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25 de julio de 2012


La primera federación obrera

Hoy 1429 / Crónicas proletarias

“El 29 de junio [de 1890] se constituye la Federación Obrera de la República Argentina”, cuenta uno de sus dirigentes, Augusto Kuhn. Dos meses después de realizar el acto por el 1º de Mayo en Buenos Aires, Rosario y otros lugares, se cumplía otro de los objetivos del Comité Internacional Obrero conformado por obreros de distintos gremios, con amplio predominio de los socialistas. La también denominada Federación Obrera Argentina, tuvo la adhesión de trabajadores de las sociedades de carpinteros, zapateros, cigarreros de hoja, tipógrafos alemanes, panaderos, albañiles, mayorales y cocheros, y tuvo una sección varia, además de seccionales en el interior: Chascomús, Mendoza, Rosario y Santa Fe. La Federación comenzó a funcionar a fines de 1890, debido al estado de sitio decretado a raíz del levantamiento conocido como la “Revolución del Parque”. El Obrero, primer periódico marxista de la Argentina, a partir de su número 7 fue oficialmente órgano de la Federación. Presentó varios petitorios al Congreso y al Municipio de Buenos Aires.


Este primer intento de unidad de organizaciones obreras tuvo corta vida, y llevaba en sí una dualidad que era común en esos años: era una mezcla de organización sindical y agrupación política. Este debate llevaría a su disolución, y a que desde la llamada Sección Varia surgiera, en 1892, la Agrupación Socialista Buenos Aires, base del Partido Socialista.


El debate principal de los integrantes de esta Federación era con los anarquistas, entre los que predominaba por aquellos años una corriente antiorganizadora, y que ante la debilidad de la FOA la llamaron “federación imaginaria”.


En el periódico de los socialistas alemanes Vorwarts se dio una polémica sobre la utilidad de esta Federación. Mientras un articulista hacía hincapié en que “no puede pensarse que los trabajadores de la Argentina, tan heterogéneos, totalmente carentes de formación, totalmente diversos no sólo en cuanto al lenguaje, sino también en cuanto al modo de vida y la cultura, puedan hacer causa común”, y afirmaba que hacer la FOA era como hacer el techo antes que el edificio (Vorwarts, nº242, 22/08/1891). Otra nota, aparecida en el nº252, del 31/10/1891, le contestaba diciendo que esa era la opinión de los anarquistas que conciben, por su idea de autonomía individual, un “federalismo de configuración centrípeta”. Luego de mencionar que este “federalismo” mantiene las concepciones doctrinarias de Lasalle, afirma: “No compartimos esta interpretación pesimista por parte de aquel que contempla críticamente la lucha desde afuera… somos optimistas incorregibles”.