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18 de septiembre de 2016

La prostitución no es trabajo

 

 

No es lo mismo vender la fuerza de trabajo que mercantilizar el propio cuerpo. Las mujeres no “se prostituyen”, son prostituidas. Quienes ven la prostitución como un trabajo libremente elegido, un contrato “entre iguales” (donde el cuerpo de la mujer es la mercancía, el objeto, y el cliente es el que tiene el dinero para pagar el precio) impulsan la sindicalización de las “trabajadoras sexuales”. Distinguen entre prostitución “libre” y “forzada”, pero las situaciones de prostitución no se dan nunca en libertad. Las mujeres son compelidas por necesidades económicas, por presiones y violencias de todo tipo y por mensajes culturales sobre las “necesidades” de los varones y las ideas de que “una mujer siempre tiene algo para vender.”

Todo esto favorece la trata y legaliza las ofertas de “trabajo” en whiskerías, saunas, etc. y, de paso, crea la ficción de bajar el número de desocupados.