La política del gobierno kirchnerista descarga la crisis sobre las espaldas de los sectores populares de la ciudad y el campo con los tarifazos (a favor de los monopolios y, de paso, aumentando sus impuestos) y manteniendo en niveles astronómicos impuestos regresivos como el IVA y las retenciones a las exportaciones agropecuarias.
La política kirchnerista ha sido y es contraria a los intereses de los trabajadores y la Nación. Cuando el país tenía viento a favor, a los fondos que obtenía de su saqueo impositivo al pueblo, en lugar de destinarlos a combatir la pobreza y mejorar la salud y la educación, los destinaba a subsidios a los monopolios y a pagar la deuda pública. Ahora frente a la crisis, cuando lo que correspondería es rebajar los impuestos para que la gente pueda comer y el campo producir, no solo que mantiene esos impuestos con que se castiga al consumo popular y la producción agropecuaria, sino que aumenta las tarifas y los impuestos que las acompañan, ampliando el espectro de sectores populares y productivos afectados.
La política kirchnerista de mantener “la caja” y seguir pagando la usura de la deuda pública, cuando todo el mundo hace lo contrario rebajando impuestos y suspendiendo pagos, no hace sino agravar los efectos de la crisis. Lo mismo sucede con las tasas de interés que mientras en otros países son disminuidas para estimular el consumo y la producción, aquí se deja que sus amigos banqueros y financistas las aumenten a costa de los consumidores y productores acogotados por el endeudamiento. Los anuncios con gran pompa de algunos préstamos a baja tasa de interés, a costa de los fondos de los jubilados, no alteran este panorama de usura en las tarjetas de crédito, refinanciaciones y descubiertos en cuentas corrientes.
Entretanto la inflación (y el aumento del IVA que la acompaña proporcionalmente) ha devorado y continúa devorando los salarios, jubilaciones y planes sociales restringiendo aun más el consumo popular. Con el Indec intervenido, ya no hay cifras oficiales que muestren el deterioro de los ingresos de esos sectores y el aumento de la pobreza y la indigencia. Pero es obvio que con el escaso 11,69% a los jubilados y algo semejante en los salarios, no se va a recomponer su poder de compra que por los menos ha perdido solo en el año pasado un 30%, por lo que también se profundizan los efectos de la crisis sobre el consumo por este lado.
02 de octubre de 2010