizar que eso no exista. ¡Por qué no lo piensa cada vez que manda a reprimir una movilización popular! ¡O cuando colabora con Macri, ese nefasto personaje que odia a los pobres, prestándole la policía para que los desaloje! Además, es el gobierno el que se opuso y se opone a dictar una ley que acabe con la impunidad de los genocidas de la dictadura, reemplazándola por juicios a cuentagotas, sobre los que operan los fascistas, secuestrando a testigos como Julio López o asesinando a quienes podrían llegar a hablar de su participación en ese genocidio. Por eso la lucha democrática está en manos del pueblo, que ya ha sido convocado nuevamente por Memoria, Verdad y Justicia, para un masivo 24 de marzo.
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, las movilizaciones y actos convocados expresarán sus reclamos contra la doble opresión, agravada por la política del gobierno de kirchnerista.