Noticias

02 de octubre de 2010

Alperovich manda a la policía a reprimir y tomar los hospitales. Los trabajadores con firmeza lo hacen retroceder.

La policía no pudo con los Autoconvocados

Hoy 1293 / Trabajadores de la salud de Tucumán

La semana que pasó fue un punto de inflexión en la lucha de los autoconvocados de la salud; los trabajadores salieron unidos y fortalecidos abriendo excelentes condiciones para el triunfo.
 El lunes 9 se llevaron a cabo las medidas votadas por las asambleas hospitalarias de cuidar el acceso de los hospitales, para evitar que se repita lo que había pasado en el hospital de Aguilares, donde grupos de patotas entraron impunemente amenazando a los trabajadores que están en la lucha. La medida se cumplió en todos los hospitales y algunos CAPS (Centros de Atención Primaria de la Salud). Únicamente se atendía por la guardia los casos de urgencia y en ningún momento se dejó de atender a los pacientes internados y terapias.
Esta medida enfureció al gobernador Alperovich que ya el lunes por la noche mandó a la policía abrir las puertas de la maternidad, donde los trabajadores realizaban una vigilia. Unos 20 policías antimotines intentaron abrir las puertas. Ante la firmeza de los trabajadores que increparon a la policía y exigieron que muestre si tenía una orden judicial, se fueron, pero esta acción era el preludio de lo que iba a pasar el martes 10.
Al otro día todos los hospitales de la provincia aparecieron tomados por la policía, usando una denuncia de ATSA firmada por el traidor Ramírez, secretario de ese gremio, solicitando la intervención policial para garantizar el derecho a la libertad de trabajo. Desde el amanecer se desplegaron en los hospitales centenares de policías. En el hospital de niños se metió el grupo especial de combate, grupo cero, antimotines y la caballería abriendo las puertas del hospital.
Ante semejante despliegue los autoconvocados decidieron no entrar a trabajar hasta que se retire la policía. Este despliegue generó gran temor y angustia de los niños internados. En el Hospital Padilla se desplegaron el grupo especial antimotines, grupo Halcón, decenas de policías de uniforme y de civil. Los trabajadores hicieron un escudo humano y se mantuvieron frente a frente con la policía, el paro fue total ese día.
Párrafo aparte merece lo que sucedió en la maternidad donde grupos de combate de la policía apagaron las luces como en los tiempos de la dictadura, ingresaron violentamente con escudos y palos desalojando a los trabajadores que realizaban una vigilia golpeando a tres enfermeras y a los médicos de guardias que se encontraban en ese momento, se apoderaron del hospital abriendo las puertas. Cuando el resto de los trabajadores se enteraron de lo sucedido se empezaron a concentrar en las puertas del hospital repudiando a la policía. Se vivieron horas muy tensas.
Cuando la noticia de la represión se difundió se acercaron distintas organizaciones a llevar la solidaridad. Se hizo presente el abogado “Chino” Robles de la UCR exigiendo saber quién había dado la orden de ingreso a la policía, pero en la Fiscalía no había ninguna orden. También mereció un gran repudio la actitud de la directora del hospital que en vez de defender a sus colegas, pedía por los medios de comunicación más policía para garantizar su seguridad.
A media mañana seguían llegando efectivos antimotines y la caballería; los trabajadores enardecidos armaron un cordón humano cantando que se retire a la policía. Se hicieron presentes delegados de otros hospitales, el senador electo Cano de la UCR, y también concurrió la comisión directiva de la Federación Agraria llevando la solidaridad a los trabajadores.
Estos realizaron una asamblea que resolvió resistir y seguir adelante con la medida tomada por las asambleas hospitalarias. Los trabajadores a pesar del impresionante despliegue policial no se amedrentaron y se mantuvieron firmes con una gran unidad entre ellos, la sociedad comenzó a repudiar en los medios la toma de los hospitales por la fuerza policial.
Hacia el mediodía el gobernador, en conferencia de prensa, reconocía públicamente que no había ninguna orden judicial y que él dio la orden directa a la policía “para garantizar la atención de los más humildes”, que según él eran rehenes de los trabajadores. Se realizaron asambleas en todos los hospitales y se decidió mantener las medidas votadas hasta el viernes 13 y reventar la plaza con la marcha de antorchas convocada para ese día. Además decidieron que no se hablaba con el gobierno hasta que no retire la policía de los hospitales.
El 11 la policía continuaba en los hospitales, pero fue unánime el repudio y se le transformó en un búmeran que mostró un gobierno autoritario y antidemocrático. Ni siquiera con la última dictadura se realizó un despliegue represivo tan grande en los hospitales.
El jueves 12 el gobierno, ante la masiva repulsa del pueblo tucumano retiró la policía en forma incondicional. La medida generó una explosión de alegría de los trabajadores en los hospitales donde se abrazaban, gritaban, y lloraban festejando.
El gobierno sufrió una derrota política increíble generando un desgaste muy grande. El jueves por la tarde en declaraciones públicas y con el afán de desactivar la marcha de antorchas propuso mejorar la oferta salarial de los 20 pesos a la base de cálculo que ofrecía en un primer momento, pero no hay nada concreto hasta ahora.
El viernes 13 se realizó la marcha de antorchas con el lema “por la dignidad y en defensa de la democracia”. Asistieron más de 20 mil personas, familias enteras, partidos políticos, organizaciones sociales, entre ellas la CCC, Sindicato Municipal de Aguilares, Feput, colegios de profesionales, estudiantes, APDH, Adiunt (Docentes Universitarios), Federación Agraria, UCR, Proyecto Sur, MST, PCR, Coalición Cívica, COBA, entre muchos otros.
En el acto se repudiaron las medidas del gobierno y luego se marchó por el centro tucumano recibiendo el apoyo de cientos de vecinos desde los balcones haciendo sonar cacerolas, o apagando las luces de sus casas mostrando velas en apoyo a la marcha de las antorchas. Por las calles la gente realizaba cordones para aplaudir la marcha, y los automovlistas hacían sonar bocinas.
La jornada fue un golpe devastador a la prepotencia y el autoritarismo del gobierno, fortaleciendo al movimiento autoconvocado en una amplia unidad multisectorial, generando condiciones extraordinarias para el triunfo de la lucha, aislando al gobierno en sus medidas represivas. Esto sacó a la luz las grandes reservas democráticas del pueblo tucumano.
 Al cierre de esta edición se realizaban asambleas en todos los hospitales para profundizar la lucha y esperando escuchar cuál es la nueva propuesta que ofrece el gobierno.

Corresponsal