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12 de diciembre de 2019

Otto Vargas

La nación argentina

Extractado del capítulo primero del libro Conferencias. Aportes al estudio de “El marxismo y la revolución argentina” del camarada Otto Vargas, secretario general del PCR fallecido el 14 de febrero de este año (en Cuadernos… 196 y 197).

En el libro se habla de la nación argentina, del tango, del lunfardo. Algunos dirán: mirá las cosas en que se mete. Pero nosotros necesitamos estudiar qué es la nación para los marxistas. ¿Y qué es la nación para los marxistas–leninistas? ¿Qué es la nación? ¿Existe una nación argentina? Porque todos los que confrontan con nosotros –y hoy día son hegemónicos en las aulas universitarias–, todos ésos dicen que la nación argentina es una creación estatal. Como dice José Carlos Chiaramonte, una construcción estatal que “tiene como objetivo el bien común y la prosperidad” (sic). El se basa en su gran maestro, que es “Pancho” Aricó, quien a su vez toma lo de Otto Bauer: “La nación es una comunidad de carácter y de destino”. Es necesario polemizar con Chiaramonte. Porque mal podemos luchar en la defensa de una nación argentina frente al imperialismo, si en realidad no existe la nación argentina.

Y esas polémicas que se daban de determinada manera en la década del ‘20, hoy, en la época de la “globalización”, se dan desde otro ángulo, pero está planteado el mismo debate. Y en este tema vamos a tener que recurrir a ese hombre tan vilipendiado, que es José Stalin. Al conocer su obra El marxismo y el problema nacional dijo Lenin: “Ese joven georgiano que ha escrito un trabajo tan interesante sobre el problema nacional…” y después incluso fue nombrado responsable en el tema de las nacionalidades. No hay otro camino (…).

Yo puedo leer la definición de nación que da Stalin: “Nación es una comunidad estable, históricamente formada, de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología, manifestada ésta en la comunidad de cultura. Basta con que falte aunque sólo sea uno de estos signos distintivos para que la nación deje de ser nación. Es la suma de esos rasgos distintivos”.

“Comunidad estable”, no de raza o de tribu. Porque, por ejemplo, existe la nación francesa y en ella hay franceses de origen galo, bretones, germanos. Lo mismo en la nación italiana. Por eso tiene que ser estable, no accidental. El idioma, es clave. Decía Stalin que ni Rusia ni Austria –de la época del zarismo y del imperio austro-húngaro– eran naciones, porque no tenían un idioma, porque en ese momento dentro de Rusia estaban Polonia, Finlandia, las naciones del Cáucaso. El idioma es clave. Por eso se da importancia en el libro al tema del idioma, incluso del lunfardo, y al tema del tango, que tiene que ver también con esto.

“En un mismo territorio”, porque ingleses y norteamericanos tienen un idioma común, y sin embargo son dos naciones, ¿no es cierto?, porque no están en un mismo territorio. “Comunidad de vida económica”, por eso en el feudalismo no es posible en general la existencia de la nación. Aquí viene un tema en la historia argentina muy discutido, porque cuando los caudillos levantaron las aduanas interiores y separaron a las diferentes provincias, esta cuestión de comunidad de vida económica era muy difícil de precisar. Sin embargo se podría decir que en lo que hoy es el territorio de la nación argentina –menos la Patagonia, desde ya, que estaba en manos de los tehuelches y de los mapuches– se mantuvo esa comunidad económica. Por eso Lallemant, el primer marxista argentino, considera que Rosas es el organizador de la nación argentina; porque aparte con Rosas se llamó nación argentina; antes tuvo distintos nombres, inicialmente se hablaba de americanos, a eso se refiere José Chiaramonte. Y fisonomía espiritual, la psicología, que se refleja en la cultura nacional. Porque la psicología, dice Stalin (acá hay varios psicólogos que podrán discutir con Stalin), o el carácter nacional, son inasequibles para el simple observador.

