Inglaterra manejó a su gusto la política de los jóvenes Estados hispanoamericanos y los inundó con sus mercaderías. A fines de 1824 la City inglesa fue conmovida por la mayor fiebre especulativa que había conocido Inglaterra. Se pensaba que la fabulosa riqueza de oro y plata del Nuevo Continente se abría para ella. El centro eran las acciones de compañías que operaban en Buenos Aires. Fue llamado el primer “boom” de la historia económica británica. A fines de 1825 la burbuja especulativa estalló.
02 de octubre de 2010