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22 de enero de 2020

Desnutrición de las madres y niños en Salta

La política latifundista abandona a los originarios

Tras años de abandono estatal, Salta vuelve a ser portada de noticias ante el genocidio de cuatro niños wichís muertos por desnutrición.

La provincia de Salta es una de las más pobres del país. Datos del Indec arrojan que el 41,8% de los salteños se encuentra en situación de pobreza. Además, la miseria que acorrala a los habitantes a diario, se suma la tristeza e impotencia por la muerte de cuatro niños wichís a causa de desnutrición y deshidratación durante los últimos 16 días.

Frente a la situación que lo expuso a nivel nacional, el recientemente electo gobernador Gustavo Sáenz solicitó la colaboración del ejecutivo nacional, lo que dio lugar a la visita del ministro de Desarrollo Social de la Nación Daniel Arroyo el 12 de enero. Fue así que “se acordó la entrega de 65.000 tarjetas alimentarías, que sin embargo no podrán ser utilizadas por los pueblos originarios por la falta de infraestructura. Ese fue el motivo por el cual se firmó después un convenio para el otorgamiento de 40.000 módulos alimentarios durante cuatro meses. Cada módulo tiene un valor de $2.030” (Fuente: La Nación).

En una táctica desesperada por mitigar el problema, el gobierno provincial acordó un trabajo en conjunto con los ministerios de Desarrollo Social y Defensa, debido a que las grandes distancias como el riesgo de inundación requieren que, para lograr una asistencia óptima a las comunidades involucradas, se cuente con la colaboración del Ejército.

Sobre la situación que atraviesa la provincia de Salta, Oscar Monzón, secretario provincial del PCR y miembro de su Comité Central comenta que “lo que ésta ocurriendo no es algo nuevo, es producto de un abandono que lleva años, porque si bien la desnutrición es un factor importante, el problema general es la dependencia y el latifundio que afectan a Salta. Eso lleva a que la zona del chaco salteño y Rivadavia Banda Norte y Sur sufran de una pobreza estructural profunda. Los originarios viven en la miseria misma, ya que el gobierno los tiene tirados, sin garantizarles el acceso a los servicios básicos ni al derecho a producir, ni hablar de las comunidades nómades que se ven despojadas de la posibilidad de la caza y la pesca ante el aumento de terrenos cercados con fines comerciales.

“Sáenz se lava las manos diciendo que le entregaron una provincia devastada, pero lo que no dice es que él formo parte de los gobiernos provinciales anteriores que permitieron que la situación se agudice de esta forma. Ahora están rezando para que no se desborde el río Pilcomayo, porque eso empeoraría todo. Si bien la actitud del ministro nacional Arroyo fue correcta, para resolver el problema en profundidad y evitar las muertes de más chicos, es necesario terminar con la política que abandona a los originarios y a todos los salteños, acabando con el latifundio y la dependencia que tanto daño le hacen a nuestra provincia”.

Hoy N° 1799 22/01/2020