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23 de julio de 2014

Para avanzar en la igualdad de derechos y oportunidades es preciso avanzar en la participación de las mujeres en todas las ramas y etapas de la producción y tener protagonismo en los ámbitos sociales, gremiales y políticos en igualdad de condiciones.

La política kirchnerista castiga a las mujeres

MILES EN ARGENTINA RECLAMAN SU DERECHO AL TRABAJO GENUINO

Uno de los principales problemas de la mujer argentina es la falta de empleo, y las que lo tienen, trabajan en malas condiciones.

Uno de los principales problemas de la mujer argentina es la falta de empleo, y las que lo tienen, trabajan en malas condiciones.
Los índices laborales revelan que las mujeres ocupamos mayormente los rubros de servicios, en negro, con menor paga, discriminación, maltrato; ha crecido la desocupación. Muchas jóvenes, con capacitaciones varias e incluso título de licenciadas, sólo consiguen changas para limpieza, cuidando de niños, atención de kiosco, etc. En los barrios abundan ventas de cacerolas, cosmética, maicenitas, etc. porque la carestía incesante impide llegar a fin de mes y los ajustes en Salud Pública, Educación y otros servicios, nos imponen mayor sacrificio, más aún en zonas alejadas del radio céntrico donde se cocina con leña, falta agua potable, no hay baños dentro de la vivienda. Así viven miles en la Argentina viéndose más perjudicadas las mujeres. 
En las últimas décadas, las mujeres argentinas hemos avanzado en comprender que tener independencia económica es fundamental para avanzar en todos los otros derechos. Mujeres de todos los sectores y edades anhelan trabajo genuino para sostenerse, tener obra social, poder jubilarse en el futuro y tomar sus decisiones. La mayoría opina que no dejarían su empleo, aunque pudiera sostenerla su pareja, a pesar del esfuerzo que les significa volver a casa a ocuparse de tareas del hogar. Desocupadas nos dicen “no quiero plan, quiero trabajo en empresa, de portera, lo que sea pero en blanco”; y al no conseguir, se ven obligadas a gestionar y marchar por planes y apoyos sociales. 
El gobierno “progresista” de los Kirchner y los gobiernos provinciales, Gioja en San Juan, no han resuelto trabajo para todos y todas. Han beneficio a grandes empresas nacionales y extranjeras que no sólo se llevan afuera las ganancias con las que se podrían generar fuentes de trabajo y mejorar los servicios públicos, sino que les permiten todo tipo de injusticias laborales.
En organización, participación y conciencia las argentinas somos las más avanzadas en América; pero contradictoriamente nuestro país está entre los que no cumple con derechos de género ya adquiridos. 
El gobierno de Cristina sólo declama sobre derechos de la mujer pero no los cumple, habla de equidad de género, de derechos humanos pero reparten una variedad de planes que mantienen a las mujeres en el hogar, en tareas domésticas, dependientes y sin posibilidad de progresar; esto con préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo y Banco Mundial, que hay que devolver. Miles de mujeres solas cabeza de familia, con ese ingreso no viven; y en muchos casos le impide decidir separarse por violencia o lo que sea. Tampoco destinan presupuestos para cumplir las leyes sobre salud o violencia. 
Y muchas mujeres temen perder este escaso ingreso. Porque el gobierno asusta con eso y porque vivieron o saben cómo se vivió en épocas de Alfonsín, Menem, de la Rua, (que reaparecen con “nuevos” candidatos y viejas propuestas: que entren capitales). Entonces para sobrevivir realizábamos talleres de costura, comedores, trueques, banco de pobres entre otras prácticas, y con la lucha, se conquistaron los famosos planes que por culpa de la política K no podemos superar.
Hace falta otra política. Tenemos un programa que incluye derechos de las mujeres. Te invitamos a sumarte al PTP-PCR para seguir luchando por: Trabajo genuino con Jornadas de 8 horas. Igual salario por igual trabajo. Jardines maternales en los lugares de trabajo y barrios. Cupos laborales femeninos por empresa. Secretarías de género en los gremios. Tratamiento de derechos específicos de género en las mesas paritarias. Entre otras medidas.