¿Qué es la psicología de los argentinos? Sería entrar en una divagación absurda; pero sin embargo, esa psicología sí es aprehensible expresada en la cultura nacional, la que desde ya cambia históricamente. Yo digo en el libro que cuando se forma el Partido Comunista ya éramos nación, hacía mucho tiempo que todos esos elementos estaban, con notable particularidad a partir de 1870, 1880. Porque ahí termina el proceso de organización nacional.

En ese proceso hubo distintos centros además de Buenos Aires: Montevideo en la Banda Oriental, Entre Ríos, que disputa con Buenos Aires hasta el final, hasta que claudica la oligarquía de los terratenientes entrerrianos frente a los terratenientes bonaerenses, después de Pavón. Y se subordinan, a partir de su vinculación con las exportaciones al mercado europeo, sobre todo al mercado inglés. Y están los cordobeses; éstos oscilan, son el centro de la Argentina mediterránea. Podrían haber sido la base de una Argentina que mirase hacia el Pacífico y no hacia el Atlántico, como fue originariamente. Porque las colonias españolas no eran colonias del Atlántico, eran colonias del Pacífico. Y si bien la Argentina se estructura sobre la base de este centro, que es Buenos Aires, la salida al mar era como un embudo que tenía su centro, su boca ancha, en el Norte, vinculado al Alto Perú.

Hubo un largo proceso de constitución de la nación argentina, proceso que viene desde mucho antes del 25 de Mayo de 1810. Porque el 25 de Mayo de 1810 se produce lo que Carlos Astrada llama el acta fundacional de la nación argentina. Los argentinos ya eran una realidad nacional, forjada en un largo período de integración económica y de lucha contra el colonialismo. No eran los argentinos de hoy, por supuesto. Por ejemplo, su idioma estaba basado en lo que se llama el criollismo, en la integración de vocablos tucumanos, de Cuyo, de la zona guaranítica, pero que ya era diferente del español. Y ya era, digamos así, la argamasa sobre la cual se iba a construir el idioma nacional en el futuro (…).

Claro, cuando se habla de la nación argentina actual se habla de otra cosa, porque ese proceso se acelera después de 1870. Pero el núcleo, la matriz, estaba. ¿Por qué digo que se acelera? ¿Cuáles fueron las tres grandes campañas que permitieron a la oligarquía bonaerense hegemonizar la unidad nacional? Fueron tres grandes genocidios: el de los aborígenes del sur y del Chaco; el de la guerra del Paraguay y el aplastamiento de las rebeliones federales del interior (…).

Esos tres grandes genocidios permitieron constituir esta nación argentina actual. Pero ya había una nación y se fueron desarrollando… Por eso ese fenómeno que asombra tanto a los observadores extranjeros: aquí viene un judío, nace un hijo acá y ya en la primera generación es un argentino. Lo mismo un árabe, un ruso. Y son argentinos, ya. Son argentinos. Hablan como argentinos, son argentinos, pero porque hay una matriz que asimila al extranjero con facilidad. Y aquí vemos la importancia del tango, en relación con la formación del idioma. Porque todos los idiomas modernos, salvo el italiano, se basan en el predominio de algún dialecto. Por ejemplo, el argot parisino en Francia, un lenguaje también semejante en Londres, o en Berlín, predominan sobre otros. Eso tiene que ver con la clase que está modelando, construyendo esa nación. Porque esa nación reconoce una conjunción de elementos, pero reconoce una clase dominante, que es la que unifica (…).

Entonces yo usaría la expresión de Astrada: “La revolución del 25 de Mayo de 1810 es el acta fundacional de la nación argentina”. A partir de eso la construcción de la nación siguió un proceso complejo…, pero en definitiva triunfó, predominó uno que tuvo esa matriz bonaerense; por eso fueron modelando una determinada cultura nacional.

Hoy N° 1795 12/12/2019